Presión es sacar adelante una familia, no jugar al fútbol
Lamina Yamal Recientemente concedió una entrevista al programa. 60 minutos en el que compartió su visión de su carrera, sus orígenes y cómo lidió con la fama luego de convertirse en una de las mayores estrellas del fútbol mundial con tan solo 18 años.
El fin de BarçaSobre el estrés competitivo, argumentó que «la presión es una cosa mental» y que es «un sentimiento que no tengo, que nunca tuve».
Para argumentar esto, reiteró la comparación con la lucha diaria de sus padres: «Estaban bajo presión para saber qué hacer… Hay que formar una familia, un hijo, buscar un trabajo. Para mí, es una presión y una mala». «Siento que no puedo sentir ninguna presión para jugar al fútbol. Sólo estoy tratando de divertirme y creo que todos en mi familia deben haber pasado por lo peor que he experimentado jugando en un campo», dijo.
Lamine admite que, aunque la presión sea negativa, experimenta sensaciones físicas antes de los grandes momentos: «Te sientes nervioso, pero tienes los nervios bien… está entre adrenalina, nerviosismo y mucha excitación». Incluso admitió que en los partidos contra rivales inferiores a veces bajaba el ritmo por empatía, pero aclaró que «si era un juego de Campeones «Yo no lo haría.»
Durante la entrevista, el jugador español aseguró que el fútbol debe ser ante todo «divertido». «Juego para que la gente se divierta y dé un poco de espectáculo. Soy más un deportista que entretiene… mi objetivo no es batir todos los récords mundiales. Me gustaría cambiar la vida de la gente. Si alguien está triste, que vaya al partido, que me vea y que vuelva a casa más feliz», afirmó.
Estas declaraciones van acorde con su estilo, basado en el instinto. “Aunque vea tres rivales, nunca pensaré que me lo quitarán… Siempre trato de afrontarlo porque mi juego es así”.
Raíces y realidad social
En cuanto a su origen en el distrito de Rocafonda (Mataró), Lamine destacó frecuentemente el fútbol como un factor de igualdad social. «Es uno de los deportes que pone a todos al mismo nivel. Vengas de una familia con mucho o poco… en el campo eres igual».
Habló con orgullo de su barrio, admitiendo que aunque «no somos Sarrià, no somos Paseo de Gracia… somos los que somos y con eso nos basta».
Recuerda con detalle los sacrificios logísticos de su infancia, como los viajes en tren: «Me levantaba muy temprano… bajaba de mi casa a la estación en scooter… siempre llevaba una manta encima y me quedaba dormido».
Lamine habló con franqueza sobre la pérdida del anonimato. Admitió que «nunca podría ser un chico normal de 18 años». y describe una realidad cotidiana alterada: «Salgo a entrenar y tengo cuatro paparazzi en mi casa… quiero ir a tomar algo y no puedo».
Pese a ello, intenta mantener la normalidad con gestos sencillos como “jugar al Play, ir a ver a mi madre, comer con mi hermano”.
Respecto a las expectativas, afirmó categóricamente que «son malas porque cuando las cumples te quedas sin metas y cuando no las logras te puedes derrumbar». Dijo que no tenía ninguna, sólo «confianza en mí mismo de que puedo conseguir lo que quiero».
Sobre la inevitable comparación con MessiLamine quiso mantener una distancia respetuosa: «Yo tampoco quiero ser Messi, y Messi no sabe que yo tampoco quiero ser él. Quiero seguir mi camino… No pienso ponerme el 10 que llevaba Messi».
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