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lo que narra Bárbara Rey en su libro

lo que narra Bárbara Rey en su libro
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  • Publishedjunio 15, 2025



A lo largo de su vida, Bárbara Rey (75) ha ido revelando momentos de su vida en entrevistas de televisión, revistas del corazón y hasta dos series en la pequeña pantalla: Cristo y Rey y Una vida Bárbara, en las que colaboró prestando testimonio. Solo le faltaba plasmar sus experiencias sobre el papel. Y por fin lo ha hecho. Acaba de lanzar Yo Bárbara. Mis memorias, su libro autobiográfico.

Como era de esperar, el libro recoge su intensísima trayectoria, marcada -al menos de manera mediática- por su tormentoso matrimonio con Ángel Cristo, con el que tuvo dos hijos (Bárbara y Ángel Cristo Jr.) y su relación amorosa con el rey Juan Carlos I (87).

El escrito arranca en su infancia. La de una desconocida niña llamada María García García (es su verdadero nombre) en Totana, un pequeño pueblo de Murcia. Desde pequeña quería ser artista. Jamás imaginó que tras mudarse a Madrid, poco después de cumplir la mayoría de edad, haría realidad su sueño. Tampoco pasó por su cabeza que iba a casarse con un domador de leones. O que iba a tener encuentros furtivos con un Jefe de Estado.

El pasado jueves, 12 de junio, Bárbara Rey presentó su libro de memorias en Madrid.


El pasado jueves, 12 de junio, Bárbara Rey presentó su libro de memorias en Madrid.

GTRES

Hija de una ama de casa obsesionada por la limpieza y el propietario de una tienda de electrodomésticos, Bárbara Rey empezó sus pinitos artísticos en la capital, adonde llegó arropada por su padre.

Fue este quien la acompañó en un Talgo hacia Madrid el 28 de febrero de 1968, dos días después de haber cumplido 18 años. Ayudada por su talento y su cautivadora belleza, no le costó mucho tiempo hacerse un hueco en el mundo del espectáculo.

Solo un año después de trasladarse a la gran ciudad, en 1969, hizo su primera intervención en el cine. Participó en la película Operación Bi-ki-ni, de Antonio Ozores. En sus inicios compaginó su carrera como actriz de reparto con su actuación en ballets y espectáculos de la noche madrileña en conocidas salas de fiestas como Piccadilly y JJ.

Mandó «a la mierda» a Juan Carlos I

En 1970 fue elegida Segunda Dama de Honor de Miss España. Tuvo la suerte de que la ganadora inicial, Fina Román, renunció al título para casarse, por lo que este pasó a sus manos. Enseguida se convirtió en un rostro popular del cine del destape. Una labor que compatibilizó con sus exitosos trabajos en el teatro musical como vedette del género de la revista. De hecho, fue en el teatro Lido donde conoció a Ángel Cristo, quien se convertiría en padre de sus dos hijos.

Cuando conoció al rey Juan Carlos, en 1977, Bárbara Rey ya era una artista sobradamente conocida. En la primavera de ese año, el entonces Jefe de Estado la llamó directamente a su casa. Pensó que se trataba de una broma. «Lo mandé a la mierda», recuerda Bárbara sobre el telefonazo.

No terminaba de creer que se tratase verdaderamente del Rey, así que este la instó a devolver la llamada al Palacio de la Zarzuela. Así lo hizo. Y comprobó que era verdad.

Bárbara Rey ha relatado todo tipo de detalles sobre su romance con el rey Juan Carlos en los medios de comunicación.


Bárbara Rey ha relatado todo tipo de detalles sobre su romance con el rey Juan Carlos en los medios de comunicación.

Montaje de EL ESPAÑOL.

A partir de ese momento empezaron a hablar todos los días. Más de un mes después de establecer contacto de manera periódica (hablaban tres veces al día), llegó el momento de conocerse en persona.

De su primer encuentro, en el palacio de la Zarzuela, ha hablado en infinidad de ocasiones. Sabino Fernández Campos, secretario y después jefe de la Casa de Su Majestad el Rey entre 1977 y 1993 y «quien siempre cogía el teléfono como intermediario», la recibió en la puerta de la entrada de palacio.

«Una orden de terciopelo»

En su primer cara a cara, Juan Carlos le dijo que había leído que le interesaba el horóscopo. «Me mostró una medalla con todos los signos del zodiaco». Una medalla que,al parecer, pertenecía a la reina Sofía (86). Juan Carlos le pidió que no se la pusiera en público «porque la reina la conocía».

Finalizada la cita, el soberano le pidió que se volvieran a ver: «Tuve la sensación de no estar ante una invitación, sino ante una orden de terciopelo».

El rey emérito Juan Carlos I y la reina emérito Sofía.


El rey emérito Juan Carlos I y la reina emérito Sofía.

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El siguiente encuentro tuvo lugar en El Pardo. A Bárbara le dijeron que debía llevar gafas oscuras y «un pañuelo en la cabeza» para cubrir su cabello. Se vieron en una casa que le pareció «tenebrosa». Y que años después, el Emérito «acondicionaría para sus encuentros con Corinna Larsen (61)».

El escenario de aquella cita, en la que tuvieron «su primera relación», fue La Angorrilla, la casa de caza de Francisco Franco. Allí se vieron de manera clandestina «durante casi tres años».

«Hacíamos el amor»

«Nos sentábamos, hablábamos, hacíamos el amor, luego seguíamos hablando un poco más», escribe Bárbara en su libro. Se veían «prácticamente una vez a la semana». El resto de la semana mantenían sus contactos telefónicos diarios.

Llegó un momento en que empezaron a llamarse el uno al otro de manera cariñosa. Usaban términos como «cariño», «amor» o «mi vida» para referirse el uno al otro. Los calificativos eran cariñosos, pero «él nunca se mostró muy afectivo y nuestros encuentros se reducían casi exclusivamente al sexo».

El expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, junto al exministro de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa.


El expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez, junto al exministro de Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa.

Cedida

Su encuentro con Adolfo Suárez

A finales de los años 70 Bárbara era tan famosa que el propio Rey le pidió que apoyase, -al igual que otros personajes conocidos-, la campaña de Adolfo Suárez y el proyecto político de la UCD. No dudó en hacerlo. Pero cuál sería su sorpresa al percatarse de que «a partir de ese momento, todos mis proyectos comenzaron a desmoronarse».

Bárbara decidió ponerse en contacto directamente con Suárez, para ver si la podía ayudar «a revertir la situación». Porque desde que empezó a colaborar con la UCD, el teléfono de su representante «dejó de sonar».

Lo consiguió. El presidente la atendió en La Moncloa. Él no pareció mostrar mucha atención a sus palabras. Hasta que «rompió su silencio con una propuesta que me hizo sentir muy incómoda».

Su primer cara a cara con Sofía

Poco después de aquello acudió a una cena celebrada en el Palacio Real para recibir a Valéry Giscard d’Estaing, entonces Presidente de la República Francesa, en su visita a España a mediados de 1978.

Aquella noche vio por primera vez a la reina Sofía. «Un saludo cortés y correcto». Tuvo la sensación de que ella no estaba al tanto de la relación extramatrimonial de su marido.

Encarna-Sánchez-durante-uno-de-sus-programas


Encarna-Sánchez-durante-uno-de-sus-programas

En 1978, la actriz fue a Barcelona por motivos profesionales. Su traslado «supuso un cierto distanciamiento» con Juan Carlos. Mantuvieron el contacto telefónico y se veían cuando les era posible. Pero las citas no eran tan frecuentes. En aquella época conoció a José Manuel Parada (71) y a Chelo García Cortés (73), con los que mantendría una gran amistad durante años.

Rechazó a Encarna Sánchez

Poco después conoció a la periodista Encarna Sánchez, figura clave de la radio de la época, quien se quedó encandilada con ella. De inmediato empezó una especie de asedio de llamadas «y propuestas para vernos». Bárbara, consciente del carácter «fuerte y complicado» de la locutora de radio, quiso tomar cierta distancia. La rechazó de manera sutil.

A Sánchez no le sentó bien la negativa y empezó a «arremeter contra mí sin ningún tipo de consideración» porque no cumplió «con sus expectativas». Haber esquivado las intenciones de Encarna de tener ‘algo más’ terminó perjudicándola.

Su idilio con Paquirri

A quien no le cerró las puertas fue a Francisco Rivera Paquirri, con el que mantuvo un breve idilio. Él estaba separado ya de Carmen Ordóñez (rompieron en 1983). Coincidieron una noche en el Meliá Don Pepe, en Marbella. «Me cautivó», reconoce Bárbara Rey en sus memorias.

Los ojos del torero y su «mirada intensa y profunda» le recordaron mucho a los también cristalinos de Alain Delon, el actor francés al que conoció durante el rodaje de El Zorro (Duccio Tessari, 1975), y con el que tuvo un brevísimo affaire.

José María Manzanares, Carmina Ordóñez y Paquirri, en una foto de archivo.


José María Manzanares, Carmina Ordóñez y Paquirri, en una foto de archivo.

Tal y como relata en sus memorias, ambos sabían que su romance era algo que no tendría futuro. Pero lo disfrutaron mientras duró. Era «una conexión casual».

Del diestro recuerda cómo, al mantener relaciones íntimas, este no se quitaba un colgante con «una pieza de gran tamaño que representaba la cara de Cristo». Tuvo que pedirle que se lo quitara cuando mantenían sus encuentros porque «temía que aquel colgante terminara dándome un golpe en la nariz o en los dientes».

Su conexión «a nivel íntimo» con Cristo

A finales de 1979 conoció a Ángel Cristo. Estaba sentado en las primeras filas del Lido, viendo con mucha atención su espectáculo. «Su determinación me sorprendió desde el principio», desliza en su libro. Él le propuso participar en una gala benéfica para recaudar fondos a favor de UNICEF. Bárbara aceptó. Fue así cómo, al terminar los ensayos, salían a tomar algo.

El romance se fraguó poco a poco. El domador se mostraba caballeroso. Le abría la puerta al entrar, ajustaba el asiento para que se sentara «cómodamente». Y la escuchaba con mucha atención.

«A nivel íntimo nos entendimos de una forma tan natural que todo fluyó con una hermosa calma», destaca la exvedette. Poco después de contraer matrimonio, el 12 de enero de 1980, bajo la carpa del circo Ruso, comenzó su pesadilla.

Bárbara Rey y Ángel Cristo, en 1980.


Bárbara Rey y Ángel Cristo, en 1980.

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En plena luna de miel empezaron los problemas: «Se mostraba irascible la mayor parte del tiempo». Incluso se apartaba y la «rechazaba» en la cama. Poco tardó en mostrar su verdadera personalidad, marcada por su carácter violento, sus infidelidades o su adicción a las drogas y el alcohol.

El regalo de bodas de Juan Carlos

Curiosamente, durante su viaje de novios recibió un regalo de bodas del rey Juan Carlos: un brillante que ella le había vendido tiempo atrás y un reloj para su marido, «que nunca llegó a usar».

Uno de los primeros episodios de violencia física se produjo después de que Rey le contara a su marido que tuvo un encuentro casual con Paquirri en el aeropuerto: «Se puso como un loco y empezó a insultarme, llamándome ‘golfa’ y ‘puta».

En pleno ataque de ira, le asestó una bofetada «con la mano abierta». Y cayó al suelo. «Fue la primera vez que me pegó», recuerda.

A pesar de todo, la artista siguió con la relación y con su trabajo en el circo, ya a tiempo completo tras la boda. Inmersa en el trabajo, se quedó embarazada de su hijo Ángel Cristo Jr. (44), quien llegó al mundo en 1981. No fue un hijo deseado para el domador, quien le insitía constantemente en que lo mejor era abortar.

En 1983 nació su hija, Sofía Cristo (41). Para entonces, su existencia se había reducido exclusivamente a la carpa. A los animales. A su marido. Y a sus hijos. Estaba encerrada en una jaula que ella misma había construido. Los episodios de violencia fueron a más a medida que pasaba el tiempo.

Bárbara Rey y Ángel Cristo se separaron en 1989, casi nueve años después de empezar su relación.


Bárbara Rey y Ángel Cristo se separaron en 1989, casi nueve años después de empezar su relación.

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Cuando tomó conciencia de que lo mejor era dejarlo, y las «pocas veces» que se armaba de valor para enfrentarse a Cristo, este la «amenazaba con matarme a mí y a los niños».

Controlador, posesivo y con unos celos enfermizos, el domador llegó a contratar a un detective privado para reconstruir su vida amorosa antes de conocerlo. «Me censuraba constantemente y me ridiculizaba», narra la murciana.

Un día, ella descubrió en un bolsillo de su ropa una funda de carrete. Decidió cogerla. Al percatarse, este le pidió a gritos, y con insultos («me llamaba zorra puta») que le devolviera el estuche. «Se acercó a mí de un salto, me agarró del pelo y me zarandeó con tal fuerza que mis pies se despegaron del suelo». Al recuperar la funda le dijo que lo que había en el interior era cocaína.

«Me agarró del pelo y me zarandeó»

La agresividad de Ángel Cristo siempre iba in crescendo. Consumía tanto que llegó a sufrir un amago de infarto. «Le dije que si continuaba con la cocaína le dejaría». Su respuesta fue que «si tenía cojones», la iba a esperar el día siguiente en un despacho de abogados para firmar el divorcio. Rubricaron una separación de mutuo acuerdo. Pero las cosas no cambiaron «absolutamente nada».

Todo estaba a nombre de Ángel. Y ella, durante el matrimonio, había vendido su piso y su chalet. No tenía nada. Sin recursos ni vías para salir de aquel infierno, no le quedó más remedio que convivir con Cristo durante un año y medio en la misma casa.

El rey Juan Carlos, en su última visita a España, con motivo de las regatas de Sanxenxo.


El rey Juan Carlos, en su última visita a España, con motivo de las regatas de Sanxenxo.

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Él dormía en la habitación de invitados. «Me obligaba a dejar la puerta de mi habitación abierta. Y cuando le venía en gana, irrumpía, borracho, drogado, completamente desnudo, agarrándose las partes…. vengo a que me la chupes porque teniendo a la puta en casa, para qué voy a buscarla fuera».

Violaciones y agresiones

Rey asegura haber sido víctima de agresiones sexuales por parte de su marido en repetidas ocasiones. Algo que no dejó de hacer hasta el final de su historia juntos. Una noche la «forzó con violencia» y mientras «abusaba» de ella «me escupía y me apuntaba con el cañón de una pistola». Minutos después disparó con su arma a una cómoda.

Era tal el pánico de la actriz que nunca pudo reaccionar ante sus agresiones sexuales: «No gritaba, no me defendía». Era presa del miedo más atroz.

La pareja firmó el divorcio en 1989, casi nueve años después de empezar su tormentoso vínculo. En su libro, Bárbara Rey cuenta cómo en el último año de mi matrimonio reunió «el valor necesario» para confesarle al rey Juan Carlos el horror que estaba viviendo con Ángel Cristo.

La «decepcionante» reacción de Juan Carlos

La reacción del Emérito fue «cortés, pero decepcionante». Una vez más, se sintió sin cobijo: «Nunca tuvo un gesto que me hiciera sentir protegida, ni vi ninguna señal de que podía contar con él».

Tras esa conversación, la distancia con el soberano se hizo más patente. Fue uno de los «años más oscuros y solitarios de mi vida». Después de aquello, el Emérito apenas volvió a llamarla.

La actitud del rey Juan Carlos siempre ha sido la de desaparecer ante los problemas, ha recordado en la presentación de su libro.


«La actitud del rey Juan Carlos siempre ha sido la de desaparecer ante los problemas», ha recordado en la presentación de su libro.

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«Con el tiempo supe que tenía una relación con Marta Gayá y yo le había dejado de interesar lo más mínimo», recoge en su biografía.

Lo cierto es que rey Juan Carlos nunca llegó a desaparecer del todo en su vida. Estando casada la llamó en reiteradas ocasiones para decirle «que me echaba de menos».

Después de su divorcio retomaron el contacto. Los encuentros no volvieron a ser como los de antes, pero «manteníamos relaciones».

Cintas de audio y vídeo

Un día recibió una cinta de vídeo anónima en la que aparecía con Juan Carlos. Interpretó que era un mensaje: «Te estamos vigilando». Los habían grabado en sus encuentros en una casa en Aravaca.

En 1993, la actriz empezó a tener serios problemas económicos. Una amiga suya, Hortensia, le sugirió grabar sus citas con el rey Juan Carlos. La idea, en principio, le pareció absurda. Hasta que, después de darle muchas vueltas, le pareció «razonable».

Un año después, en 1994, invitó al monarca a su casa. Y tuvo claro que iba a grabarlo. Ella buscaba «que quedara constancia de que el Rey y yo teníamos una relación lo bastante estrecha» como para que la llamara «mi amor» o «mi vida».

Así, registró sus llamadas. El contenido de los audios «ocupaba unas cinco o seis cintas de 50 minutos cada una».

El rey emérito Juan Carlos.


El rey emérito Juan Carlos.

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Pensó que el material le serviría como «herramienta de negociación». Tener esas pruebas «tangibles», además, le daba cierta sensación de seguridad. Con la ayuda de su hermano tomó también «fotografías de calidad».

Bárbara Rey detalla en su biografía cómo logró inmortalizar al rey en sus encuentros íntimos. Aunque deja claro que nunca quiso «hacer fotos de contenido sexual». Y niega de manera rotunda la existencia de ese tipo de imágenes.

Las fotos del Rey

Al final, todo esto llegó a oídos del Rey. Se enteró de que «alguien había contactado con Zarzuela para hablarle de la existencia de unas fotos suyas con Bárbara Rey». Cuando este la llamó para pedirle explicaciones, la exvedette confesó que las fotos «habían sido tomadas en casa con mi consentimiento».

Le dijo al Emérito que «solo quería trabajo» y que su verdadera intención era poder hacer frente a la hipoteca y a los recibos del colegio de sus hijos. Le prometió que le entregaría el material «tan pronto como llegáramos a un acuerdo».

Juan Carlos quiso saber quién era el autor de las fotos. Ella le aseguró -«para evitar implicar a su hermano»- que las había realizado su hijo Ángel, que contaba entonces con 13 años de edad.

Bárbara Rey en 'Supervivientes: Tierra de nadie'.


Bárbara Rey en ‘Supervivientes: Tierra de nadie’.

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Prado y Colón de Carvajal, administrador privado del Rey, fue a verla y le ofreció entregarle 25 millones de pesetas. «Y más tarde, otros 10». La primera cantidad se entregaría en Suiza, donde ella tenía una cuenta que había abierto con su marido.

A esas alturas de la «negociación«, Juan Carlos ya no le contestaba las llamadas. Pero se produciría después una llamada más. «Me dijo que comprendía lo ocurrido», pero «nunca más» volvieron a hablar.

A principios de los 90, la exbailarina sufrió dos incidentes con su coche que casi «le cuestan la vida». En uno de ellos perdió el control de la dirección al salir de una curva cerrada. En otra ocasión, el vehículo que conducía empezó a zigzaguear «sin que pudiera controlarlo».

El amor de su vida

Sintió miedo y recordó algo que le había sucedido un año antes: bajó a la cocina de su casa de La Moraleja y vio a «dos encapuchados».

En sus memorias, Bárbara Rey repasa otros episodios de su vida, como su adicción al juego, su relación con su hijo Ángel, con quien ya no se habla -y a quien sigue «amando»-, o sus amores frustrados.

Al final, el gran amor de su vida, como ella misma reconoce, fue su padre. En él encontró aquello que sus parejas no supieron darle: respeto. En sus propias palabras: «Ha sido el hombre que más me ha respetado» y valorado».



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