rearme, reactivación de la economía y línea dura migratoria

El líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) alemana, Friedrich Merz, acaricia su ascenso al poder tras haber logrado cerrar un pacto de gobierno con los socialdemócratas (SPD), el partido del canciller saliente Olaf Scholz. Será la quinta coalición entre las dos formaciones que se han alternado el poder en toda la historia de la República Federal de Alemania (RFA). Sus prioridades son la activación de la economía alemana, ahora en recesión, al rearme de un Ejército desfasado y el endurecimiento de la política migratoria. Será el primer Gobierno liberado del dogma de la austeridad que ha marcado durante décadas la política alemana, gracias a la enmienda constitucional recientemente aprobada. Y tratará de frenar el ascenso de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), la segunda fuerza a escala nacional, pero políticamente aislada. Los socialdemócratas defenderán un propio sello en materia laboral y social, además de tratar de suavizar las aristas de la línea dura migratoria que quieren implantar sus socios.
Estas son las claves de la alianza entre la CDU y el SPD:
«Nuestra seguridad está hoy más amenazada que nunca desde el fin de la Segunda Guerra Mundial» y, por primera vez desde entonces, «Alemania y Europa debe prepararse para velar por su propia seguridad»: estas son las dos premisas del capítulo Defensa y Seguridad, incluido en las 146 páginas del pacto. Alemania reconoce que su Ejército está desfasado.Pero Alemania «is back» (ha vuelto) y cumplirá con sus obligaciones, aseguró Merz, preguntado sobre qué le diría a Donald Trump. La pieza fundamental para que Alemania sea capaz de responder a sus compromisos con sus aliados y consigo misma es la reforma constitucional sellada hace apenas unas semanas, que abre la vía a un gasto prácticamente ilimitado en defensa. La cartera quedará a manos de los socialdemócratas y probablemente de su actual titular, el carismático Boris Pistorius. A él corresponderá también encarrilar un concepto de un servicio militar que no sea obligatorio, sino voluntario, pero capaz de despertar las motivaciones a enrolarse en unas fuerzas armadas marcadas por sus cifras menguantes, tanto en cuanto a recursos como en contingente. Actualmente el Ejército alemán tiene unos 182.000 soldados, en un país con 84 millones de habitantes.
«Alemania seguirá siendo un país de inmigración (…) y el derecho al asilo seguirá siendo intocable, afirmó el líder de SPD, Lars Klingbeil, al presentar el pacto. Preservar este mandato no le será fácil al socio de coalición. Su ministerio quedará en manos conservadoras y Merz considera que «combatir la inmigración irregular» es parte esencial en la estrategia e interés común para debilitar y frenar el alza de la AfD. El pacto contempla suprimir el reagrupamiento familiar para los refugiados con protección subsidiaria, alargar los plazos para el acceso a la nacionalidad alemana, reducir a lo más básico los subsidios a los acogidos o tolerados como asilados y devolver en la propia frontera a los inmigrantes irregulares. Es decir, practicar las devoluciones en caliente. Algo que, defiende Merz, ya hacen otros países europeos.
«Tenemos un plan fuerte para que llevar de nuevo hacia adelante a nuestro país», asegura Merz, quien reconoce las «turbulencias» procedentes de Estados Unidos –o aranceles— como un factor de riesgo geopolítico comparable a los estragos económicos derivados de la «guerra de agresión» sobre Ucrania precipitada por Vladímir Putin. El próximo Gobierno se propone rebajar la carga impositiva sobre ciudadanos y empresas en el sector energético, especialmente a aquellas firmas cuya actividad requiere de mayor consumo. Las cargas fiscales sobre la energía deberán bajar hasta situarse «en la media europea», según Merz. El gran apoyo a la actividad económica debe proceder, sin embargo, de la supresión de la enorme carga burocrática que, hoy por hoy, lastra a empresas grandes, medianas o pequeñas. También bajarán las cargas impositivas sobre los sueldos más bajos o medios. Pero no se contempla un aumento en los ingresos más altos o muy altos, contrariamente a lo que pretendía el SPD.
El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales corresponderá a los socialdemócratas y se baraja como su probable titular a Bärbel Bas, la expresidenta del Parlamento. Sus compatriotas reconocen en ella la energía con que desempeña sus tareas. Desde esta posición deberá defender la promesa esencial de su partido: que no se puede financiar el rearme con recortes sociales o laborales. El SPD exhibe como logro de su partido la implantación de un salario mínimo interprofesional en tiempos de Angela Merkel. Su propósito es elevarlo a 15 euros por hora, frente a los 12,8 actuales. También se compromete a mantener el nivel de las jubilaciones y prolongar por dos años el tope al aumento de los alquileres. Infraestructuras, el otro gran desafío nacional al que se pretenden destinar un fondo de medio billón de euros en 12 años, quedará en manos de la CDU.
Aunque se hable de coalición entre conservadores y socialdemócratas, en rigor son tres los partidos implicados en el pacto y también tres a pujar por los ministerios clave. Además de la cancillería, la Unión Cristianodemócrata (CDU) asumirá Exteriores, una cartera que suele corresponder al socio menor pero que por primera vez en 60 años quedará para el partido de Merz. A su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), de línea más derechista que la CDU, se le adjudica Interior, determinante para la política migratoria, la lucha contra el terrorismo y contra el extremismo político. Al SPD le corresponderán siete del total de 17 carteras, entre ellas Defensa y Finanzas, además de la vicecancillería, lo que le dará un papel determinante en el ejecutivo pese a su condición de socio menor.
El pacto consensuado debe superar aún la ratificación de los tres partidos, a los que corresponde además designar a sus ministro. En el caso del SPD, la ratificación será a través de una consulta por voto telemático a sus bases. Para la CDU, en un congreso en pequeño formato a finales de abril, mientras que la CSU lo hará a escala de su cúpula. La fecha contemplada para que Merz se someta finalmente a su elección como canciller en el Parlamento se sitúa en la segunda semana de mayo, probablemente entre el 5 y el 7. Es decir, en vísperas del 80 aniversario de la Capitulación del Tercer Reich, que aspira a presidir ya como canciller. Hasta entonces, el equipo de Olaf Scholz y su coalición con los Verdes siguen como gobierno en funciones.
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