Milei adoctrina a los niños de Argentina con unos dibujos animados en los que aparece como personaje y Marx es un villano
«Fanático socialista y pésimo padre cuyas ideas llevaron a la muerte a millones de personas«, le dicen a Karl Marx en la serie animada norteamericana Tuttle Twins. «Si tienes derechos no obligues a otros a trabajar por ellos», pontifica en otro tramo Gabby, la abuela de los personajes del programa basado en libros de Connor Boyack, un activista de la ultraderecha norteamericana. Tuttle Twins se convertirá en la animación estrella en Paka Paka, un canal público de Argentina dedicado exclusivamente a los niños que ha ganado múltiples premios internacionales por su aporte a la infancia, pero cuyo contenido ha sido actualizado según las aspiraciones doctrinarias del presidente Javier Milei. Si en los últimos 15 años se enfocaba en la historia y la geografía argentinas y latinoamericanas, es hora de ver no solo a los hermanitos Tuttle y su abuela, sino Ultrazombies, Dragon Ball Z y otros héroes del manga que los nuevos programadores consideran apropiados para la divulgación de las ideas libertarias. Nada se compara , sin embargo,con los dibujos de los comics de Boyack llevados a la pantalla. En una escena de ‘Las medallas al mérito‘, la última entrega gráfica de la saga Tuttle Twins, se encuentra nada menos que el joven Milei. A diferencia del personaje «real» que, según los biógrafos, fue objeto de bullying en las escuelas, el Milei dibujado y pronto llevado a la animación descubre en una carrera de atletismo que se puede ganar y no obtener la recompensa deseada. Sale primero, pero lo obligan a darle la medalla a uno de los perdedores. Los maestros quieren dar una lección de igualitarismo, y eso lo indigna. El personaje se disgusta «con la toma de control al estilo marxista de su competencia de atletismo».
La conversión de Paka Paka en un instrumento de la vulgata ideológica del presidente en un país con 60% de niños en una situación de pobreza ha provocado estupor. El canal es ahora administrado por personas afines a Las Fuerzas del Cielo, una agrupación de choque en el mundo virtual que tiene como mentor político a Santiago Caputo, el asesor de Milei que también controla los servicios de inteligencia. «Un horror», dijo Marcelo Gioffré, un escritor liberal consultado por el diario ‘La Nación’, y asoció el giro a la tendencia «anti iluminista» que impera en Estados Unidos y que tiene su más cabal expresión en la batalla de Donald Trump con la Universidad de Harvard.
La situación de un hospital modelo
El interés oficial por «educar» a los menores tiene como contrapartida noticiosa la pérdida de financiación del Garrahan, un hospital de la ciudad de Buenos Aires especializado en cáncer infantil. Sus médicos, enfermeros y empleados se movilizaron esta semana para denunciar la política que lleva a cabo el Gobierno contra una institución de referencia regional. Debido al brutal recorte presupuestario y los bajos salarios acaban de renunciar s sus cargos 100 profesionales. «Terminarás preso y yo me voy a ocupar de eso. Lo del Hospital Garrahan es un escándalo moral«, le dijo al ministro de Economía la exdiputada Elisa Carrió, una figura de la alicaída centroderecha. Otros opositores recordaron que con parte del dinero que el Gobierno le otorga al espionaje interno podría recuperarse la excelencia del Garrahan. Solo los llamados «gastos reservados«, por los cuales las estructuras de inteligencia no tienen que dar cuenta de cómo utilizan el dinero, se incrementaron en cinco meses un 254%.
La era de la «crueldad»
El reconocido narrador y ensayista Martín Kohan ha hablado de una «celebración social de la crueldad». El anuncio de la programación libertaria de Paka Paka en la que se fustiga la reclamación de derechos y la crisis del Garraham coincidió con la movilización frente al Congreso nacional de organizaciones que trabajan con personas con discapacidad, familiares y prestadores de servicios que protestaron contra los recortes de la asistencia pública que afectan seriamente al sector. La oposición quiere declarar la «Emergencia Nacional» en materia de discapacidad, pero el oficialismo buscará frenarla con el respaldo de otras fuerzas conservadoras.
Diego Spagnuolo, el director de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), encarna el espíritu de la era Milei como pocos. Marlene Spessom hija de Ian Moche, un niño diagnosticado con autismo, acaba de revelar la conversación que tuvo con el funcionario. Spagnulo le dijo que el Estado no tenía que ser responsable de las personas con esa naturaleza. «Si tu hijo nació con discapacidad, la responsabilidad es de la familia». Ella le había advertido sobre el impacto en las familias del recorte de las ayudas públicas. «Entonces me mira, se incorporó en la silla y me increpa: ‘¿qué derechos? ¿El derecho de no pagar un peaje? ¿El derecho de no pagar una patente? ¿Por qué tú no pagas y yo sí?'». Spagnuolo había estampado en febrero su firma en una resolución en la que se modificaban los parámetros de la asignación de pensiones no contributivas por discapacidad. En el texto se utilizaron las palabras «idiota», «imbécil» y «retardado mental». Fue tan escandalosa la repercusión que el Gobierno se vio obligado a pedir disculpas oficiales, sin apartar al funcionario de su cargo.
Las familias que fueron a protestar frente a la legislatura por la agresiva política estatal contra los discapacitados tuvieron al menos la fortuna de no ser apaleados como le sucede cada miércoles a los abuelos y abuelas que reclaman una mejora en sus pensiones. En una de esas movilizaciones, un policía lanzó gas pimienta contra una niña de 10 años que había acompañado a un familiar. Las autoridades dijeron que no tenía que estar allí. «No estábamos haciendo nada, era una manifestación pacífica», dijo Fabrizia Pegoraro a Radio con vos. «La crueldad es una política de Estado», opina la investigadora Verónica Gago. Una reciente prueba de esa inclinación la ofreció Lilia Lemoine, la diputada de ultraderecha que cree en la chatura de la tierra. El fotógrafo Antonio Becerra recibió el mismo gas pimienta que la niña Fabrizia durante la última protesta de los pensionados. Semanas antes había sido amenazado públicamente por Caputo, el «Rasputín» de Milei. Según la legisladora, Becerra es responsable de haber estado a punto de perder la vista. «Interceptó el gas pimienta de un policía con la cara así que van a inventar que fue a propósito«.
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