la realidad que vive el colectivo LGTBI en el mundo rural
Aunque la sociedad progresa y las personas LGTBI tienen una mayor aceptación, a menudo viven situaciones de desprecio e incluso discriminación. Prueba de esto son el 522 Delitos de odio por identidad o orientación sexual que se registraron en 2023aumentando en un 13,7% en comparación con el año anterior.
Estas situaciones se viven en todos los lugares y hacen que las personas en el colectivo LGTBI sean más difíciles de dar el paso para mostrar al mundo tal como son. Pero Si hay un área en la que dejar el armario es especialmente difícil, está en la zona rural. La estigmatización todavía está muy presente en las aldeas, pero si hay algo especial para aquellos que han sufrido agresiones homofóbicas, es tener que ver sus rostros nuevamente con sus agresores día a día.
Es algo que Mariano dona y David ChicaUn matrimonio homosexual que reside en Miguelelturra (Ciudad Real) tiene que vivir a diario. «Para el agresor en una gran ciudad, probablemente ya no la encuentres, en una ciudad siempre lo verás«, dice Mariano.
Desde que hicieron pública su relación, ambos sufrieron ocho años de amenazas, vejaciones y agresiones por parte de un vecino que sigue siendo aliviado por la gente «:No era que se les llamara ‘Maricón’, eran amenazas que decían: ‘Salida, tengo un palo, no quiero maricones en la ciudad’«
Un pensamiento de que, aunque no siempre se traduce en violencia, persiste en una buena parte de los vecinos a mediados de 2025. «¿Los gays? ¿Por qué los queremos aquí? Antes de que fueran más grifos, ahora son más descubiertos. No me gusta», dice un vecino a solo metros de Mariano y David.
Algo similar le pasó a Noelia, una joven bisexual y arromántica del municipio de Pedro Muñoz (Ciudad Real) Eso, después de años ocultando su condición sexual, decidió comenzar a mostrarse mientras llevaba los colores de la bandera del arco iris en su cabello.
«Camaleónicalmente, camuflé y pasé. Ahora no puedo pasar, llevo el arco iris en mi cabeza»explica. Después de esconderse años, Noelia ya no quiere dejar de mostrarse al mundo como está, aunque tomará los ojos de todos aquellos que aún no aceptan su coraje.
Un coraje que también tenía Paco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas (Guadalajara)lo que hizo de su municipio una referencia de los derechos LGTBI al organizar a todas las parejas en el grupo que querían casarse y no podían hacerlo en sus aldeas de origen, ya que muchos alcaldes se negaron.
Pero no solo ha tenido que protestar contra los matrimonios ante el desprecio del alcalde, sino que también ha tenido que hacerlo ante el rechazo de sus familias. «Aquí han llegado que hemos tenido que poner a los testigos porque vinieron solos«, dice.
Aunque estas bodas dan vida a la gente todos los fines de semana, algunos vecinos continúan oponiéndose al Ranas Campillo para ser un refugio para la gente LGTBI, lo que demuestra que, durante muchos, estos 20 años desde la aprobación de la igualdad de matrimonio no han servido de nada.
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