Groenlandia se ha convertido en la nueva obsesión de Donald Trump. En las últimas semanas, el presidente electo de Estados Unidos ha vuelto a expresar su intención de apoderarse de la isla, asegurando que es «una necesidad absoluta» y justificando su importancia en términos de «seguridad nacional y libertad en todo el mundo». La propuesta no es nueva. Durante su primer mandato, allá por 2019, ya mencionó la posibilidad de anexar el territorio, sin embargo, no trascendió que su gobierno hizo una oferta al igual que su antecesor, el expresidente Harry S. Truman, quien estaba dispuesto pagará 100 millones de dólares en oro a Dinamarca.

Tanto en aquella ocasión como en la actualidad, Dinamarca y Groenlandia, nación que pese a tener un gobierno autónomo se considera dependiente de Copenhague, han mostrado su negativa, sin embargo esto no parece haber abatido al magnate, que el próximo 20 de enero regresará. a la Casa Blanca. Será entonces cuando podrá poner en marcha su política exterior, que ya se prevé polémica, y ante la que cabe preguntarse, ¿podrá Trump apoderarse con chequera de la isla más grande del mundo? ?

«La soberanía no se puede comprar»

el profesor de Comunicación y Política Internacional de la Universidad Europea, José María Peredo La respuesta es clara: “Sí, podría darse algún tipo de acuerdo, pero no una compra”. Peredo destaca que Donald Trump podría optar por la promoción de un acuerdo internacional que ceda la soberanía del territorio «y por ese acuerdo podría haber una compensación«De hecho, existen antecedentes de este tipo de ‘compras’ por parte de Estados Unidos, que en 1803 adquirió la Luisiana francesa por más de 20 millones de dólares, o Alaska en 1867 tras pagar poco más de 7 millones de dólares a Rusia.

Pero ésta no es la única opción. El catedrático asegura a La Razón que existen otras fórmulas, aunque de nuevo pasarían por la firma de acuerdos que deben contar con el visto bueno de todas las partes, ya que «la soberanía no se puede comprar». De esta manera: «Podría darse el caso de que la soberanía fuera cedida a gestión de recursos. Se podría firmar un tratado internacional para la explotación de recursos, por ejemplo», concluye.

¿Usará Trump la fuerza para apoderarse de Groenlandia?

En una rueda de prensa celebrada el pasado martes en Mar-a-Lago, el presidente electo fue un paso más allá y no descartó el uso de medidas militares o económicas para hacerse con el poder. Groenlandia y el Canal de Panamá, Otro de los grandes protagonistas de sus últimos discursos con Canadá. Varias personalidades de la Unión Europea se han apresurado a censurar estas palabras. Entre ellos se encuentra la canciller alemana. Olaf Scholzque aprovechó para recordarle el principio de inviolabilidad de las fronteras.

Pese al revuelo causado, José María Peredo, descarta que el futuro líder de Estados Unidos vaya a cumplir sus amenazas: «Está en el discurso de Donald Trump, un poco en su personalidad, esa provocación para mostrar al mundo la capacidad que Estados Unidos lo ha hecho.» unidos de aactuar unilateralmente y estar interesado en determinadas cuestiones, y no son advertencias, sino simplemente para que el pueblo, sus rivales y la sociedad internacional (…) vean un poco de la capacidad (del país)». El profesor recuerda que en el actual contexto internacional, fuertemente marcado por la «competencia entre potencias» y conflictos armados abiertos, muchos líderes llevan a cabo este tipo de amenazas: «Por ejemplo, en situaciones de tensión o conflicto, un líder, como acabamos de ver con Putin, amenaza con el uso de armas, y también el Otros líderes responden.

¿Por qué Groenlandia?

La isla, considerada la más grande del mundo, se encuentra en su mayor parte cubierto de hielo y está habitado por unos 57.000 habitantes. Los motivos que han llevado a grandes potencias como Estados Unidos o China a poner sus ojos en él son muy diversos, y como señala a La Razón el profesor José María Peredo, van desde su extensión, hasta la riqueza en recursos naturales, el clima cambio y las nuevas rutas comerciales, y una vez más, la mera competencia geopolítica entre naciones: «Es un territorio que, en la medida que empieza a ser atractivo, puedes Es atractivo no sólo para Estados Unidos, sino también para otras potencias, lo que le hace ganar aún más valor.«, sostiene.

En el caso de Estados Unidos, hay lo que Peredo describe como «una cuestión de espacio»: «Miras el mapa y ves que Groenlandia se inserta allí, en Estados Unidos y Canadá», y según explica, su anexión a Estados Unidos significaría ampliar «el tamaño de América del Norte». El control de este nuevo espacio también sería clave para Washington en términos de seguridad, ya que, como recuerda el profesor, «en caso de cualquier conflicto» podría utilizarse para reforzar «Puntos clave de defensa, seguridad, transporte de energía, etc. de Estados Unidos».