Nicolasa encara una obra de más de 50 millones para generar energía
El reciente cese de la extracción de carbón en Nicolasa (San Nicolás), el último pozo asturiano en actividad, ha certificado la evidencia de que la minería hace tiempo que tenía fecha de caducidad en la región. Lo que será «eterno» es la necesidad de realizar bombeos de agua para mantener controlados los niveles de inundación, labores que demandan todas las minas clausuradas. De la posibilidad de hacer de la necesidad virtud emana un proyecto que apunta a dar una segunda vida a la explotación mierense. Los planes de Hunosa pasan por convertir Nicolasa en un parque energético renovable en el que el aprovechamiento hídrico sea el principal motor.
La dirección de Hunosa y los sindicatos están actualmente enganchados en un desencuentro que tiene como marco la atascada negociación del nuevo plan de empresa. El incierto futuro de los trabajadores de las subcontratas es el principal punto de fricción en una negociación que tiene también puntos de encuentro. Uno de ellos es la transformación del pozo Nicolasa en un parque energético. Se trata de una iniciativa que en su momento alumbró el SOMA y que rápidamente encontró el apoyo del Gobierno del Principado. Hunosa, al menos en estos momentos, ha asumido el proyecto como propio y defiende su ejecución. Se trata de una actuación tremendamente ambiciosa, ya que su implantación conllevaría una inversión superior a los 50 millones de euros, según el alcance del bombeo hídrico que finalmente se establezca. En el boceto que se maneja inicialmente se apunta dos posibles capacidades, de 50 y 100 megavatios de potencia. Se maneja un coste de 1,2 millones de euros por cada megavatio instalado.
El proyecto que apunta a dar una nueva vida a Nicolasa conlleva desarrollar una enorme estructura, aunque su funcionamiento se puede explicar de manera sencilla. El bombeo reversible es una técnica de generación eléctrica que consiste en aprovechar los momentos de baja demanda para bombear agua desde un depósito inferior a otro superior. La ganancia radica en aprovechar posteriormente la energía potencial del agua para generar electricidad en momentos de alta demanda.
Aunque la generación hidráulica será el principal engranaje del proyecto, la transformación de Nicolasa en un parque energético renovable abarca un abanico de actuaciones más amplio. Junto al bombeo reversible en el interior de la mina, se abordará la canalización exterior de los arroyos que actualmente se encuentran soterrados bajo el complejo para, al final de su recorrido, instalar una turbina aprovechando la diferencia cota existente. También está prevista la instalación de paneles solares en la escombrera anexa al pozo ubicado en Ablaña.
Para enfocar el alcance del proyecto ligado a la que se define como bombeo inverso hidroeléctrico basta partir de un dato: las obras de adaptación de la mina se calcula que se prolongarán durante unos cinco años. Se aprovecharía la diferencia de cota existente entre el brocal exterior y la séptima planta, que profundiza cerca de 550 metros en la tierra. Entre la plaza de la mina y la escombrera se ubicaría un embalse (reservorio) exterior. En la zona de la Pudinga de la séptima se habilitará un según resorvorio, interior. Se utilizaría la caña del pozo número dos (Skip) como tubería de presión y el pozo número tres como chimenea de equilibrio. El pozo número uno (máquina de tambores embragables) se utilizaría para el servicio y en él quedarían instaladas las tuberías del actual sistema de bombeo. Se obtendría así un aislamiento del aprovechamiento hidroeléctrico sobre la inundación del resto de labores del área Sueros mediante la instalación de tapones en las galerías. Actualmente. Hunosa está realizando un estudio previo para poder evaluar correctamente la adaptación del proyecto a las infraestructuras actualmente existentes.
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Al quedar la mayor parte de la estructura apresada en la propia mina, el proyecto ofrece una ventaja que Hunosa valora muy positivamente. El proyecto tendría un reducido impacto medioambiental y paisajístico, lo que facilitaría la su tramitación administrativa. Además, se estima que la financiación podría nutrirse de diferentes programas de ayudas vinculadas a la transición ecológica. Estas instalaciones de bombeo permitirían incorporar equipos para el tratamiento y la depuración de las aguas utilizadas, sin requerir de la utilización de materias primas críticas, lo cual garantiza que podrán ser utilizados recursos y tecnologías nacionales en su construcción. n
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