qué ver en la ciudad que mira al cielo
Nos estábamos acercando a Saint Louis cuando una alerta sonó en nuestros móviles: “Alerta extrema de tornados”. A la llegada, nos esperaba un diluvio con un viento atroz. Nadie parecía preocupado en el hotel y a los pocos minutos la tormenta paró. Efectivamente, los habitantes de Saint Louis no parecen tener miedo a los tornados, pero, sobre todo, no tienen miedo a los cambios.
La que fuera una de las ciudades más importantes de Estados Unidos a finales del siglo XIX, ha perdido medio millón de habitantes en los últimos 50 años y se encuentra en plena búsqueda de su nueva identidad. Una personalidad renovada que girará, eso es seguro, en torno a la cultura, la gastronomía y, claro, al deporte. Viajamos hasta Misuri, a orillas del Misisipi, para descubrir la ciudad en la que es imposible dejar de mirar al cielo y pronto averiguarás porqué.
Una breve historia de Saint Louis
La ciudad de Saint Louis fue oficialmente fundada en 1764 por los comerciantes de pieles franceses Pierre Laclede y Auguste Chouteau. Nombrada en honor al rey Luis IX de Francia, la ciudad rápidamente se convirtió en un importante núcleo comercial y durante el siglo XIX creció exponencialmente debido a la llegada de inmigrantes, especialmente alemanes e irlandeses. Su ubicación estratégica en el río Mississippi fue clave y su crecimiento continuó durante y después de la Guerra Civil Americana.
El comienzo del siglo XX puso a Saint Louis en el mapa con la organización de dos eventos mundiales como fueron la Exposición Universal de 1904, también conocida como la Exposición de la Compra de Luisiana, y los Juegos Olímpicos, que eran los terceros de la modernidad tras los de Atenas y París. Sin embargo, según fue avanzando el siglo, Saint Louis sufrió una significativa pérdida de población cuando el comercio por vía fluvial cayó en beneficio del tren y otros métodos de transporte.
La ciudad alcanzó su máximo demográfico en 1950 con aproximadamente 856.000 residentes, pero desde entonces ha experimentado una disminución constante debido a la migración a otras grandes ciudades y otros factores económicos. En el año 1990 se bajó de los 400.000 habitantes y en 2022 la población censada se había reducido a 286.578 residentes.
Tal y como ha sucedido en otras ciudades como Detroit, este cambio demográfico ha obligado a Saint Louis a cambiar su estrategia y enfrentarse a este reto con un enfoque en el desarrollo sostenible, la mejora de infraestructuras y la promoción de una economía basada en la tecnología y la innovación. La ciudad está trabajando para atraer nuevas empresas y residentes, al tiempo que preserva su rica historia y revitaliza barrios como Central West End o Soulard, que quieren marcar el inicio de un nuevo Saint Louis.
Un paseo por Saint Louis
He definido a Saint Louis como la ciudad que mira al cielo porque literalmente resulta imposible caminar por la ciudad sin levantar la vista en búsqueda de ese omnipresente arco que nos vigila en todo momento. Una curva perfecta que acaricia el cielo con esa aparente fragilidad que se transforma en majestuosidad cuando por fin te sitúas debajo. Es inevitable, por tanto, empezar nuestro paseo desde aquí.
El Gateway Arch es el símbolo más reconocible de Saint Louis. Con sus 192 metros de altura, es el arco más alto del mundo. Inaugurado en 1965 y diseñado por el arquitecto finlandés-americano Eero Saarinen, celebra la expansión hacia el oeste de Estados Unidos, así como la compra de Luisiana por parte de Thomas Jefferson. Una auténtica maravilla de la ingeniería que tardó dos años en terminarse.
Los visitantes pueden subir a la cima mediante un sorprendente sistema de tranvías y disfrutar de unas impresionantes vistas de 360 grados sobre la ciudad. El parque que rodea el arco, ahora conocido como Gateway Arch National Park, incluye un interesante museo que narra la historia de la expansión estadounidense y el papel crucial de Saint Louis en este proceso.
Justo frente al arco, podemos admirar el Old Courthouse. El Antiguo Palacio de Justicia del Condado de St. Louis, construido en 1828 y ampliado posteriormente, fue el edificio más alto de Misuri hasta 1894. Diseñado inicialmente por la firma Laveille & Morton y remodelado por Henry Singleton y Robert S. Mitchell, este edificio emblemático, de estilo federal y renacentista italiano, albergó importantes eventos en la historia de Estados Unidos como el caso de Dred Scott que supuso la última subasta de esclavos en 1861.
Siguiendo el paseo por el downton, atravesaremos el Citygarden y su museo a cielo abierto con 24 esculturas contemporáneas, antes de llegar al Soldiers Memorial Military Museum. Inaugurado oficialmente el Día de los Caídos en 1938, este museo fue construido para honrar a los soldados de la ciudad que murieron durante la Primera Guerra Mundial. Homenaje que luego se amplió a los fallecidos en la II Guerra Mundial, así como en las guerras de Vietnam y Corea.
Caminando un poco más, nos encontraremos con la sorprendente Union Station. Inaugurada el 1 de septiembre de 1894, fue diseñada por el arquitecto Theodore Link en un estilo neorrenacentista. En su apertura, fue la estación de tren más grande del mundo y durante la década de 1940, la estación llegó a alcanzar la cifra de 100.000 viajeros al día. Sin embargo, con el declive del transporte ferroviario, el último tren salió de la estación en 1978. Hoy en día la ocupa un hotel junto con un centro comercial y es lugar habitual de eventos y exposiciones.
No muy lejos tampoco, podemos visitar el curioso y original museo de la ciudad. El City Museum de St. Louis, ubicado en una antigua fábrica de zapatos, es una mezcla única de museo, parque de diversiones y obra de arte. Creado por el artista Bob Cassilly y su equipo, ofrece estructuras interactivas como túneles, toboganes, y laberintos tanto en interiores como en exteriores.
Más alejado del centro, es más que recomendable acercarnos hasta Forest Park, el parque más importante y bonito de la ciudad. Entre las principales atracciones que se concentran aquí, encontramos el Museo de Arte, el Centro de Ciencias, el Museo de Historia o su famoso zoológico. También alberga The Muny, el teatro al aire libre más grande y antiguo del país, que ofrece producciones de Broadway durante el verano.
Un día de Baseball
Saint Louis vive por y para el deporte. Raro es el día que no hay un gran acontecimiento deportivo en la ciudad. Puede ser un partido de los BattleHawks, que trata de cubrir el hueco en fútbol americano que dejó la marcha de los Rams a Los Ángeles. O un encuentro de su reciente equipo de soccer, el St. Louis City SC, que compite en la MLS contra Messi y compañía. Pero la gran pasión de la ciudad es, sin duda, el béisbol y los Cardinals, el mayor orgullo de la ciudad.
Los St. Louis Cardinals son uno de los equipos más antiguos y exitosos de la Major League Baseball (MLB). Fundados en 1882 como los St. Louis Brown Stockings, el equipo pasó a llamarse los St. Louis Browns y luego adoptó el nombre de Cardinals en 1900. Desde sus primeros días en la American Association, donde ganaron cuatro campeonatos consecutivos entre 1885 y 1888, los Cardinals han sido una potencia en el béisbol profesional.
A lo largo de su historia, los Cardinals han ganado 11 títulos de la Serie Mundial, la segunda mayor cantidad en la historia de la MLB, solo detrás de los New York Yankees. Leyendas como Stan Musial, Bob Gibson o Lou Brock han dejado una huella imborrable en la ciudad y conviene aprenderse sus nombres para no desentonar si nos da por charlar con algún desconocido en un bar.
Un día de béisbol comienza con toda la afición congregándose en los alrededores del Busch Stadium, disfrutando de la atmósfera previa al juego que incluye música (a todo volumen desde primera hora de la mañana), puestos callejeros de comida y bebidas.
Antes de entrar al estadio podemos visitar el Salón de la Fama y Museo, ubicado en los aledaños y que resulta ser uno de los museos de béisbol más completos del país. Más de 15.000 objetos y 80.000 fotografías, repartidas en siete salas, que recorren la historia de los Cardinals, desde sus primeros días hasta sus más recientes campeonatos. No falta, por supuesto, una galería dedicada a los 11 títulos de la Serie Mundial ganados por el equipo
Una vez en el estadio, la experiencia va mucho más allá de ver el partido. Reconozco que al principio es complicado de entender para alguien como yo, más aficionado al fútbol europeo, pero no tardas en acostumbrarse y empaparte de esa atmósfera relajada y divertida que convierte cada home run en una fiesta mientras deambulas por los centenares de puestos de comida y tiendas buscando algún producto de merchandising.
Al fin y al cabo, durante la temporada regular se juegan nada menos que 81 partidos en casa, que suelen agruparse durante varios días de la semana. Así que conviene tratar de disfrutar del momento y no enfadarse demasiado por una posible derrota.
¿Sabías que un español jugó en los Cardinals?
No es desde luego el béisbol uno de los deportes más conocidos de España pero esto no era así a principios del siglo XX, cuando nuestra vinculación con Estados Unidos y las islas caribeñas era más directa. Hasta tal punto que un español terminó jugando con los Cardinals.
Alfredo Cabrera dejó las Islas Canarias en 1900 para ir a Cuba y dedicarse profesionalmente al béisbol. A pesar de estar en la agenda de al menos tres equipos de las Grandes Ligas, su única oportunidad en las mayores llegó a los 32 años, cuando debutó con los St. Louis Cardinals el 10 de mayo de 1913, en el que sería su único partido con el equipo. Cabrera regresó a Cuba y continuó su carrera en la Liga Cubana hasta 1920. Conocido como “El Pájaro”, fue el primer jugador latino en usar el uniforme de los Cardinals, el primer español y el tercer jugador en unirse a un equipo de las Grandes Ligas después de jugar con un club de béisbol negro.
Budweiser, la cerveza de Saint Louis y de Estados Unidos
Casi todos hemos bebido una Budweiser en alguna ocasión. Y la mayoría, al menos los más viejos, nos pasamos meses gritando “Wassup”, cuando aquella famosa campaña publicitaria se repetía a todas horas en televisión a finales de los 90. Lo que posiblemente no sabe mucha gente es que la cerveza americana más famosa nació precisamente en Saint Louis y hoy podemos visitar su fábrica original.
Fundada en 1852 por el inmigrante alemán Adolphus Busch, la cervecería Anheuser-Busch está situada en el barrio de Soulard y no solo se conserva en gran medida la arquitectura original de finales del siglo XIX, sino que todavía sigue siendo la sede principal de la empresa. Allí podemos optar por diferentes tours o experiencias que nos permitirán conocer más sobre su historia y descubrir algunos rincones realmente interesantes.
Para empezar, las majestuosas caballerizas que siguen acogiendo algunos ejemplares de los míticos caballos Clydesdale. Introducidos por primera vez en 1933 para celebrar el fin de la Ley Seca, estos caballos se han convertido en un símbolo icónico de la marca y de la ciudad.
La visita continúa por las diferentes áreas de producción de la cerveza, incluyendo un espectacular edificio de estilo art-deco que albergaba las oficinas originales de la empresa y algunos de los depósitos de fermentación de la cerveza. Dependiendo del tour que hayamos seleccionado, al final de la visita podremos degustar en la bodega de una cerveza totalmente fresca recién salida de los depósitos o realizar una cata en el Biergarten, un espacio de restauración que ofrece un menú inspirado en la historia y la variedad de cervezas de Anheuser-Busch.
Qué comer en Saint Louis
A la rica barbacoa
No se puede entender la cultura de Misuri sin entender la pasión que sienten por la barbacoa. En cada ciudad tienen su propio estilo y todas te dirán que la suya es la mejor, ya estés en Kansas City o, como en nuestro caso, en Saint Louis.
El plato más famoso es, por supuesto, las costillas de cerdo que tienen su propio estilo local. El corte de Saint Louis se distingue porque se quita la parte superior de las costillas, el cartílago y el hueso del esternón, resultando en un trozo de carne más cuadrado, jugoso y con menos grasa. Estas costillas suelen ser sazonadas con un rub seco y luego asadas a la parrilla antes de ser cubiertas con una salsa de tomate espesa y dulce, equilibrada con un toque de vinagre para evitar que sea excesivamente dulce.
Además de las costillas, otros platos destacados en la barbacoa de St. Louis incluyen pulled pork, pork steaks, burnt ends, y una especialidad local conocida como snoots, que son hocicos y carrillos de cerdo fritos. Los acompañamientos típicos son la ensalada de col, ensalada de papas, frijoles horneados y macarrones con queso. Para el postre, el “gooey butter cake” es un clásico que no puede faltar.
Uno de los mejores restaurantes para degustarlas es Bogart’s Smokehouse, ubicado en el histórico barrio de Soulard. Fundado en 2011 por Skip Steele, un veterano en el mundo de la barbacoa, Bogart’s ha ganado reconocimiento por el cuidado con el que trata a la carne y por sus innovaciones como sus costillas caramelizadas con glaseado de albaricoque, un toque que da a las costillas un sabor único y una textura crujiente en el exterior. El ambiente que encontramos en Bogart’s es acogedor y familiar. Tanto en su salón interior como en la terraza que rodea el restaurante, te sentirás como en casa. Una casa puramente americana.
Restaurantes recomendados en Saint Louis
- Vicia: Dirigido por el chef Michael Gallina y su esposa Tara Gallina, Vicia se enfoca en ingredientes frescos y locales, celebrando la agricultura sostenible de la región. El menú cambia con las estaciones y presenta platos creativos que destacan las verduras como protagonistas. El ambiente es moderno y acogedor, con un diseño que refleja el compromiso del restaurante con la sostenibilidad.
- City Foundry STL: Este espacio transformado alberga una gran variedad de puestos de comida, cada uno ofreciendo un menú diverso que refleja la riqueza cultural de la ciudad. Los visitantes pueden disfrutar de una mezcla ecléctica de opciones gastronómicas, desde tacos artesanales hasta helados gourmet. Además de la comida, City Foundry STL ofrece tiendas minoristas, espacios de coworking y una programación de eventos comunitarios, lo que lo convierte en un lugar ideal para explorar y disfrutar en cualquier momento del día.
- Sidney Street Café: Situado en un edificio histórico en el barrio de Benton Park, Sidney Street Café es un pilar de la escena culinaria de St. Louis desde 2003. Dirigido por el chef Kevin Nashan, el restaurante ofrece una experiencia gastronómica sofisticada que combina técnicas francesas clásicas con influencias modernas. El menú incluye una variedad de platos innovadores y cuidadosamente elaborados, desde mariscos frescos hasta carnes de calidad.
La influencia del Jazz y el Blues en Saint Louis
Saint Louis tiene una rica tradición musical, especialmente en los géneros de jazz y blues. Durante la Gran Migración a principios del siglo XX, muchos afroamericanos del sur trajeron consigo el blues, que rápidamente echó raíces en la ciudad y desarrolló un estilo propio. Este género se caracteriza por un sonido profundo y emotivo, reflejando las luchas y la humanidad de sus intérpretes.
El jazz, derivado en parte del blues y el ragtime, también floreció en St. Louis, con una escena vibrante que incluía clubes nocturnos y teatros donde se presentaban grandes músicos. La década de 1920, conocida como los “Años Locos”, vio una explosión de creatividad musical en la ciudad.
Inaugurado en 2016, el Museo Nacional del Blues homenajea a los pioneros de este estilo y hace un recorrido por su historia con exhibiciones interactivas que nos permiten, por ejemplo, componer nuestras propias canciones.
Hoy en día, St. Louis sigue siendo un centro fundamental para estos estilos, con salas de concierto icónicas como BB’s Jazz, Blues and Soups o Jazz at the Bistro, que ofrecen actuaciones en vivo regularmente.
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