Pablo Torres finaliza por todo lo alto un 2024 en el que ha irrumpido como una de las grandes promesas del ciclismo español. En cuestión de un año, ha pasado de llevar una vida relativamente normal a ocupar titulares y verse en el pelotón junto a algunos de los corredores a los que hace no mucho tiempo veía por la televisión. 

Las sensaciones no pueden ser más dulces tras un curso repleto de éxitos. “Ha sido una temporada muy buena, que difícilmente se hubiese podido mejorar. Algunos resultados pueden ser mejores, pero en general, todos los resultados han sido buenos. Tal vez no hayan sido un gran número de victorias, pero yo creo que en la mayoría de carreras he estado adelante”, cuenta en su visita al Mundo MARCA visiblemente ilusionado.

Entre sus logros durante este año, destaca sobre todo su segundo puesto en el Tour del Porvenir, donde además rozó la machada quedando sólo a doce segundos del británico Joseph Blackmore. Un salto cualitativo que ha sobrepasado todas las expectativas del joven. “Cuando empezó la temporada, no imaginaba que pudiese llegar a ser segundo en el Tour del Porvenir. Al principio de la temporada, ya había hecho segundo en el Giro sub-23, pero cuando llegué al Tour del Porvenir ya me avisaron de que eso no era lo mismo. Seguía siendo la misma categoría, pero era una carrera muy diferente, muy complicada y en la que el nivel era altísimo, casi tanto como en alguna carrera profesional de las de menos nivel. Yo llegué un poco asustado después de que me dijeran eso, pero sabía que aún así había entrenado muy bien y tenía oportunidades de hacerlo bien. Al final la suerte y las piernas acompañaron también, y acabó siendo un Tour del Porvenir muy bueno. Al final fueron dos victorias de etapa y segundo en la general, así que estuvo muy bien”.

Precisamente, fue durante la última de las etapas de esta competición cuando el de Vicálvaro acaparó todos los focos al conseguir batir el tiempo de Chris Froome en la subida de Colle delle Finestre. Lejos de presumir de esta marca excepcional, Torres prefiere mantener las pies en la tierra y lo pone todo en su contexto. “Compararse con Chris Froome y haberle recortado tiempo es un resultado muy bueno, pero tampoco creo que fuera la misma situación de carrera y de desgaste, ya que ellos estaban en la etapa 18 o algo así del Giro de Italia. No se puede comparar obviamente, pero sí más o menos puedes ver a qué ritmo subió cada uno”.

Tras un 2024 que él mismo califica “de diez”, el corredor madrileño se muestra ambicioso y espera cosechar más éxitos durante el próximo año, si bien lo más importante pasa por “mejorar lo máximo posible y aprender”. “Si tengo la oportunidad de poder estar disputando alguna carrera, pues obviamente me gustaría poder conseguir alguna victoria, y lucharé por ello. Pero para eso tengo que demostrar un gran nivel”.

A falta de conocer aún el calendario con mayor exactitud, todo parece indicar que el primer reto del ciclista de UAE será en Australia. “Es una carrera que tal vez no se adapte a mis condiciones como ciclista, pero sobre todo voy para ayudar al equipo y aprender, y tomar contacto con el World Tour. Yo creo que es una buena carrera”. Sin embargo, su ilusión de cara a 2025 también pasa por poder competir dentro de nuestras fronteras. “Sí que me haría mucha ilusión estar en alguna vuelta de las que hay en España. Por ejemplo, las de Cataluña, Itzulia, Andalucía, Valencia… Cualquiera de esas estarían muy bien y me gustaría correrlas, ya que están cerca de casa y estaría cerca de la familia”.

Junto a sus ídolos en el UAE Team

Tras una temporada con el Gen Z, filial del UAE Team, la joven promesa da el salto con los mayores y será compañero de algunos de los corredores que hasta hace poco tiempo eran sus ídolos. “Después del Tour del Porvenir, viendo los resultados que había conseguido, me dieron la oportunidad de pasar al equipo World Tour. Ellos me dieron la confianza de que eso era lo mejor para mí, ya que quedarme en el sub-23 igual suponía más presión y más obligación de tener resultados. Y yo obviamente pues confié en ellos y estoy muy contento de poder estar este año en el World Tour”.

La muestra más evidente de que en el equipo emiratí apuestan fuerte por el joven de 19 años recién cumplidos, es el hecho de que le hayan atado nada menos que hasta 2030. “Tengo hasta seis años de contrato, por lo que tengo tiempo para crecer lentamente y desarrollarme con tranquilidad. La verdad que estoy muy emocionado porque el equipo me ha apoyado siempre, desde que empecé con ellos, así que es un placer seguir con ellos tanto tiempo”.

Entre esas grandes figuras del ciclismo de las que espera seguir aprendiendo, hay un nombre que destaca especialmente, y ese no es otro que el de Tadej Pogačar. “Todavía no me ha dado ningún consejo, pero sí estuvimos todos juntos en la concentración que tuvimos en Emiratos y es un chico muy majo. En general, todos son muy majos. Él es de los mejores ciclistas del mundo, pero le ves ahí entre entre los demás ciclistas, y no podrías decir quién de todos es el mejor por su manera de actuar, porque realmente él está ahí como cualquier otro ciclista”.

Compartir equipo con el esloveno no es asunto menor para Torres. “Pogacar siempre ha sido el ciclista que más he admirado, es una inspiración para mí. Yo me he tragado todas sus carreras y siempre le he animado como el que más. Ahora tenerlo de compañero es algo increíble. Cuando fuimos a Emiratos, veía que los niños se acercaban a pedirle autógrafos, y yo lo entiendo, porque yo hubiese estado igual hace tres años. Para mí es prácticamente el mejor ciclista de la historia. Es verdad que yo no he visto mucho ciclismo, pero por lo que la gente habla de ciclistas anteriores, creo que Pogacar puede ser el mejor ciclista de la historia”.

No obstante, analizando sus propias virtudes como ciclista, el de Vicálvaro se reconoce en el espejo de otro español. “Tal vez me compararía con Enric Mas, por ser un ciclista que es escalador y puede ser bueno en vueltas, aunque yo todavía no sé cómo me podré defender en 21 días. Pero en principio yo creo que la subida sí que es mi fuerte y sobre todo este año he visto que con los días puedo ir a mejor. Yo creo que es un ciclista al que sí que puedo parecerme”.

Torres no tiene dudas de cuáles son sus fortalezas y se define a sí mismo como “un ciclista escalador”. “Cuanto más larga sea la subida, mejor se adapta a mis condiciones, y si es un terreno un poco rompepiernas o con subidas un poco más cortas, también me puedo defender, pero tal vez no pueda destacar tanto como en una subida larga. Creo que puedo ser un corredor completo, pero no destacar en ciertos terrenos. En otro tipo de terreno igual si me puedo defender en cierto momento, pero no como para destacar”.

Con los pies en la tierra

Considerado como el nuevo ‘Niño Maravilla’ del ciclismo español, el madrileño es consciente de lo que conlleva generar tantas expectativas. “Me gusta que confíen en mí, que digan que puedo hacer grandes cosas y me den confianza, pero obviamente algo de presión sí que te da. Creo que el que más presión me meto para obtener los resultados soy yo. Soy el primero que quiere ganar carreras y que vaya lo mejor posible, porque al final es lo mejor para mí. Lo que diga la gente tampoco me tiene que afectar mucho, aunque sé que cada vez más gente hablará de mí. Y eso no sé cómo me puede llegar a afectar en un futuro”.

No obstante, más allá de la presión externa que pueda existir, el joven reconoce ser el primero que se exige el máximo. “Lo de no responder me agobia más por mí que por la gente que confía en mí, porque la verdad que mi sueño es llegar a ser uno de los mejores ciclistas del mundo, y voy a dar todo lo que tengo por conseguirlo. Quedarme por el camino sí que me daría mucha rabia, pero más por mí que por lo que piense el resto de la gente. Hasta donde he llegado ya es un sueño y nunca me lo había imaginado, pero siempre soy muy ambicioso y quiero más. No me angustia, pero sí que me daría rabia no poder llegar a ganar grandes cosas en el ciclismo profesional, o no poder llegar a ser un ciclista profesional, porque oportunidades solo hay una para lograrlo y tengo que dar todo lo que tengo para poder conseguirlo”.

Quedarme por el camino sí que me daría mucha rabia, pero más por mí que por lo que piense el resto de la gente

Pablo Torres en MARCA

El ciclista del UAE Team sabe que tiene que ir peldaño a peldaño, lo cual no es un impedimento para soñar con lo más grande que se puede lograr sobre las dos ruedas. “Mi gran sueño sería ganar las tres Grandes Vueltas, porque hay pocos ciclistas que lo hayan conseguido. Si me tengo que quedar con una, me quedaría con el Tour, aunque la Vuelta a España también me gustaría mucho. Sería un sueño poder llegar algún día a Madrid con el maillot rojo, y que mi familia y mis amigos me pudieran ver en Cibeles. Aunque para eso va a haber que trabajar mucho y lo intentaré con todas las ganas del mundo, pero hay que estar mentalizado de que es muy complicado que pase”.

Parece que está en el buen camino, y tampoco descartemos que sea el puntual de una nueva hornada. “Creo que la generación que viene ahora es muy buena, tanto en chicos como en chicas. Hay corredores jóvenes que tienen mucho que decir en el futuro. Ya no solo desde sub-23 y Junior, sino en Cadetes también hay algunos corredores que el año pasado demostraron un gran nivel. Tal vez en años anteriores sí que faltasen más ciclistas que estuviesen a nivel, pero creo que lo que viene ahora va a ser muy bueno”.

Entre el barrio y la élite

A pesar de toda la expectación que se ha generado a su alrededor durante los últimos tiempos, lo cierto es que en muchos aspectos, la vida de Torres no deja de ser la de cualquier chaval que tiene 19 años y todavía vive con sus padres y sus hermanos. A corto plazo, no contempla la posibilidad de una mudanza a Andorra u otros destinos habituales. 

“De momento estoy muy bien y muy a gusto con mis padres en casa. Además yo creo que soy muy joven y tampoco me gustaría mucho alejarme de mi familia. Es verdad que en casa es un poco difícil hacer una vida de profesional al cien por cien, porque también están mi hermana y mi hermano, que van a clase y madrugan todas las mañanas. Además, duermo en la misma habitación que mi hermano, y eso supone un poco de jaleo por las mañanas y también se va a dormir más tarde que yo. Pero en casa estoy muy a gusto y voy a seguir viviendo aquí en Madrid. Me iré a la sierra a entrenar en coche los días que lo necesite, y así seguiré al menos este año y en principio el siguiente también”.

A medio camino entre la vida de cualquier joven y la de un deportista de élite, nos confiesa que uno de los aspectos que más le cuesta es el de la alimentación. “Para el Giro de Italia y el Tour del Porvenir llegué en un muy buen peso porque lo estuve controlando bastante bien, pero este año habrá que controlarlo más aún, y eso es lo que más me cuesta de todo. Siempre le digo a mis padres que me meto todo el entrenamiento que quiera, pero que de la comida no me quiten mucho porque ahí sí que lo paso muy mal (se ríe). Pero sé que si quiero llegar a ser un buen ciclista profesional, tengo que hacerlo todo bien”.

Siempre le digo a mis padres que me meto todo el entrenamiento que quiera, pero que de la comida no me quiten mucho porque ahí sí que lo paso muy mal

Pablo Torres

En estas circunstancias, el joven suele coger el coche que le dejaron sus padres para entrenar en Sierra Nevada. “Suelo llevar la bici de contrarreloj y también la de ruta para entrenar por allí. La verdad que sí que valían más las bicis que el coche que llevaba, que es el que me dejaron mis padres porque ellos se acababan de comprar uno nuevo. Pero para lo que lo uso yo está muy bien, porque es chiquitito, se maneja muy bien y puedo llevar dos bicis en la baca, o sea que para lo que lo necesito de momento está perfecto”.

No cabe duda de que la vida para Torres ha cambiado de forma considerable en muy poco tiempo, aunque en el barrio son pocos los que todavía le reconocen. “Sigo viviendo igual. Sí que es verdad que ya me han reconocido por la calle. Cuando voy por el barrio vestido de bici sí que me suelen reconocer algo más, pero yendo vestido de ropa de calle nunca me habían reconocido. Después de haber terminado la temporada y volver a casa, sí que ya me han reconocido dos veces, que eso nunca me había pasado, pero sé que de momento no soy nadie. No me conoce mucha gente”.

Un futbolista afortunadamente frustrado

Siempre muy vinculado al deporte, todavía recuerda cómo antes de volcarse en el ciclismo, disfrutaba también en los campos de fútbol jugando como mediocentro. Eso sí, reconoce que “era más de repartir juego que de correr”. Quién lo diría. “Nunca pensé que pudiese llegar a ser futbolista porque no era lo mío, pero empecé a ver que podía luchar por ser ciclista cuando terminé mi temporada de Junior de primer año y conseguí ya alguna victoria”.

Nunca pensé que pudiese llegar a ser futbolista porque no era lo mío, pero empecé a ver que podía luchar por ser ciclista cuando terminé mi temporada de Junior de primer año y conseguí ya alguna victoria

Pablo Torres a MARCA

A pesar de que en su día le tirase más darle patadas al balón o verse los partidos de su Real Madrid, ya en la actualidad, Torres vive el ciclismo con gran pasión y dedicación, incluso cuando no está sobre la bicicleta. “Lo que más me gusta, y yo creo que se nota, es el ciclismo. Me paso gran parte del día centrado en el ciclismo, viendo qué puedo hacer para mejorar el rendimiento. También me paso mucho tiempo viendo ciclismo y resultados de ciclismo para analizar a otros ciclistas. Antes me gustaba también mucho dibujar, solía dibujar y me gusta estar con la familia sobre todo”.

No obstante, otro tema más complicado es el de los estudios, aunque también es algo que hay que saber poner en el contexto del deporte de élite y sus elevadas exigencias. “Ahora mismo he dejado un poco apartados los estudios. Me saqué hasta segundo de bachillerato, hice la EvAU y con la nota que saqué me dio para entrar el año pasado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. A mitad de año lo acabé dejando porque los resultados en los estudios no estaban siendo como a mí me hubiesen gustado, y vi que me podía centrar un año en el ciclismo y ver si salían las cosas bien, y si no pues todavía tenía tiempo para volverme a centrar el año siguiente en los estudios. De momento, las cosas han ido muy bien y me centraré en estudiar un poco idiomas, que es mi punto más flojo dentro de los estudios. Siempre he sido muy bueno en matemáticas, física, química… pero el inglés siempre ha sido de las peores asignaturas que se me daban en el colegio”.