La AIE pide más inversión en redes para evitar apagones pero alerta de un cuello de botella en la cadena de suministro
Un mes después del apagón eléctrico que paralizó España y Portugal y a falta de conocer las causas que lo provocaron, la Agencia Internacional de la Energía subraya la importancia de invertir en redes eléctricas para evitar apagones y alerta de un cuello de botella en la cadena de suministro que amenaza su despliegue.
En una nueva edición de su informe anual sobre inversión (IEA’s World Energy Investment), el brazo energético de la OCDE recuerda el incidente de la Península Ibérica, aunque sin ahondar más en él, para afirmar que tener una red eléctrica “moderna y resiliente” es fundamental para tener un suministro eléctrico seguro. “La seguridad eléctrica es una prioridad para los responsables políticos tras el apagón en la Península Ibérica en abril de 2025. (…) Una red moderna y resiliente es vital para un suministro eléctrico seguro”, afirma.
La agencia sostiene que para mantener esa seguridad se requiere que la inversión en redes aumente «hasta alcanzar la paridad con el gasto en generación”, teniendo en cuenta que a lo primero se destinan anualmente unos 400.000 millones de dólares (unos 350.000 millones de euros) y en lo segundo alrededor de un millón de millones (unos 875.000 millones de euros). Sin embargo, reconoce, «los largos trámites de permisos, las estrictas cadenas de suministro de transformadores y cables y, especialmente en las economías en desarrollo, la precaria situación financiera de muchas empresas de servicios públicos» suponen un «freno» a ese despliegue.
Esto se traduce en que en 2024 había aproximadamente 1.650 gigavatios (GW) de energía solar y eólica pendientes de conectarse en todo el mundo debido a la inversión en redes y a los retrasos en la tramitación de permisos, lo que equivale a seis veces la capacidad de generación de Alemania.
Es precisamente la «creciente demanda mundial de capacidad de transmisión» y «los planes simultáneos y de aumento repentino de proyectos de alta tensión» lo que provoca esa «sobrecarga de las cadenas de suministro de cables, transformadores y materiales clave». Y, por ello, la AIE plantea, como posible solución, dar una «mayor visibilidad» a los fabricantes sobre la cartera de proyectos y la demanda futura para justificar, así, nuevas inversiones en capacidad.
El doble de caros
Según una encuesta realizada por el organismo con sede en París, los precios y los plazos de entrega de los componentes clave de la red eléctrica casi se han duplicado en los últimos cinco años. En concreto, los cables tienen un retraso de entre dos y tres años desde su compra hasta su recepción, los transformadores de gran potencia hasta cuatro años y componentes especializados como los sistemas de corriente continua superan ya los cinco años.
Además, el coste de los cables se ha duplicado desde 2018 y el de los transformadores de potencia ha aumentado un 7,5% “impulsado por el aumento de la demanda y los costes de los materiales de cobre, aluminio y acero eléctrico”. “Los fabricantes están ampliando su capacidad como respuesta al aumento de la demanda, pero la incertidumbre sobre la demanda futura y la escasez de mano de obra cualificada plantean desafíos”, añade la AIE.
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