Los supervivientes hablan de asesinatos en masa, tortura y secuestros
Durante 550 días interminables, la capital histórica de Darfur, en el sudoeste de Sudán, sobrevivió sometida a una de las tácticas más antiguas y brutales en la historia de la guerra: el asedio o sitio. Mencionado ya en la ‘Iliada’ para describir el asedio de Troya, fue también utilizado por los nazis en Stalingrado, los serbobosnios en Sarajevo y, más recientemente, por los rusos en Mariúpol y los israelíes en toda Gaza. Pero a diferencia de estos últimos episodios, mientras El Fasher agonizaba, el mundo miraba hacia otro lado. “Durante 18 meses bloquearon todos los accesos a la ciudad y cortaron los servicios básicos. Ni agua ni comida ni medicinas, nada se permitió que entrara”, cuenta a este diario Mohamed Hassan, portavoz de la Red de Médicos de Sudán. “Bombardearon los hospitales con drones y artillería, los campos de desplazados y las mezquitas. Así hasta el 26 de octubre, cuando tomaron la ciudad y comenzaron las atrocidades”, añade al otro lado del teléfono.
[–>[–>[–>El Fasher era la ultima capital de toda la región de Darfur controlada por las fuerzas del Ejército sudanés que comanda el general Abdel Fatah Burhan. Una plaza estratégica vital por sus conexiones logísticas y rutas de suministro con la capital (Jartum) y el resto de Darfur. También era una ciudad multiétnica en un conflicto que comenzó en abril del 2023 como una lucha por el poder entre militares, pero que tiene también componentes étnicos. En el Fasher, la mayoría de la población, unas 260.000 personas según estimaciones del mes de agosto, pertenece a tribus africanas no árabes, minoritarias en el país. Y los conquistadores de la ciudad, las milicias paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, de sus siglas en inglés) de Mohamed Hamdan Dagalo, conocido como Hamedti, tienen una larga historia de violencia étnica.
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“Estas son las mismas fuerzas que perpetraron el genocidio en Darfur hace 20 años. No son los sucesores de las milicias Janjaweed, son los mismos Janjaweed”, afirma categóricamente Hassan refiriéndose a las milicias árabes que sembraron entonces el terror en la región. En aquellos años, con el apoyo del hoy expresidente Omar Al Bashir, perseguido por la justicia internacional.
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Desde la entrada en El Fasher de los paramilitares de Hemedti, las evidencias de atrocidades se acumulan. Algunas han sido documentadas por los propios pistoleros del RSF como trofeos de guerra y publicadas en redes. En uno de los vídeos, recogido por Sudan War Monitor, se ve a hombres armados con fatigas militares peinando una especie de trinchera o fosa común llena de cadáveres y rematando a aquellos que siguen vivos. En otro, un paramilitar bromea con dos hombres arrodillados, les pregunta si saben quién es y cuando contestan, les dice que no tiene tiempo para eso y les dispara a bocajarro.
[–>[–>[–>Huida de El Fasher
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“Los pacientes que han llegado a nuestros puntos de atención nos hablan de asesinatos masivos, tortura y secuestros a cambio de dinero, atrocidades motivadas por cuestiones étnicas”, asegura Natalia Romero, portavoz de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Sudán. La organización gestiona un hospital en Tawila, donde ha instalado también un puesto médico a la entrada de la población para atender a los desplazados. Situada a unos 60 kilómetro de El Fasher, Tawila está siendo el principal refugio para aquellos que logran huir de la ciudad.
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“Es muy difícil salir de El Fasher. El precio al que te expones es tu propia vida”, confirma en una entrevista con EL PERIÓDICO, su compañera Myriam Laroussi, coordinadora de emergencias de MSF en el país. “Los desplazados nos cuentan que algunos son tiroteados por el camino, torturados o secuestrados. El tipo de lesiones que vemos en Tawila está muy en la línea de esos testimonios. Las principales heridas son por disparos, así como fracturas y otras lesiones derivadas de palizas y tortura”, añade.
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[–>Los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido han estado yendo también casa por casa. Y algunos de sus miembros han confirmado a Sudan War Monitor que la cacería contra algunos grupos étnicos se planeó con antelación. La organización estima que 7.000 personas habrían sido asesinadas desde la toma de El Fasher.
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Antecedentes en Darfur Occidental
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Conclusiones semejantes a las del Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale, que se apoya en imágenes por satélites, análisis de vídeo y testimonios sobre el terreno. “Parece haber un proceso sistemático e intencional de limpieza étnica de las comunidades indígenas no árabes Fur, Zaghawa y Berti”, dijo esta semana. Esos mismos paramilitares, financiados y armados por Emiratos Árabes según diversas fuentes, ya fueron acusados de matar a 15.000 civiles de etnias no árabes principalmente en Geneina, la capital de Darfur Occidental, desde comienzos de la guerra. Estados Unidos describió aquellos hechos como un «genocidio».
[–>[–>[–>Por el momento, sin embargo, no se vislumbra el final de los horrores en Sudán. La diplomacia internacional se ha reactivado y esta semana las Fuerzas de Apoyo Rápido de Hamedti anunciaron su disposición a aceptar una tregua humanitaria. Pero hasta la fecha, el bando contrario, el Ejército sudanés de Burhan –apoyado por Egipto, Turquía e Irán— y también acusado de cometer crímenes de guerra, no ha respondido a la oferta.
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Hasta ahora ha mantenido que solo aceptará una tregua si las RSF se retiran de los territorios conquistados y deponen las armas. La consecuencia es la partición de facto del país, al menos temporalmente, con el oeste de Sudán controlado por las RSF, mientras el resto sigue bajo control del Ejército Entre tanto, millones de personas se enfrentan a un escenario de hambruna extendida, el desplazamiento masivo y unas atrocidades cotidianas que siguen sin generar una respuesta firme de la llamada comunidad internacional.
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