Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma



carl gustav jung experimentó un cambio de siglo revolucionario. Nacido en 1875, durante su juventud vio la ciencia evolucionar de maneras asombrosas. Se instaló la luz eléctrica, llegó el cine, las vacunas, la penicilina, la teoría de la relatividad de Albert Einsteiny a los doctores les gusta Sigmond Freud o él mismo revolucionaría las ideas sobre la mente humana.
En aquellos años, la sensación de crisis era brutal: las viejas certezas religiosas se debilitaban, la forma de hacer la guerra cambiaba, las ciudades crecían y apareció el aislamiento social. Jung vio pacientes desgarrados por conflictos internos que no encajaban en explicaciones simples. De este contexto nace su obsesión: si no lo hacemos paz con lo que llevamos dentroesto mismo termina gobernandonos desde las sombras.
Ciertamente, cuando analicemos el comienzo del siglo XXI con la perspectiva de los años, veremos también hasta qué punto Vivimos tiempos similares, una etapa frenética de cambio. Inteligencia artificial, nuevos conflictos globales, retos de una sociedad globalizada… ¿Sabes qué no ha cambiado? El espíritu humano. Todavía tenemos las mismas emociones. que tenían nuestros antepasados.
Jung y la emoción que te niegas a ti mismo
Por eso es bueno repasar lo que dijeron estos genios del psicoanálisis. Es una ciencia que ha evolucionado mucho, pero no hasta el punto de que grandes pensadores como Jung sean considerados enterrados. Cien años después, sus ideas son válidas.
Hay uno en concreto que encontramos muy a menudo en blogs de psicología y recopilatorios de motivación: “Lo que niegas te subyuga; lo que aceptas te transformaComo suele ocurrir, no se trata de un texto textual, sino más bien de una fiel paráfrasis de sus ideas.
Lo que Jung escribió en su obra. El hombre moderno en busca de un alma. (1933), fue “No podemos cambiar nada si no lo aceptamos.» Y en otro momento “lo que resistes no sólo persiste, sino que crece”.
Jung desarrolló la idea de la “sombra”: todas aquellas partes de nosotros mismos que no queremos ver (ira, envidia, miedo, deseos incorrectos) y que empujamos al inconsciente.
Es en este contexto que debe entenderse la expresión. Cuando negamos nuestras emociones, No desaparecen. Se vuelven más primitivos y menos controlables. Hay que saber liberarlos.
La aceptación te cambia
Podemos ver múltiples ejemplos del daño que puede causar esta negación. La persona que nunca se enoja, pero aprovecha desproporcionadamente un día para detalles menores. Que se enorgullece de ser muy independiente, pero secretamente no soporta estar solo y se aferra a cualquier relación.
En casos como éste, reina lo negado. Lo que no quieres reconocer en ti mismo guía tus reacciones, tus elecciones e incluso tus amores y tus fobias.
Ante esto, el Dr. Jung nos ofrece un camino hacia la transformación: la aceptación. Aceptar, desde una perspectiva junguiana, no es renunciar ni decir “bueno, eso soy yo y ya está”. Se trata de mirar directamente lo que hay dentro de ti y darle un lugar consciente. Desde allí se puede integrar y modificar.
Por poner ejemplos cotidianos, este es el caso de una persona que reconoce: “Sí, siento envidia de mi amigo» y te preguntarás qué deseo te arrepientes de no tener. O ese otro que aceptar la tristeza de una ruptura; Deja de llenar el vacío con fiestas o trabajo y permítete llorar.
Una frase aún válida
Esta lógica ha sido retomada por terapias contemporáneas como Terapia de Aceptación y Compromiso (conocido como ACT), que muestra con considerable evidencia empírica que aceptar pensamientos y emociones difíciles reduce el sufrimiento a largo plazo y aumenta la flexibilidad psicológica.
Técnicas de moda hoy en día, como conscienciatambién recogen estas ideas para aplicarlas. Y los nuevos pensadores filosóficos, como los llamados estoicos, evocan ideas similares cuando enfatizan que uno debe aceptar aquello que no depende de uno mismo.
La inteligencia emocional lleva varias décadas situando la importancia de las emociones en el centro de nuestra mente. Él Profesor Steven Hayescreador de ACT, insiste en que el intento obsesivo de controlar la experiencia interna a menudo amplifica el problema.
Si traducimos todo esto en algo muy sencillo, la frase de Jung nos sirve como recordatorio diario:
- Lo que te escondes acaba eligiéndolo por ti.
- Lo que te atreves a afrontar se vuelve realizable.
es un invitación a dejar de vivir a la defensiva contra uno mismo. Y entender que el primer paso para cualquier cambio profundo no es luchar, sino decir: «Está bien, está aquí. Me duele, me asusta, me avergüenza… pero es mío. A partir de ahí, veamos qué puedo hacer con ello».
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí