la negociación, en 5 claves

Irán y Estados Unidos, bajo la Administración del presidente estadounidense Donald Trump, se reunirán el sábado por primera vez en el inicio de las negociaciones entre los dos países, que deben servir para evitar que la República Islámica desarrolle su propia bomba nuclear. Trump, en su primera legislatura, rompió el primer acuerdo nuclear, firmado por la administración de Obama, y provocó que el país persa rompiese también su parte de lo acordado y acelerase su enriquecimiento de uranio, algo necesario para la creación del arma atómica.
A continuación detallamos todos los entresijos de estas negociaciones entre EEUU e Irán, en cinco claves:
Trump lo anunció por absoluta sorpresa este lunes en la Casa Blanca en una rueda de prensa con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu: las reuniones con Irán empezarán este sábado y serán cara a cara, dijo el presidente estadounidense, ante un Netanyahu claramente descolocado. «Creo que todo el mundo está de acuerdo en que un acuerdo sería deseable», dijo Trump, sin elaborar. Pocos minutos después, el ministro de Exteriores iraní, Abbás Araqchi, dio más detalles aunque, contradiciendo a Trump, aseguró que los encuentros con EEUU serán indirectos, y tan solo a través de un país mediador. «Nos encontraremos en Omán este sábado para conversaciones de alto nivel. Esto es tanto una oportunidad como un test. La pelota está en el tejado de Estados Unidos”, aseguró Araqchi.
Desde que el propio Trump, en 2018, rompió unilateralmente el acuerdo nuclear iraní negociado por Obama, Teherán ha estado enriqueciendo y multiplicando sus existencias de uranio preparado para la fisión hasta el nivel de que, en la actualidad, la República Islámica sería capaz de construir varias cabezas nucleares en cuestión de meses. Pero se ha quedado ahí. Irán aún no ha desarrollado su propia bomba nuclear y, según los expertos, desea no tener que hacerlo, sino que espera llegar, antes, a un acuerdo con EEUU para que se permita al país persa mantener su programa nuclear para fines civiles y, sobre todo, levantar las durísimas sanciones económicas que en la actualidad pesan contra Irán. Irán, por ejemplo, está desconectado del sistema bancario internacional, y tan solo puede comerciar con países que no aplican las sanciones occidentales, como Rusia y China.
Ese primer acuerdo nuclear, firmado en 2015 por EEUU, Irán, Rusia, China, y varios países europeos caduca en verano de 2025, y este año es visto como una fecha límite para poder llegar a otro acuerdo que evite un conflicto a gran escala: si el pacto anterior expira sin una alternativa sobre la mesa, Europa se tendrá que sumar a las sanciones brutales estadounidenses contra Irán, lo que empujaría al país persa, aún más acorralado de lo que está en la actualidad, a considerar el desarrollo del arma nuclear como última forma de disuasión posible. Esto, según los expertos, conllevaría un riesgo enorme para la seguridad mundial: EEUU e Israel, ante la amenaza de un Irán con capacidades nucleares, podrían llevar a cabo una ofensiva preventiva para acabar con el programa nuclear iraní, o directamente buscar el derrocamiento de la República Islámica. «Irán no puede tener el arma nuclear, y si las conversaciones de este sábado no son buenas, entonces creo que ese día será un mal día para Irán», dijo Trump este lunes en el despacho oval.
Así, según confirmó Irán durante la madrugada del lunes, el propio ministro de Exteriores iraní, Abbás Araqchi, será quien lidere la delegación iraní en Omán este sábado. La delegación estadounidense estará encabezada por Steve Witkoff, enviado especial de Trump en todas las negociaciones internacionales de Washington. Witkoff, inversor y propietario inmobiliario estadounidense y amigo personal del presidente estadounidense -también multimillonario inmobiliario—, apenas cuenta con experiencia en el campo de la diplomacia internacional.
Durante los últimos años -desde el inicio de las invasiones israelís contra la Franja de Gaza y el sur del Líbano-, Irán ha visto como su Eje de la Resistencia, un paraguas de milicias afines en toda la región, se ha visto severamente debilitado, desde Hamás y la Yihad Islámica en Gaza hasta Hizbulá en el Líbano, el Gobierno de Asad en Siria, los hutís en Yemen y las Unidades de Movilización Popular (UMP) en Irak.
Teherán veía este grupo de milicias -y sus ataques contra Israel y EEUU- como una forma de disuasión ante una posible amenaza armada de estos dos países contra la República Islámica. Pero con la enorme debilitación del Eje, cada vez son más las voces dentro de los círculos de poder iranís que apuestan por el arma nuclear como al fuente de disuasión última y definitiva, siguiendo el ejemplo, el siglo pasado de Corea del Norte. El camino hacia la bomba, sin embargo, está lleno de peligros y amenazas, más aún con un Israel cada vez más agresivo en toda la región.
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