Las cuencas mineras asturianas, Ciudad Región
Óscar Luis Alonso Cienfuegos es profesor de la Universidad de Oviedo
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El concepto de Ciudad Región supone una alternativa para superar los problemas de saturación propios de la aglomeración urbana, que, aunque tiene unos beneficios evidentes, generalmente dominantes al inicio del proceso, también tiene unas evidentes desventajas, que ganan cada vez más terreno al escalar la concentración.
[–>[–>[–>Aunque cada territorio debe experimentar y desarrollar su propio modelo, hay distintos conceptos teóricos, muchos de ellos basados en ejemplos prácticos, de los que los más relevantes quizás sean los tres siguientes.
[–> [–>[–>El más representativo probablemente sea el Polinuclear o Red de Ciudades, en el que la región se organiza alrededor de varios núcleos urbanos (de diferentes tamaños) interconectados entre sí y con el espacio rural que los rodea. En este sistema las zonas rurales adquieren protagonismo al convertirse en proveedores de bienes y servicios de alta calidad, no solo los propios del sector primario, sino también de otros sectores. La vivienda y la cultura que define el territorio son dos pilares fundamentales de la aportación rural a la región. Los flujos son multidireccionales y se puede fomentar la especialización complementaria. Este modelo es el que se podría desarrollar de forma prevalente en Asturias, con aportaciones del resto, bajo mi punto de vista.
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Otro modelo sería el desarrollado por el geógrafo Terry McGee, denominado Campo-Ciudad (Desakota), que describe zonas propias del sureste asiático, donde las actividades urbanas y rurales se mezclan intensamente en un mismo territorio. No existe una frontera evidente entre la ciudad y el campo. El uso del suelo es mixto y coexisten pequeñas industrias, talleres y comercios con arrozales, huertos y granjas. Es habitual que los ciudadanos desarrollen ocupaciones mixtas, combinando empleos en fábricas o del sector servicios con la agricultura a tiempo parcial. Se da una alta movilidad basada en densas redes de transporte.
[–>[–>[–>El denominado Regionalismo Alimentario o Biorregión Urbana se fundamenta en la soberanía alimentaria, dando preeminencia a los sistemas alimentarios en la planificación de la ciudad región. Un cinturón verde periurbano produce alimentos de alta calidad para la ciudad, abasteciendo mercados de proximidad a través de canales cortos de comercialización. Tiene una doble vertiente de despensa y pulmón verde.
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El diseño de políticas conjuntas para el campo y la ciudad, huyendo del enfoque que se centra en una u otra realidad por separado, podría ayudar a mejorar la situación de despoblación rural, siendo el concepto de ciudad región una poderosa herramienta para conseguirlo. Pero no podemos, si queremos mejorar nuestro futuro, ignorar nuestro pasado, para aprender así de nuestros errores y poder incorporar también nuevos aciertos.
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[–>El pasado reciente de las Cuencas Mineras, un territorio muy representativo de nuestra región, forjador evidente del carácter e idiosincrasia del asturiano actual, puede darnos evidencia de que el modelo de ciudad región ya se ha dado en Asturias, adaptado a sus circunstancias de entonces, por lo que puede, por tanto, repetirse con éxito, si somos capaces de adaptarlo a los tiempos actuales, evitando los errores que condujeron a su colapso.
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Podemos observar una profunda y significativa similitud con los modelos anteriormente descritos y el que se dio durante más de un siglo en las cuencas mineras asturianas y que hoy podemos denominar de economía mixta o de paisaje multifuncional, donde lo rural y lo industrial, o lo campesino y lo minero, se imbricaron de forma simbiótica, mucho más allá de la simple coexistencia.
[–>[–>[–>Si lo comparamos con el modelo Desakota vemos que la agricultura a tiempo parcial se desarrollaba bajo la figura del minero-campesino, es decir, del minero con huerta, que además tenía un papel fundamental. Se complementaba así el salario monetario de la mina con productos de alta calidad de la huerta y del ganado, que, además, permitían una resiliencia fundamental en momentos de crisis. Los castilletes de la mina florecían entre prados y huertas, borrando cualquier frontera evidente entre lo rural y lo urbano.
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También existen importantes similitudes con la Biorregión, donde la agricultura y ganadería locales abastecían mercados de proximidad, en los que el «chigre» tenía un papel preponderante, ejerciendo además una evidente e importantísima función social, enlazando la parte industrial (obreros) con la parte rural (alimentos), cohesionados especialmente por la base cultural, eminentemente campesina.
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Con respecto a la región polinuclear podemos constatar que las cuencas asturianas formaban una constelación de núcleos interconectados. El valle era la unidad funcional, que actuaba como una unidad socio ecológica integrada, similar a una Ciudad Región en miniatura, pero los núcleos poblacionales eran unidades semiautónomas. Localidades como Mieres, Sama, La Felguera, etc., eran núcleos urbanos e industriales, pero cada uno mantenía una fuerte relación con su hinterland rural inmediato. No había una «capital» única que absorbiera todo, era una red de valles industriales.
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Este modelo llegó a un punto de saturación y colapsó. Debemos tener en cuenta que no fue planificado, sino que fue surgiendo de modo espontáneo, fruto de la necesidad y de la cultura preexistente. La propiedad de la tierra era muy dispersa y además se dio una degeneración ambiental y de salud pública, afectando a la calidad de vida.
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De todas formas, es un gran ejemplo de imbricación rural-urbana, también ejemplo de resiliencia durante décadas por la no dependencia exclusiva de un solo sector y que incluía muchas de las características que hoy se promueven para mejorar las regiones, especialmente la diversificación, pero que por desgracia también incluía características no deseables, como la falta de sostenibilidad de algunas de sus actividades principales, contribuyendo así a su colapso final.
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