Muere en la India una niña violada tras esperar varias horas a ser atendida en el hospital
Una niña de la casta más baja murió en el hospital tras esperar durante horas a ser atendida de las heridas causadas durante su violación. El último episodio de la tragedia de las mujeres en la India demuestra que siempre queda espacio para más elementos perturbadores. El país ha regresado al bucle del ruido mediático, protestas callejeras y trifulcas políticas que nunca ha mitigado el problema.
Ocurrió el sábado en Muzaffarpur, un distrito del estado Bihar. La niña jugaba en casa cuando Rohit Sahni, pescadero ambulante, le prometió chocolate si se subía a su bicicleta. En un estanque cercano la violó, la apuñaló en varias ocasiones y seccionó su garganta. Su madre la encontró agonizando varias horas después.
El primer hospital al que acudieron recomendó transferirla al Patna Medical College, el principal de la capital. Permaneció durante cinco horas en la ambulancia mientras sus familiares deambulaban de un ala a otra buscando una cama libre. Sólo tras la llegada de políticos locales y su enfrentamiento con el personal hospitalario, en una escena ya viralizada en redes sociales, fue admitida a media tarde del sábado en el área de ginecología. Murió a la mañana siguiente.
Reincidente
El sospechoso fue atrapado horas después del crimen y confesó. «Durante las investigaciones preliminares hemos descubierto que tenía una tendencia a acosar a niñas y antecedentes de un comportamiento parecido. Dos días antes ya atacó a otra niña pero el caso no fue denunciado. Solía servirse de las redes sociales para atraerlas«, ha explicado el superintendente policial del distrito. «La víctima sufrió numerosas heridas en todo su cuerpo. Debido a que tenía cortada la garganta no podía hablar pero explicó su calvario a sus familiares usando señales», ha añadido.
Extraña que el hospital no considerase prioritaria a una niña en ese estado. Sus responsables defienden su desempeño y rebajan el tiempo de espera en la ambulancia a poco más de dos horas. “Cuando este tipo de cosas pasan, la familia siempre lanza acusaciones de negligencia. La tratamos tan pronto conocimos su caso”, ha señalado el doctor Abhijit Singh a la agencia ANI. Dos comisiones estatales, la de derechos humanos y la de la mujer, estudian el comportamiento del hospital.
Marchas multitudinarias
La liturgia en estos dramas contempla que los partidos a escala local, provincial y nacional se crucen acusaciones y asignen culpas con el cuerpo aún caliente. Se exigen estos días despidos fulminantes, especialmente el del ministro de Sanidad, Mangal Pandey.
La oposición ha organizado marchas multitudinarias en Patna donde se han cortado carreteras, exigido responsabilidades y quemado muñecos que representan a los líderes locales. «La brutalidad contra una niña dalit -la casta más baja en la jerarquía india- en Muzaffarpur y la posterior negligencia en su tratamiento médico son extremadamente vergonzosas.
Si lo hubiera recibido a tiempo, su vida podría haberse salvado. Pero el Gobierno falló primero en protegerla y después en salvarla», ha dicho en sus redes sociales Rahul Gandhi, presidente del Partido del Congreso Nacional Indio y líder de la oposición.
«Alarmantemente comunes»
Sólo la espera en el hospital y la paradoja de que sobreviviera a las cuchilladas de su agresor pero no a la negligencia médica convierte a esta niña en noticia. Es la tercera violación de menores en el mismo distrito en mes y medio, según la prensa local. Una niña sufrió un ataque a finales de mayo y el cuerpo de otra fue encontrado en un saco con agresiones sexuales.
La India es el país más peligroso para las mujeres, según una encuesta de la Fundación Thompson Reuters que tenía en cuenta índices como la violencia sexual o el tráfico de personas. Un informe de Human Rights Watch calificaba las violaciones de “alarmantemente comunes” y describía un cuadro de impunidad e incompetencia.
El drama es mayor para las mujeres dalit o “intocables”, presas fáciles para las castas superiores y a menudo desamparadas por la justicia. Las constantes tropelías han estimulado el debate público sobre la relevancia de la clase social en las violaciones y popularizado la etiqueta Dalitlivesmatter en las redes sociales.
«La violencia, incluidas las violaciones individuales y en grupo, han sido utilizadas sistemáticamente por las castas dominantes para oprimir a las mujeres y niñas dalit y reforzar la estructura jerárquica de castas y géneros”, señalaba un estudio de Swabhiman Society. No es raro el rechazo policial a formular las denuncias ni las intimidaciones de los agresores. El resultado es una “cultura de violencia, silencio e impunidad”, concluía.
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