“La dama del alba” enseña español en Utah y a los alumnos “les fascina”
“En un lugar de las Asturias de España. Sin tiempo”. La acotación escénica con la que arranca “La dama del alba” da unas cuantas pistas sobre lo que viene a continuación, una obra teatral inequívocamente asturiana por el ambiente y absolutamente universal e intemporal en su temática. También es “muy entrañable por la forma en que está escrita y su retrato de Asturias y sus costumbres…” Dentro del texto de Alejandro Casona están todos los motivos que han llevado a Nieves Knapp, filóloga y profesora gijonesa, a usarlo como herramienta para enseñar español a sus universitarios estadounidenses. En las aulas de la Universidad Brigham Young, en en Provo (Utah), los alumnos norteamericanos del siglo XXI aprenden leyendo, “fascinados”, lo que el dramaturgo cangués escribió en los años cuarenta del siglo pasado sobre la muerte y la vida, sobre el suicidio, el amor y la inocencia en un espacio sin tiempo, la casa de labranza de los Narcés que el autor quiso situar en Besullo, su pueblo en el concejo de Cangas del Narcea.
Nieves Knapp, gijonesa residente en Utah desde hace casi treinta años, se alegró mucho cuando supo, al llegar a la universidad en 1997, que “un profesor de literatura española estudiaba la obra de Casona”. “Muy contenta”, tirando del hilo invisible que la reconectaba con su tierra, decidió prolongar ese camino desarrollando “más herramientas pedagógicas para facilitar su estudio a nuestros alumnos”. Condensó la guía didáctica en una web que ya se usa en otros centros –https://damadelalba.byu.edu/– y ahora es la coordinadora del curso de español en el que se lee a Casona.
Cada cuatrimestre “entrena” a los profesores, alumnos de postgrado del programa de máster de Brigham Young, y los enseña a enseñar usando el español riquísimo del autor de Besullo, sumergiendo a los estudiantes en el universo mágico intemporal de la Asturias de Casona. Los alumnos leen “La dama del alba”, aprenden a entender las canciones tradicionales que se cantan en la obra –“El Trébole”, “Señor San Juan”, “El romance del conde Olinos”– y al final de curso ven juntos la adaptación que se hizo del drama en Televisión Española.
Ellos ya llevan dos años y medio aprendiendo español, pero para llegar hasta la fascinación tienen que superar, es cierto, un primer impacto complicado. Lingüístico y cultural. “Al principio, se asustan mucho ante un texto complejo y muy rico, con un vocabulario difícil para ellos”, asume la profesora gijonesa. Pero pasado el sobresalto inicial con el apoyo de las “guías de lectura, las notas en el texto y los glosarios del vocabulario de la vida agrícola asturiana” que prepara el equipo docente, “disfrutan mucho. Algunos no pueden dejar de leer y ‘se zampan’ el libro de una sentada, lo cual es el sueño del profesor y el cumplimiento ideal del objetivo pedagógico del curso. Les fascina el argumento y el modo magistral en el que Casona retrata las vivencias de los Narcés en esa Asturias ‘sin tiempo’”, afirma Knapp.
Para llegar hasta aquí hubo que salvar, eso sí, ciertas prevenciones, habida cuenta de que esta obra en la que la dama protagonista es la muerte “retrata el suicidio como algo positivo. Esto ha sido más problemático y en los últimos años”, afirma la profesora, “muchos institutos en los que se leía la obra y usaban nuestra web han dejado de hacerlo por su reticencia a tratar este tema. Desgraciadamente, una de las primeras causas de muerte entre los adolescentes de Estados Unidos es el suicidio. Yo también pensé en cambiarla por otra obra menos controvertida, pero al hablar con los servicios de asesoramiento y psicología de la universidad, ellos me aconsejaron lo contrario: es decir, hablar del tema e informar a los estudiantes de los recursos que existen para ayudar a quienes se encuentren ante este problema”.
Ha querido el destino que ella sea una emigrante que enseña con la obra de un emigrante, una pieza escrita durante el exilio de Casona en Argentina y estrenada en el Teatro Avenida de Buenos Aires en 1944. Nieves Knapp, de soltera Pérez, llegó hasta Provo, ochenta kilómetros al sur de Salt Lake City –capital del estado–, después de graduarse en Magisterio y Filología Hispánica en la Universidad de Oviedo y de conocer a su marido, natural de Utah, cuando la atracción por la enseñanza del español en el extranjero la condujo a un máster en Estados Unidos. Primero fue él quien emigró a Asturias, después de la boda y mientras ella se doctoraba en Oviedo, “pero las oportunidades laborales eran mejores para nosotros en este lado del charco”, cuenta, “y no se puede despreciar un puesto en una universidad americana de gran renombre”.
Con más de 35.000 estudiantes procedentes de 105 países y de casi todos los estados del país, Brigham Young es una de las mayores universidades privadas de Estados Unidos. La patrocina la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la de los mormones, y ha adquirido renombre en la enseñanza de idiomas. El interés por los misioneros mormones por perfeccionar el dominio de las lenguas que han aprendido en sus experiencias por el mundo ha ido construyendo una universidad que imparte clases “en más de 84 idiomas diferentes y tiene más de 204 programas de estudios con convenios en instituciones de 61 países”, explica Knapp, cuya experiencia con unos alumnos “respetuosos, serviciales e interesados en aprender” y con unos colegas “maravillosos” le hace decir, “de verdad”, que “me encanta mi trabajo. No me quiero jubilar nunca”.
[–>
No tuvo una vocación emigrante que pueda definir como tal ni sufre demasiado por la distancia. “Aunque eche de menos a la familia y algunas costumbres, la vida aquí es muy buena”, señala. “Ser emigrante es duro, pero no me puedo quejar de las oportunidades y bendiciones que la vida me ha dado”. Tampoco descartaría la oportunidad de transmitir lo vivido y tender “puentes de hermanamiento” entre la Asturias de dentro y las de fuera: “Los que llevamos más tiempo en el exterior podríamos ser mentores de otros que estén viviendo lo que nosotros ya hemos pasado. Podemos fortalecer nuestra tierra con las experiencias y lo que hemos aprendido de vivir en lugares tan diversos”.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí