La épica de jugar fuera de casa

«La verdad, me ha sabido mal: he pensado que habría aplausos… pero no». Un veterano directivo expresaba así su decepción ante la acogida que tuvo el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la segunda jornada de la reunión anual del Cercle d’Economia.
El político gallego tiró de clásicos y pidió a Sánchez menos triunfalismo económico, apuntando los malos datos de España en materia de paro o la situación de menores en riesgo de pobreza. Pero ante todo se reservaba un as en la manga, que decidió jugar durante el turno de preguntas. Feijóo anunció que si gobierna revocará la ley de vivienda aprobada por el Gobierno del PSOE, ya que, dijo, ha reducido la oferta de vivienda y no ha servido para bajar precios. Y prometió también acabar con el impuesto de patrimonio. «La presión fiscal en Catalunya es la más alta de España. He hablado con muchas familias y lo sigo con interés», afirmó. Y fue justo en ese instante cuando el esperado aplauso sobrevoló la sala de actos del Palacio de Congresos de Catalunya, repleta de destacados directivos. Pero, ay, el aplauso no fue.
«Feijóo es listo y lo hace bien, pero es consciente de que aquí, aunque no nos guste el PSOE, lo preferimos a la alternativa por razones de identidad», se resignaba desde el anonimato el citado directivo. «Me habría gustado que presentara más propuestas y se enzarzara menos con Sánchez», apuntaba a su vez un empresario.
El jefe de la oposición no era el único que jugaba fuera de casa en el recinto situado al inicio de la avenida Diagonal. Por segundo día consecutivo, Carlos Torres, presidente del BBVA, se personaba en unas jornadas donde la superioridad numérica de directivos del Banc Sabadell respecto a los del banco de origen vasco es clamorosa. Tanto fue así que un ejecutivo se acercó a Torres para felicitarle por su valentía por fajarse en «tierra hostil». El banquero madrileño, que tuvo el consuelo de ver a Núñez Feijóo criticando la consulta organizada por el gobierno central, estuvo rápido de reflejos. «No es hostil», replicó.
La tarde iba a traerle un disgusto. Compareció el ministro Cuerpo para defender la consulta popular sobre la opa y, pasadas las 17 horas, desde su equipo confirmaban que los formularios web ya estaban disponibles. Sin embargo, resulta incierto imaginar el recorrido que pueda tener. Un empresario era rotundo: «Sin el Banc Sabadell, mi empresa no existiría». La pregunta a hacerle era obvia. ¿Participará de la consulta para contarlo? La respuesta, un rotundo no formulado con una mueca de total rechazo. Los empresarios son muy suyos; hay gestos que les cuesta hacer y aplausos que no quieren dar.
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