La vida no examinada no merece ser vivida



Hay frases que atraviesan los siglos como un rayo. Ilumina, perturba. Nos obliga a detenernos, pensar en ellos y repensarlos. Una de estas frases es Sócrates dijo en su juiciopoco antes de ser condenado a muerte: “No vale la pena vivir una vida sin examinar”. »
Sócrates vivió en Atenas entre el 470 y el 399 a.C. No escribió libros ni fundó escuelas. Habló con jóvenes, comerciantes y políticos. Yo pregunté. Él cuestionó. Desmanteló las certezas. Su método, conocido como mayéuticaConsistía en hacer preguntas para que el otro descubriera la verdad por sí mismo. Como una partera que ayuda a dar a luz las ideas.
Todo lo que sabemos sobre sus enseñanzas nos llega de Platón y Jenofonte. Su obsesión no era ni el cosmos ni los dioses, sino Ética: virtud, bondad y justicia.. Por eso, conocerse a uno mismo fue el primer paso hacia una buena vida.
Sócrates fue acusado de corromper a la juventud y de impiedad. El juicio fue público. En su defensa, recogida por Platón en el Apología de Sócratesél no se retractó. Al contrario, reafirmó su misión: “Examinarme a mí mismo y a los demás Esto es, para mí, lo más importante.
El juicio y la sentencia inmortalizada
La sentencia en cuestión aparece en un momento dramático: Sócrates ha sido condenado y se le pide que proponga una pena alternativa a la muerte. En lugar de suplicar, insiste en que no dejará de filosofar, porque examinar (su propio carácter y la sociedad) es su misión.
Si la vida no se examina, no vale la pena vivirla. Él examinar Esto no es mera introspección; Este cuidado del almareforma del carácter y examen público de las ideas. Esta famosa frase sigue siendo una de las Las piedras angulares del pensamiento occidental..
Examinar la vida, en términos socráticos, implica practicar la autoconciencia. Este Someter nuestras creencias y hábitos a una auditoría crítica. y permanente para alinear lo que pensamos, decimos y hacemos con la noción de una buena vida. Significa abrirse a la posibilidad de cometer errores y corregir el rumbo.
No se trata de vivir en constante duda, sino de cultivar una actitud reflexiva. No des nada por sentado. De no vivir de acuerdo a lo que los demás esperansino según lo que se descubre que es cierto.
¿Por qué se malinterpreta esto?
¿Significa esto que quien no piensa no merece vivir? La expresión puede parecer elitista o cruel. Sin embargo, muchos filósofos lo han interpretado como una provocación, no una condena.
Vivimos rodeados de pantallas, notificaciones, emergencias. ¿Cuándo fue la última vez que nos detuvimos a pensar en lo que realmente importa? ¿Qué nos mueve?
La afirmación de Sócrates no es un dogma. Es un espejo. nos invita a mirar. Viva con conciencia. No se trata de convertirse en un filósofo profesional. Se trata de hacer preguntas. No vivas en piloto automático.
El filósofo contemporáneo Julien Bagginipor ejemplo, es de esta opinión. No todo el mundo necesita practicar la filosofía formal para tener sentido en la vida. Amar, cuidar, crear… también son formas de vivir con sentido. Pero incluso estas acciones pueden enriquecerse si van acompañadas de reflexión.
La expresión también ha sido discutida. Nietzsche criticó la racionalidad socrática. Sí, defendía la autenticidad. “Sé tú mismo”, dijo, aunque desde una perspectiva más vitalista.
Una idea que creó una escuela.
La sentencia creó una escuela. Una escuela que aún hoy continúa. Aristóteles hereda la orientación ética de Sócrates y la transforma en “pedagogía del carácter”: nos volvemos justos practicando actos justos. Este aprendizaje requiere reflexión e inteligencia para deliberar adecuadamente sobre que hacer aqui y ahora.
La autoevaluación se convierte en una disciplina en el estoicismo. Marco Aurelioen su Meditacionescada mañana, haz un balance de tus pensamientos para orientarte hacia el bien común. Ésta es la versión ética cotidiana del examen socrático.
En la tradición cristiana, San Agustín condensa el espíritu socrático en la invitación “no salgas, vuelve a ti mismo”, porque “la verdad vive en el hombre”. y con Kant y la Ilustración Nos surge otra frase célebre, “sapere aude” (atrévete a pensar). Extiende el escrutinio socrático a la esfera pública: pensar críticamente como ciudadano.
Michel FoucaultEn el siglo XX se hablaba de “cuidado personal”. Para él, examinar la vida era una forma de resistir las reglas impuestas y construir una identidad libre.
Incluso en tradiciones no occidentales encontramos resonancias. BudismoPor ejemplo, favorece consciencia (consciencia), que consiste en observar los propios pensamientos y emociones sin juzgarlos. Una forma de examen, sin duda.
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