Hortensia Herrero tiene identidad propia y es mucho más que ‘la esposa de’, ese apellido con el que, en ocasiones, se señala de forma peyorativa a las mujeres que controlan la mitad de una empresa familiar que es cosa de dos. Menospreciar es errar, siempre, pero sobre todo cuando las así interpeladas tienen una valía y un peso en el proyecto igual de alto que el de su otra mitad o, por qué no, superior. Herrero es vicepresidenta de Mercadona desde 1996 y, con el 29% del capital, segunda accionista de la cadena de supermercados que fundó su marido, Juan Roig. Además, posee una patrimonial, Herrecha Inversiones, y preside la Fundación Hortensia Herrero. Aunque a los haters del capitalismo no les guste, la octava mayor fortuna de España, según Forbes, ha logrado unos beneficios de 420 millones de euros con sus inversiones empresariales en 2024. Así consta en las cuentas hechas públicas esta semana de Herrecha Inversiones, que incluye negocios inmobiliarios (que ella controla en solitario, con el 97%) e industriales (el fabricante de autolavados Istobal o el de muebles Malasa), además del paquete de Mercadona, su principal nutriente.