«Simplemente salgan y arresten a extranjeros ilegales”. Las órdenes del ultra Miller que iniciaron la escalada de Trump en Los Ángeles
Las cosas no estaban yendo como Donald Trump quería en su prometida campaña para realizar la «mayor operación de deportaciones en la historia de Estados Unidos». Por eso el 21 de mayo su asesor Stephen Miller, ultra y arquitecto de la dura estrategia de inmigración del republicano, lideró una tensa reunión en la sede central de ICE en Washington en la que urgió a la agencia policial de inmigración a pisar el acelerador en los arrestos, fuera donde fuera, contra todo tipo de inmigrantes, costase lo que costase.
En esa reunión, en la que también participó con un tono algo menos agresivo la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, Miller marcó la meta de 3.000 arrestos al día, prácticamente el triple de los que se estaban practicando al principio del mandato de Trump. Lejos de instarles a centrarse como hacen públicamente el presidente y su equipo en criminales violentos ( “lo peor de lo peor”) o con historiales criminales, el furioso Miller urgió a que abrieran su red y espetó a los 50 líderes estatales de la agencia convocados: “Simplemente salgan y arresten a extranjeros ilegales”.
“Hagan lo que tengan que hacer”, dijo también Miller, que según el ‘Washington Examiner’ acusó a los reunidos de ser “líderes horribles” y los dejó “con la moral por los suelos”.
‘Operación Prófugo’
Su mensaje amenazante, no obstante, caló, y lo hizo también el operativo. Se lanzó a nivel nacional la ‘Operación Prófugo’, en la que según detalles operativos a los que tuvo acceso NBC se planea que participen en los arrestos más de 5.000 agentes del orden federales y hasta 21.000 miembros de la Guardia Nacional.
Las intensificadas acciones de ICE empezaron a verse en todo el país. Y como había sugerido Miller según la información de la reunión de ‘The Wall Street Journal’, se realizaron intervenciones en locales de la cadena Home Depot, a cuyas puertas se suelen concentrar inmigrantes que buscan trabajos en negro en la construcción, así como en otros lugares donde se congregan. Es lo que pasó el viernes pasado en la localidad de Paramount y en el distrito textil de Los Ángeles. Y en lugares donde los inmigrantes son parte tan fundamental del tejido social, numérica e históricamente, la comunidad salió en defensa de los detenidos y tratar de frenar a ICE.
Así prendió la mecha de protestas que en algunos casos se tornaron violentas y ante las que Trump ha desplegado casi 5.000 efectivos militares, tanto reservistas como en activo, pese a que no se lo hubiera pedido el gobernador Gavin Newsom y pese a que policía y autoridades locales lo consideraran innecesario.
Saltándose las normas
Los agentes de ICE en muchos casos se mueven en operaciones y con equipamiento que parecen militares. Se denuncia que en todo el país está desapareciendo gente en el sistema de detenciones sin que familiares o abogados puedan contactar con ellos. Y según letrados, activistas por los migrantes y altos cargos de administraciones previas citados por el ‘Journal’ el gobierno de Trump se está saltando muchas normas.
En esta campaña contra los migrantes, por ejemplo, hay arrestos sin órdenes judiciales, agentes vestidos con ropa de paisano que no se identifican y detenciones que se ejecutan en tribunales, escuelas, centros médicos o iglesias, que antes estaban fuera de los límites de acción contra migrantes. También suceden en lugares de trabajo, una realidad que amenaza con enfrentar a Trump con los sindicatos, entre los que ha ido ganando apoyos. De momento, no obstante, su Administración no tiene intención, o no lo aparenta, de ir a pisar el freno.
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