Los aranceles agrietan la alianza entre Trump y los magnates tecnológicos que le apoyaron

Donald Trump sabía lo que hacía. El presidente de Estados Unidos quería utilizar su toma de posesión para mandar un claro mensaje de poder y así orquestó una imagen para la historia. Justo detrás de su familia, y por delante incluso de los miembros de su gabinete, colocó a los grandes magnates de la industria tecnológica. Desde Elon Musk a Mark Zuckerberg, los titanes del sector se postraban en público y tendían la mano al hombre que durante años les había despreciado. Por convicción ideológica o por puro interés económico, la puesta en escena ilustraba la nueva alianza entre el trumpismo y la oligarquía de Silicon Valley.
Menos de tres meses después, el idilio empieza a agrietarse. Los aranceles impuestos el pasado miércoles por la Casa Blanca han torpedeado la economía mundial, desatando una sangría bursátil que también arrastra a los gigantes tecnológicos y que amenaza con convertirse en una herida incurable. Desde entonces, Alphabet (Google), Amazon, Apple, Meta (Facebook), Microsoft, Nvidia y Tesla han perdido más de 1,8 billones de dólares de su valor, un desplome que responde al temor a un altamente probable retroceso de su negocio.
Con ese golpe arancelario, Trump pretende obligar a sus socios comerciales a negociar un nuevo acuerdo que beneficie a EEUU. Parte de la industria tecnológica ve en esa táctica de chantaje una oportunidad para debilitar la regulación de aliados como la Unión Europea, según explican lobistas a Politico.
No obstante, los aranceles pueden perjudicar especialmente a los gigantes estadounidenses. Las llamadas Big Tech dependen de países como China, Taiwán, India o Vietnam, en los que se fabrican componentes electrónicos como los semiconductores —indispensables tanto para móviles como para la inteligencia artificial— y se ensamblan algunos de sus productos estrella como el iPhone. La imposición de tasas que van del 27% al 46% amenaza con sacudir la cadena de producción global, encarecer severamente los costes de importación de esas empresas y, por ende, debilitar su negocio. La posibilidad que la guerra comercial desencadene una recesión económica mundial y reduzca la demanda de productos tecnológicos augura un escenario aún peor.
Musk critica los aranceles
El temor a ese terremoto económico ha llevado a Musk, principal aliado de Trump y cara visible de su programa de recortes, a renegar públicamente de la medida. El domingo, el hombre más rico del mundo pidió durante su participación en el congreso del partido ultraderechista italiano Liga «avanzar hacia una situación de arancel cero» y la creación de una zona de libre comercio con Europa. Un día antes, había utilizado la red social X, de su propiedad, para criticar a Peter Navarro, el consejero principal de comercio y fabricación de la administración trumpista. Las acciones de Tesla ha caído un 9,51% desde el anuncio de los aranceles, si bien su fuerte caída en lo que va de año —del 38%— también se debe a su alianza con Trump.
Aunque ningún dirigente tecnológico ha hablado tan claro como Musk, la inquietud crece en el sector. Según ha alertado Aaron Levie, director ejecutivo de la empresa de cloud Box, los mandamases de Silicon Valley temen que los aranceles impuestos por Trump frenen la innovación estadounidense. El conocido analista tecnológico Daniel Ives, de la firma financiera Wedbush Securities, ha señalado que es probable que las nuevas tasas «hagan retroceder al mundo tecnológico estadounidense una década… mientras que China será la clara ganadora».
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí