La idea del FAPAS que mantendría libre de ataques de osos colmenares como el del presidente del PP asturiano, ubicado en Cangas del Narcea
Los ataques de oso frecuentes en los colmenares se han incrementado este inicio de otoño por la falta de comida en los montes. La escasez de lluvia de los últimos meses y las temperaturas altas está haciendo que los frutos de otoño escaseen y en los terrenos afectados por los incendios del pasado mes de agosto el alimento ha desaparecido por completo, lo que hace que la presión de la fauna salvaje en los pueblos y sus alrededores se incremente.
[–>[–>[–>El FAPAS (Fondo para la protección de los animales salvajes) además de velar por la conservación del oso, también trabaja la apicultura de montaña, estudiando con detenimiento medidas de protección de los colmenares frente a las entradas de plantígrados. A base de ensayo y error han logrado diseñar un nuevo sistema de protección que “demuestra su eficacia tras la presencia de los osos en la zona”.
[–> [–>[–>Sus colmenares se sitúan en la comarca leonesa de Omaña, que también sufre las consecuencias de los incendios forestales de verano. Allí tienen un colmenar con 80 colmenas protegido con un sistema eléctrico que genera una pequeña descarga en la cara cuando el oso intenta entrar.
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Un sistema eficaz en su ubicación, pero que saben que puede no funcionar en otros terrenos donde es más difícil su instalación por la orografía o donde los osos pueden excavar con facilidad el suelo y entrar evitando el sistema eléctrico aéreo.
[–>[–>[–>Precisamente, excavar en el suelo fue la técnica que utilizó el plantígrado que destrozó el colmenar que el líder del PP asturiano, Álvaro Queipo, tenía en una finca de Sorrodiles, en Cangas del Narcea. Según relató Queipo, para entrar, el oso tuvo que excavar “un agujero de un metro de profundidad y salvó los dos pastores que tenía puestos”.
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Para evitar estas situaciones, el FAPAS ha dado con la solución, instalar un sistema de protección de suelo con mallas, que ahuyenta a los osos en el momento que lo pisan, evitando así que se acerquen al cercado o que intenten excavar en el suelo para sortearlo.
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[–>Para probar este nuevo sistema, el FAPAS lo colocó en unas colmenas a las que rodeó con un cierre sencillo con una mínima protección eléctrica. Este otoño, en el que la presencia del oso ha sido intensa en los colmenares, comprobaron que las colmenas situadas sobre la protección de suelo, a pesar de tener un cercado precario, han permanecido intactas, mientras que otros cerramientos con un menor nivel de protección aparecieron totalmente destruidas.
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Con su experiencia, el FAPAS asegura que proteger los colmenares “no es una cuestión imposible, conocemos técnicas que con toda seguridad garantizan casi al cien por ciento que es posible evitar los daños de los osos a la apicultura”.
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