Para ser feliz hay que ser elegante. Y no tiene nada que ver con la imagen o la ropa que llevas



¿Cuál es el verdadero secreto de la felicidad? Hicimos esta pregunta a decenas de expertos, buscando la respuesta entre filósofos, escritores clásicos y mentes modernas. Pero pocos son tan reveladores, originales y transformadores como lo que ofrece José Carlos Ruiz. Para ser feliz hay que ser elegante.
La filosofía de la elegancia nació en su vida tras la búsqueda de mayor succión, ese que todos podemos adoptar, que nos lleva a la felicidad y que no, no tiene nada que ver con lo que te pones.
Elegancia ambiciosa
Puede parecer extraña la afirmación, pero para José Carlos Ruiz, ser elegante es fundamental si quieres ser feliz. La elegancia, explica, No tiene nada que ver con la imagen. No se trata de cómo nos vestimos o qué peinado llevamos, sino de algo más complejo. Una especie de capacidad para estar en el mundo de una manera particular. Saber elegir.
“El concepto de elegancia, en el que me llevó dos años trabajar en profundidad, tiene mucho que ver con la elección”, explica el filósofo en el podcast es lógico. La etimología de la palabra “elegancia” coincide precisamente con el de este verbo: elegir.
La definición del filósofo se refiere a lo mismo. “Un tema elegante es aquel que siempre sabe elegir la mejor opción en el contexto en el que se desarrolla”, define el experto.
La elección es, como ya hemos aclarado, mucho más que estética.. Elegancia es saber elegir tu actitud, tus palabras y tu tono.Por ejemplo. El experto imagina una situación en la que está conversando con un grupo de trabajadores después de terminar su jornada en una taberna, o con un grupo de profesores en una conferencia. La elegancia consiste en saber leer el contexto y elegir adaptar la forma en que nos expresamos. hacer que la otra persona se sienta igual. Haciéndote sentir visto, escuchado, cómodo.
Una forma de estar en el mundo


Esta ambiciosa elegancia que nos presenta José Carlos Ruiz es, por tanto, una forma de estar en el mundo. La elegancia nos permite hacer sentir a quienes convivimos que les prestamos atención, que son respetados y que no menospreciados. “La gente que hace esto es muy elegante”, afirma el pensador cordobés.
Este elegante pensamiento está, por supuesto, ligado a los modales. Para Ruiz, todo el escenario está pintado, por ejemplo: la figura del “dandy”.
“El dandy, si acudimos al diccionario, se define como una persona que viste elegantemente y que tiene buenos modales”, recuerda el experto. “En otras palabras, la forma en que interactúa es una manera en la que todos se sientan cuidados. Un sujeto elegante es aquel que se preocupa por los demás, que siempre los tiene en cuenta en estos procesos.
Por tanto, la moda es la clave de la elegancia. saber ser, saber vivir en armonía con quienes nos rodean. La elegancia es una configuración ética y la estética del comportamiento, dice el filósofo, y por eso es la clave de la felicidad.
La felicidad es el resultado.
La definición de elegancia puede haber sido clara, pero… ¿Qué tiene esto que ver con la felicidad? Para entenderlo nos remitimos a la entrevista que el autor concedió a Bodymente: “La felicidad siempre debe interpretarse como el resultado de una vidano como objetivo.
Para José Carlos Ruiz, fiscal la felicidad como meta no tiene sentido. La felicidad, desde Aristóteles hasta Kant, siempre ha sido entendida como el resultado de una vida bien vivida. Aquel en el que, cada noche, al dormirnos, podamos estar orgullosos de nosotros mismos.
Esto es precisamente lo que nos ofrece el experto con su elegante pensamiento. La elegancia es ese punto medio del que nos hablaba Aristóteles, entre el exceso y el defecto, que corresponde a la virtud y que nos permite sentirnos satisfechos. Esto nos permite vivir en “placer constante en una vida virtuosa”como lo define Kant. Y así, la elegancia y la alegría fortalecen los vínculos hasta volverse inseparables.
Porque, como escribe la filósofa Victoria Camps, Ética«Los seres humanos no sólo son egoístas, sino que necesitan a los demás y disfrutan de una coexistencia pacífica. No hay ningún rastro de felicidad posible si uno insiste en hacer la vista gorda ante esta verdad obvia.» No hay rastro de felicidad posible para aquellos que no son capaces de cultivar un pensamiento elegante.
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