La importancia (y quizás no todos los asturianos son conscientes) de los bancos de leche materna
Está claramente demostrado que la leche materna es el alimento de elección para un recién nacido, con independencia de su edad gestacional o peso. Es el alimento biológicamente diseñado para satisfacer las necesidades nutricionales, inmunológicas y de desarrollo del recién nacido. Su composición única, rica en nutrientes, factores inmunomoduladores, enzimas, hormonas, oligosacáridos complejos y microbiota, no puede ser replicada por ninguna fórmula artificial.
[–>[–>[–>Gracias a esa composición exclusiva, la alimentación con leche materna protege al niño frente a infecciones, mejora la nutrición, el crecimiento y el desarrollo cognitivo, protege a largo plazo frente a distintas enfermedades, fomenta el vínculo madre-hijo y, además, ofrece múltiples efectos beneficiosos sobre la salud de la madre. Por todo ello, la OMS estableció en 1990: «La leche humana es el alimento de elección durante los seis primeros meses de la vida para todos los niños, incluidos los prematuros, los gemelos y los niños enfermos salvo rarísimas excepciones y se debería prolongar al menos durante todo el primer año y más allá de dicha edad si lo desean tanto la madre como el niño».
[–> [–>[–>Todos estos beneficios de la leche materna en recién nacido a término y sanos se ven potenciados en el prematuro y en el enfermo. Sin embargo, no todas las madres pueden ofrecer su propia leche de manera suficiente o segura, especialmente en contextos de prematuridad extrema o enfermedad materna grave. En esas situaciones, tenemos dos alternativas para alimentar al recién nacido prematuro o enfermo ingresado en las unidades de cuidados intensivos neonatales: la fórmula para prematuros o la leche materna donada.
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Es verdad que la leche materna donada es un producto biológico que tiene que ser sometido a diferentes procesos, como la pasteurización o la congelación, para que sea segura para su consumo. Podríamos pensar que este procesamiento conlleva pérdida de sus beneficios, pero la realidad es que diversos estudios científicos han puesto de manifiesto que la leche materna donada conserva componentes biológicos con efectos inmunomoduladores y antiinflamatorios, lo que le confiere efectos protectores contra la enfermedad, especialmente al comparar neonatos que reciben leche donada con los alimentados con fórmula artificial.
[–>[–>[–>El beneficio más ampliamente documentado es la reducción drástica de la incidencia y gravedad de la enterocolitis necrosante , una de las complicaciones más graves de la prematuridad que conlleva una gran morbimortalidad. Este efecto protector se atribuye a múltiples componentes de la leche humana: oligosacáridos, lactoferrina, inmunoglobulinas, células inmunes y factores antiinflamatorios que regulan la maduración intestinal y el establecimiento de la microbiota intestinal.
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Por otro lado, los prematuros alimentados con leche materna donada presentan menor incidencia de sepsis nosocomial, así como una mejor respuesta inmune a patógenos hospitalarios, gracias a que contiene anticuerpos específicos (IgA secretora), lactoferrina, lisozima, oligosacáridos y péptidos antimicrobianos que inhiben la adherencia bacteriana y viral en la mucosa intestinal.
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[–>También promueve una mejor tolerancia enteral y mejor absorción de nutrientes, permitiendo alcanzar la nutrición enteral completa más rápidamente y reduciendo la necesidad de nutrición parenteral prolongada y vías centrales.
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Y, a largo plazo, los prematuros alimentados con leche humana presentan mejores puntuaciones cognitivas y motoras en comparación con los alimentados con fórmula.
[–>[–>[–>Por todo esto, en 2002 la OMS establece que «en ausencia de leche de la propia madre, la leche materna donada es la mejor alternativa para alimentar a recién nacidos prematuros o enfermos». Y es en este contexto donde entran en juego los bancos de leche materna. Son unidades especializadas en las que la leche donada de forma altruista por madres se recibe, se procesa, se almacena y se distribuye según indicación médica, a niños prematuros y/o enfermos que no pueden recibirla de sus propias madres. Todo el proceso debe seguir rigurosas medidas de seguridad y calidad, además de asegurar que la donación y dispensación sean gratuitas.
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El funcionamiento de un banco de leche se realiza en base a tres procesos fundamentales: donación; procesamiento y conservación; y distribución y trazabilidad.
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Donación.
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El proceso de donación comienza con la identificación y captación de mujeres lactantes que producen un excedente de leche y desean donarla de manera voluntaria y altruista. Cualquier mujer sana con un estilo de vida saludable y que esté amamantando satisfactoriamente a su hijo puede ser donante. Se excluyen aquellas madres con enfermedades infecciosas transmisibles por la leche, como el VIH o la hepatitis B y C, o que consuman medicamentos o sustancias que puedan afectar la calidad de la leche. Una vez aceptadas, las donantes reciben formación sobre las normas de higiene y la forma adecuada de extraer, almacenar y transportar la leche.
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Procesamiento.
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Es una etapa clave para asegurar que la leche donada mantenga sus propiedades nutricionales y sea segura para su consumo. Al llegar al banco, cada muestra se somete a controles de calidad que incluyen la verificación de su aspecto, olor, volumen y temperatura, así como análisis microbiológicos. Luego, la leche es pasteurizada mediante un proceso controlado, habitualmente el método Holder, que consiste en calentar la leche a 62,5 °C durante 30 minutos, con el fin de eliminar microorganismos patógenos sin destruir la mayor parte de los nutrientes y componentes inmunológicos. Posteriormente, se realiza un nuevo cultivo microbiano para confirmar que la leche es estéril.
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Distribución.
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Esta fase garantiza que la leche pasteurizada llegue a los recién nacidos que más la necesitan. La asignación se realiza bajo prescripción médica, priorizando a los recién nacidos con mayor riesgo de enterocolitis. La indicación tiene carácter transitorio y dura hasta que la madre tenga un volumen de leche suficiente o se supere el periodo de riesgo de la enterocolitis. Debido a que la cantidad de leche donada disponible es limitada, ya que el grupo de posibles donantes es ya por definición muy reducido, se establecen unos niveles de prioridad y también unos límites de tiempo.
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Además de los beneficios clínicos ya expuestos, la apertura de un banco de leche materna supone también una serie de beneficios para el Sistema Nacional de Salud. En primer lugar, implica una mejora significativa de los indicadores asistenciales, con menor incidencia de enterocolitis, de sepsis nosocomial y de mortalidad, menor duración de la estancia hospitalaria y mayor tasa de lactancia materna al alta, al promover la lactancia en madres de prematuros. Estos beneficios impactan directamente en la mortalidad neonatal y en la calidad de vida posterior de los pacientes, además de disminuir la carga asistencial de las unidades. Por otro lado, contribuyen a la sostenibilidad del sistema. Aunque la implantación y mantenimiento de un banco de leche conlleva un coste inicial, múltiples estudios de coste-beneficio han demostrado que la reducción de complicaciones graves genera un ahorro neto sustancial. Se estima que por cada euro invertido en leche donada, se ahorran entre tres y seis euros en costes hospitalarios.
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Para terminar, me gustaría compartir con ustedes la actividad del Banco de Leche Materna de Asturias. Desde su apertura, el 1 de febrero de 2017, ha recibido y procesado 2.050 litros de leche gracias a la generosidad de 364 mujeres donantes. Esa leche ha sido distribuida a las UCI neonatales de la región y con ellos se ha podido alimentar a 662 recién nacidos prematuros o enfermos. Un dato también a tener en cuenta son las diez donantes en duelo: mujeres que han perdido a sus hijos, pero que deciden donar su leche para que se puedan beneficiar otros recién nacidos.
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En resumen, los bancos de leche materna son un pilar en la humanización de la asistencia sanitaria ya que promueven el bienestar integral de los recién nacidos, madres y familias y, al mismo tiempo refuerzan los principios de solidaridad y equidad en la salud.
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