Trump aplaca un conato de revuelta republicana en el Congreso y ve avanzar su plan para recortar de impuestos

El dominio total de Donald Trump sobre el Partido Republicano ha vuelto a probarse este jueves en el Congreso de Estados Unidos. En una votación en la Cámara Baja el mandatario ha logrado aplacar un conato de revuelta del ala más conservadora de su formación y ha visto cómo sale adelante un marco de proyecto presupuestario que incluye profundos recortes de impuestos. Esos presupuestos son vitales para la agenda económica y para la popularidad de Trump, tocada ante la persistencia de los elevados precios y su incapacidad de cumplir las promesas de campaña de reducir los costes de la vida y las críticas crecientes a la guerra comercial que ha desatado.
El último amago de rebelión lo habían planteado representantes del ala más ultraconservadora del partido. Aunque están alineados con Trump en buscar los recortes de impuestos, se resisten a autorizarlos si no llegan acompañados de drásticos recortes de gasto. Y por eso varios se oponían a un proyecto que ya había recibido este fin de semana luz verde en el Senado que solo contempla recortes de gasto de 4.000 millones de dólares, muy lejos de los 2 billones marcados como meta por un proyecto de ley autorizado en febrero por la Cámara Baja.
Dada la exigua mayoría republicana en esa Cámara, donde el ‘speaker’ Mike Johnson solo puede permitirse perder tres votos en sus filas en cualquier votación para la que se unan todos los demócratas, la resistencia de los ultraMAGA al proyecto de marco presupuestario era una condena. Y el miércoles mismo Johnson se veía obligado a suspender una votación al no tener asegurado el respaldo.
Para este jueves por la mañana, no obstante, todos los republicanos salvo dos entraban en vereda y el marco presupuestario recibía luz verde. Y era una clara victoria para Trump, que aún no tiene seguro que las dos cámaras vayan a poder ponerse de acuerdo fácilmente en el proyecto presupuestario final. En ese los recortes de gasto que exigen los ultras posiblemente tendrán que llegar de programas como Medicaid, la sanidad para los más pobres, y esa cuestión que puede generar el rechazo de los republicanos más moderados.
Reconfirmación del poder
De momento, en cualquier caso, Trump reconfirma su poder. Porque había estado presionando a los congresistas, tanto con mensajes críticos y duros en redes sociales como en persona.
Es lo que hizo el martes, cuando en un discurso en una cena de recaudación de fondos del comité republicano del Congreso acusó a los rebeldes de ser “estúpidos”, “intentar probar lo grandes que son” y estar haciendo “gestos de cara a la galería”. El mandatario les instó entonces a apoyar el proyecto de ley, algo que han acabado haciendo.
En ese discurso, que ofreció horas antes de dar su abrupto giro en la guerra comercial global que ha desatado, Trump también lanzó un mensaje contra republicanos que, en un espectro diferente del partido, han estado cuestionando su estrategia arancelaria y planteando, en alianza con demócratas, que el Congreso pueda supervisar su política en ese terreno.
Ese potencial control es de momento una entelequia. Y Trump sigue adelante con su guerra comercial, sacudida por el caos. Este mismo jueves la Casa Blanca se veía obligada a aclarar que los aranceles con los que Trump ha redoblado su enfrentamiento con China no son, como dijo el miércoles, del 125% sino del 145%. El mandatario no había incluido al hacer su anuncio (en un mensaje en Truth Social) los gravámenes del 20% que ha impuesto a las importaciones chinas para tratar de presionar a Pekín a que intensifique su lucha contra el fentanilo.
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