Liderar con fuerza tranquila
Esto no conduce. Tus cartas están jugando bien, sabiendo que todos creen tener un as en la manga gracias a la IA. Pero la realidad es que solo hay uno.
Y esta en Cómo usa esa herramienta para contribuir con lo que la máquina no puede replicar.
Pereza. Porque el cambio es constante y abrumado. No se trata de reticencia, sino de cansancio: Adaptarse sin pausa.
Todos queremos calidad de vida, no solo de productividad. Esa resistencia es humana. Y natural.
Cuando alguien prueba la IA, se sorprende. A veces la máquina sorprende. Otros, decepcionados. Carece de contexto, criterios, intención.
Y luego uno ve, sin grandes discursos, que su contribución es insustituible. Que sin intervención humana, falta una ebullición. Que allí, justo ahí, el valor agregado.
Ese momento es clave. El usuario no solo automatiza. Amplifica. Ajustar. Contribuye. Pensar. Y mejorar. Y a menudo no lo hace solo: lo comparte. El salto real ocurre cuando el Coaching de pares –Aprendizaje en parejas, gratis, ágil y horizontal.
Allí, la cultura cambia de marcha. Los flujos de conocimiento, el error se valida, la autonomía se fortalece. La inteligencia se distribuye.
Pero como en cada grupo, siempre hay alguien que se queda atrás. Si no está acompañado de formación, herramientas y tutoría, la onda de cambio está rota. Nacen fricción. La energía se disipa. Y el liderazgo moderno tiene que anticiparlo: sostener, empujar y ajustar sin ruido.
Su papel como líder no es solo detectar tensiones. Es para cuidar la meteorología cultural. Crear el clima. Que hay nubes para idear y terreno fértil para ejecutar. Las personas tienen que poder caminar en las nubes, pero también pisar suelo húmedo y fértil.
A veces, dos empleados compiten por ser una referencia en la IA. Ambos brillan. Ambos quieren contribuir. Su tarea no es apagar ese fuego, sino regularlo. Sin tomar voz o visibilidad.
Pero mantener el equilibrio. Para que esta fricción no se vuelva tóxica y el Coaching de pares Mantenga un motor saludable.
Es una coreografía sutil. Estar cerca sin invadir. Sentir cuándo intervenir. Ajuste cuando se toque. Haz poco, pero haz lo que tienes que hacer. Porque para que otros sientan que caminan sobre nubes, debes saber todo el clima: Los vientos, las tormentas, la presión. Y actuar con precisión.
Las herramientas están disponibles para todos. Pero el diferencial nace del criterio, el punto de vista y el rencor entre compañeros. De esas conversaciones entre corredores. Y con algoritmos.
Liderar hoy es generar esas condiciones. Sea esa fuerza tranquila que no compite, sino que guía.
Eso no se exhibe, sino actos. Y que hace que todos quieran continuar creciendo, desde la base sólida de intercambio y tensión positiva.
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