NICOLÁS MADURO O EDMUNDO GONZÁLEZ
Venezuela se enfrenta a otro período de turbulencias extremas en las próximas horas. La oposición asegura que tiene un plan para recuperar el poder tras unas elecciones que ganó el candidato antichavista Edmundo González, según las actas electorales que esgrimen. Han convocado para este jueves a una gran manifestación en el país y en ciudades de todo el mundo, incluida Madrid. Las presentan como el inicio de algo más grande: la caída del régimen de Nicolás Maduro. Prometen que el “presidente electo” González entrará en el país en los próximos días para ser investido presidente. Tienen un plan y habrá sorpresas, apuntan.
El Gobierno de Maduro, por su parte, ha militarizado el país y se ha atrincherado para que nada impida su ceremonia de investidura, programada para el viernes. Ninguna injerencia “extranjera”, afirman, los sacará del Palacio de Miraflores.
Nadie descarta otra ola de violencia extrema y represión. En este escenario endiablado, ¿cómo debe posicionarse España?
Por el momento, el Gobierno ha decidido que no va a enviar a nadie a la ceremonia de investidura de Maduro. «En la toma de posesión de Maduro, o como se le quiera llamar, no va a haber ninguna representación de España», han dicho literalmente fuentes oficiales del Ministerio de Exteriores.
Posicionamiento de los países respecto a la investidura
Los países de América Latina y otros de relevancia se han ido posicionando respecto al conflicto en Venezuela en tres grandes grupos.
Los afines, gobernados por la izquierda radical, como Cuba, Bolivia, Nicaragua y Honduras, han reconocido a Maduro como ganador de las elecciones y enviarán a sus jefes de Estado o de Gobierno o representaciones de alto nivel. Habrá enviados también de China, Irán o Rusia.
Un segundo grupo lo forman países cercanos ideológicamente, pero que han presionado sin éxito a Maduro para que presentara actas electorales para demostrar su presunta victoria. Brasil ha anunciado que enviará al acto a su embajador en Caracas, aunque no han recibido invitación formal. Esa será la opción previsible también para México. «No podemos reconocer elecciones que no fueron libres”, ha dicho este miércoles el presidente de Colombia, Gustavo Petro, que ha confirmado que no asistirá a la ceremonia de toma de posesión de Nicolás Maduro. Y ello a pesar de que Colombia es el país que más refugiados acoge de Venezuela y tiene interés en mantener las vías abiertas con Caracas, que es parte fundamental del plan de “paz total” con los narcos que impulsa el presidente colombiano.
El tercer grupo lo forman países como Chile, Argentina o Estados Unidos o la propia Unión Europea, que no mandarán a nadie ni reconocen la victoria de Nicolás Maduro. El gobierno chileno de Gabriel Boric ha ordenado incluso retirar a su embajador en Caracas por el “fraude electoral perpetrado por el régimen de Maduro”.
Un encaje complicado
“España tiene un problema importante por delante. No puede mandar a nadie a la investidura de Maduro porque sería dar legitimidad a quien no ha presentado pruebas de su victoria electoral. Pero, salvo gran sorpresa, va a gobernar Maduro y va a mantener el control del aparato del Estado. Por ello, España debe mantener abierto un canal de comunicación”, opina Egoitz Gago, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. En Venezuela hay alrededor de 350.000 españoles y operan empresas como Repsol.
El Ministerio de Exteriores aceleró para renovar al embajador de España en Venezuela, ante la cercana jubilación de Ramón Santos. Álvaro Albacete fue recibido en tiempo récord por Nicolás Maduro el pasado 23 de diciembre en el Palacio de Miraflores y recibió las cartas credenciales que le inauguran como jefe de misión en el país.
Pero el Gobierno quiere evitar el fiasco con el que acabó el reconocimiento del opositor Juan Guaidó como “presidente encargado” de Venezuela. Lo anunció en 2019 el propio presidente Pedro Sánchez, tras cumplirse el ultimátum de ocho días que la comunidad internacional había dado a Nicolás Maduro para que convocara nuevas elecciones. Sánchez fue el primer líder europeo en reconocer a Guaidó públicamente.
Aquel experimento no salió como se esperaba. Guaidó no consiguió aunar el apoyo político y social suficiente para doblar el brazo al chavismo, y terminó huyendo del país. La oposición estaba pulverizada hasta que llegó María Corina Machado, una líder conservadora y liberal que consiguió unificar bajo la Plataforma Unitaria a todos los desafectos con el régimen. Movilizó a una población enfurecida tras la salida del país de cerca de ocho millones de personas. Las autoridades impidieron que Corina Machado se presentara a las elecciones. El repuesto fue Edmundo González, un diplomático jubilado de 75 años. El mismo que ahora promete entrar en el país, “en bicicleta” si es necesario, según dijo en una entrevista hace tres semanas con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.
Violencia en las calles
La oposición ha convocado a una gran manifestación pacífica. Corina Machado podría salir de la clandestinidad y aparecer para arengar a las masas. Edmundo González ha recordado al Ejército que es él el que, desde el viernes, debe ser considerado como comandante en jefe. Pide que no repriman a los venezolanos. Y ambos apuntan a que, aunque la cúpula militar esté con el Gobierno, los soldados están con el pueblo.
“Lo más probable es que el Gobierno reprima la manifestación. Es el modelo que siguió Daniel Ortega en Nicaragua, y es lo que Maduro va a hacer. Una insurrección la considero altamente improbable, porque todos los poderes del Estado están con Maduro”, apunta el profesor Gago. “Sé que hay diferentes facciones que luchan por el poder, pero la hegemonía chavista no está en entredicho dentro de los poderes del Estado, aunque la mayoría de la población no lo apoye”.
Tras las elecciones de julio, la represión policial provocó la muerte de al menos 27 personas y la detención de cerca de 2.000, entre ellos decenas de menores de edad.
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Venezuela parece entrar en un ciclo muchas veces repetido. Pero hay factores que son nuevos. El más importante es que, en unos días, el próximo 20 de enero, comienza el nuevo mandato de Donald Trump. Varios de los cargos que ha nombrado para la región son halcones. Sobre todo Mike Waltz, el próximo consejero de Seguridad Nacional, el hombre que susurrará al oído del republicano. Waltz se ha reunido esta semana con Edmundo González. En los próximos días se verá si han coordinado algún “plan B” para arrebatar el poder a Maduro.
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