Mazón apuntala su relación con Vox ante una izquierda al ataque por el día de la DANA
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«Vaya pleno de emociones». La frase del síndic del PSPV, José Muñoz, al inicio de la sesión de control al president Carlos Mazón resume la jornada vivida ayer en las Corts, donde se entremezcló la bronca política por la gestión de la dana, que repunta al calor de los avances del proceso judicial, la rabia de familiares de víctimas que protestaron contra el jefe del Consell ante las Corts y la alegría general por el retorno de Aitana Mas diez meses después de superar un cáncer.
La estrambótica votación final sobre la dimisión de Mazón, en la que Vox salvó al popular del duro revolcón que hubiera supuesto que las Corts pidiera formalmente su salida, terminó de disparar la tensión en un parlamento que parece instalado en el día de la marmota, con el popular atrincherado en sus ataques a las agencias estatales (Aemet y la CHJ) y la izquierda reclamando una y otra vez su dimisión, ahora apoyándose en los autos de la jueza de Catarroja.
La imagen de concordia vivida justo antes del inicio del pleno, con abrazos y besos a la diputada de Compromís, duró lo que tardó en arrancar el fuego cruzado entre Mazón y los síndics de PSPV y Compromís, que trataron de arrinconar al president con algunas de las preguntas u observaciones planteadas desde el juzgado que ha asumido la causa de la dana y que tratan de dilucidar si la tardía incorporación de Mazón al Cecopi retrasó el envío del SMS de alerta.
Interrogantes abiertos
El jefe del Consell no resolvió ninguna de las incógnitas planteadas por socialistas y valencianistas y replicó a los ataques de la izquierda sin atisbo de autocrítica y por los dos flancos habituales: agitando las cifras de ayudas de su Consell, cuya ejecución situó muy por encima de las de un Gobierno de España a quien mantuvo en la diana, y cargando contra los «fallos» de Aemet y la CHJ.
Muy diferente fue el tono empleado en su intercambio con Vox, con quien exhibió complicidad en plena negociación de los presupuestos de 2025, que se presentarán la próxima semana y donde el PP necesita a su exsocio. Poco después, los de Santiago Abascal le libraron de un duro varapalo al votar en contra de su dimisión.
El síndic del PSPV, José Muñoz, planteó dos preguntas concretas a Mazón: si le dijo a la exconsellera de Justicia, Salomé Pradas, «que no enviara el mensaje de alerta hasta que no llegara al Cecopi», donde pone el foco la Justicia, y si puede conseguir su registro de llamadas del día de la dana, una información que oculta el Consell pese a tenerla disponible, pues el contrato de telefonía de la Generalitat obliga a la operadora adjudicataria a conservar esos listados. Mazón no respondió a ninguna de las dos cuestiones.
Muñoz, que recordó también la «palmaria ausencia de avisos» que aprecia la jueza de Catarroja, sacó a colación la frase del presidente de la Diputación, Vicent Mompó, urgiendo a que enviaran el SMS «de una puta vez» y recordó que el aviso estaba preparado desde las 19.00 horas, como publicó ayer Levante-EMV.
Así, acusó a Mazón de haberse «convertido en el yonki de la mentira» y en una «máquina de hacer bulos», en referencia al audio «manipulado de Aemet» y otras negativas a aportar información de su paradero para tratar de «ocultar la verdad» del día D. Muñoz insistió en que Mazón todavía «no ha explicado qué hizo entre las 14.30 y las 19.30» del 29 de octubre.
Las ayudas y las agencias
El jefe del Consell insistió en sus críticas a la agencia de meteorología y a la CHJ, a quienes volvió a acusar de errar en sus pronósticos y de no aportar la información necesaria a tiempo, y remarcó que «la verdad se va abriendo paso».
Mazón se mantuvo de esta forma fiel al guion de los últimos meses, y trató de repeler los ataques sobre su agenda el día D con datos de las ayudas, ejecutadas en un 41% por la Generalitat frente al 7,7 % del Gobierno, según sus cifras. «Reconstruir es mi prioridad», dijo para justificar «por qué no dimite», como le volvió a preguntar el portavoz socialista.
Idéntica cuestión le planteó Joan Baldoví y casi calcada respuesta recibió del popular: «Estoy completamente centrado en la reconstrucción».
El de Compromís, que le acusó de estar «en manos de Vox», protagonizó un tenso momento con Mazón, con quien mantuvo un duelo de miradas de unos largos segundos cuando este le preguntó si el auto de la jueza en el que señala que las muertes fueron «evitables» le causa «remordimientos» y denunció las «risas» de Mazón mientras él lanzaba su pregunta. «¿No le ca la cara de vergüenza?», le cuestionó el valencianista.
El jefe del Consell reprochó al valencianista que «siga en el dolor, en el odio y en el fango» y «empeñado en destruir» y le acusó de tener «problemas» con la libertad que promueve el Consell del PP, entre otras con la consulta lingüística en colegios que sacó a relucir Mazón.
Otro tono muy distinto empleó el president con Vox, definido recientemente como su «socio preferente». «Son el único grupo del que espero alguna propuesta», le dijo al portavoz voxista, José María Llanos, pese a que su grupo dejó caer el primer decreto-ley de Gan Pampols. El intercambio entre ambos fue suave, centrado en atacar al Gobierno del «traidor» Pedro Sánchez, como lo definió Llanos, el enemigo común.
El broche final llegó con la votación de la PNL de Compromís sobre la dimisión de Mazón, que Vox evitó. Voxistas y PP sumaron 52 votos frente a los 41 de la izquierda, que denunció que cuatro votos no se computaron. Pese a las protestas, la Mesa rechazó repetir la votación.
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