Temor a que los 17 nuevos trenes de cercanías prometidos a Asturias tras el «Fevemocho» no lleguen para principios de 2026

La preocupación por la «falta de «avances y escasa claridad» respecto a la gestión del lote de nuevos trenes de cercanías –la antigua Feve– que tienen que llegar a Asturias el año que viene está aumentando con el paso de los meses en sectores ferroviarios de la región. La entrega de estos convoyes encargados por Renfe a la empresa CAF, con fábrica en Guipúzcoa, llamados a modernizar el menguante servicio de cercanías en Asturias, está prevista para el primer semestre de 2026 y en fuentes del sector ya hablan abiertamente del temor a un futuro retraso en esa remesa.
Oficialmente, la compañía explica que el proyecto sigue su marcha, mientras que el fabricante guarda silencio, remitiéndose a Renfe, responsable del encargo. El silencio es total mientras la sensación de preocupación va a más y además los acontecimientos se están multiplicando. En varias reuniones y contactos recientes, representantes sindicales de Renfe se han interesado por conocer el cronograma previsto con estos nuevos trenes, esperando que hubiese ya fechas concretas, a poco más de diez meses para empezar 2026, el año clave del despegue de las cercanías. No hubo respuesta alguna por parte de la compañía, para sorpresa general. Esta «falta de claridad», de la que hablan en sectores sindicales y también en cargos de Renfe, se une a una respuesta oficial del Gobierno central, que en octubre del año pasado hizo saltar las alarmas.
En esa ocasión, el Ejecutivo de Pedro Sánchez contestó así a los tres diputados asturianos del PP, que preguntaron por los detalles de los 17 nuevos trenes que teóricamente tienen que empezar a llegar en 2026. «El expediente se encuentra en tramitación y, si bien las condiciones no están acordadas, no implica una modificación del número de trenes». Esa respuesta oficial hacía referencia a cómo se estructura el compromiso del Gobierno central con Asturias a causa del «fevemocho», el escándalo de los trenes mal construidos, por el que germinaron los acuerdos de la Castellana: gratuidad en el servicio hasta la entrega de los nuevos convoyes, fechada para 2026 y varias inversiones.
Los nuevos trenes que tienen que llegar a la región forman parte de un pedido de 31 convoyes que tienen que repartirse entre Cantabria y Asturias, con 21 y 10 unidades respectivamente para cada comunidad. Ese encargo fue formalizado en 2021, antes del Fevemocho, como consta en el portal de transparencia. Pero el paquete completo prometido para la región incluye otros siete trenes más, llegando a un total de 17. Luego, habría la posibilidad de ampliar a otros 18, según la demanda. Esa ampliación en el pedido inicial, la de 10 a 17, que conlleva un aumento de los precios, está contemplada, según Renfe, en una cláusula del contrato, aunque la misma no figura en la primera adjudicación.
De ahí la sorpresa que causó la respuesta del Gobierno, en la que no dio por seguro el paquete completo para Asturias. De momento, la única modificación pública del contrato de los cercanías se produjo hace unos meses, cuando el precio pasó de 196 millones de euros a 220, debido a unas medidas para la comodidad de los viajeros.
En este contexto de las cercanías se une a que el último encargo ferroviario de Renfe, el de los trenes Avril de alta velocidad, que ya operan en la región, tuvo un importante retraso, provocado en este caso por la empresa Talgo, la compañía que los fabricó. Renfe, consultada en varias ocasiones, se limita a recordar que la información relativa al encargo con CAF está en la adjudicación publicada en el portal de transparencia y asegura que no puede dar dato alguno de esta operación, amparándose en la confidencialidad del contrato, que debe financiarse con dinero público. La llegada de estos trenes se incluye en el plan de cercanías para Asturias, que en materia ferroviaria, después de la apertura de la Variante y la llegada del AVE, es la máxima prioridad en la región.
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