Meloni utilizará su afinidad ideológica con Trump para negociar la supresión de los aranceles a la UE

Giorgia Meloni ha decidido moverse en un terreno minado. La primera ministra de Italia, que ha elogiado abiertamente a Donald Trump sin alejarse (por ahora) en lo sustancial de las decisiones de la Unión Europea (UE), aterrizará este jueves en Estados Unidos con una misión extremadamente ambiciosa y arriesgada: reunirse con el impredecible mandatario estadounidense para convencerle de poner fin a la guerra comercial contra Europa que él mismo ha impulsado en las últimas semanas y, según la tesis vendida por el Gobierno transalpino, también para calmarle en sus ofensivas para alterar el orden mundial actual.
En concreto, el objetivo implícito del viaje de Meloni es sacar provecho de la afinidad ideológica entre ella y Trump para persuadir al republicano de evitar un doloroso divorcio entre EEUU y la UE, impidiendo a la vez un aumento de aranceles a productos europeos que, desde el sector empresarial de su país, se perciben como una catástrofe anunciada para la economía italiana. De lograr este propósito, la italiana se consolidaría como un puente entre el club comunitario y Washington, un anhelo que Meloni persigue desde que el magnate asumió el poder en enero.
El plan de Meloni es sencillo y conocido: proponer a Trump un régimen de cero tarifas tanto para los productos estadounidense como para los europeos, lo que incluso ha sido aceptado por uno de los más cercanos colaboradores de Trump, Elon Musk. El miedo del resto de los países europeos es que Italia consiga un trato de favor solo para sí misma.
El problema es que, sea cual fuere la solución, no está nada claro que Meloni logre desatascar la batalla en curso y el peligro de volver a Roma con las manos vacías es alto. La precaución con la que el Gobierno italiano ha informado de la visita deja entrever que también Meloni percibe estos riesgos. «La visita sí ha sido confirmada por la propia primera ministra y por la Casa Blanca, pero de momento aún no hemos hecho una comunicación oficial», explicaba días antes del encuentro, a esta periodista, una fuente gubernamental.
Críticas y beneplácitos
La situación, de hecho, es bastante compleja. Otro escollo es que Francia se ha dicho desfavorable a la iniciativa italiana. «Trump tiene una estrategia clara: dividir a los europeos. Por eso hay que mantenerse unidos», ha dicho Marc Ferracci, ministro de Industria, en declaraciones a la emisora France Inter. ¿De verdad creemos que seremos más fuertes si vamos divididos a EEUU en vez de los 27 juntos?», criticó Benjamin Haddad, ministro francés de Asuntos Europeos.
Además, Meloni tiene un margen de negociación con límites. «Estados Unidos es un mercado importante para Italia, pero la UE lo es aún más. Roma recibe miles de millones en fondos europeos, y además, poco gana si una empresa italiana recibe trato de favor mientras su socio alemán o francés sufre los aranceles», explica Leo Goretti, del Instituto de Asuntos Internacionales de Roma. La consecuencia de ello es que, incluso si Meloni tiene éxito, se podría encontrar ante una victoria pírrica.
Aun así, su viaje ha recibido el respaldo de figuras como Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE), quien en un acto reciente en Valencia dio su bendición a la visita. «Acojo con beneplácito todos los intentos de diálogo con Trump. Meloni y el ministro de Exteriores, Antonio Tajani, piensan y actúan con la perspectiva de defender los intereses de Europa», afirmó el político alemán, que ya se había mostrado favorable a anteriores iniciativas de la primera ministra. Cabe destacar que Weber y Meloni no pertenecen al mismo grupo político en Bruselas: ella lidera el Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, mientras que Weber comparte grupo y nacionalidad con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
La realidad, sin embargo, es que incluso con la voluntad genuina de negociar en favor de toda la UE, puede que no sea suficiente. De no tener éxito, esto podría aumentar el malestar entre el empresariado italiano —una parte clave del electorado de Meloni— y dar un respiro a uno de sus principales rivales internos: Matteo Salvini, líder de la Liga y quien ha estado buscando a su vez consolidarse como uno de los socios de Trump en Europa.
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