Tusk llama al rearme de Europa «para sobrevivir» y carga contra la política migratoria y medioambiental de la UE
«Si Europa quiere sobrevivir, tiene que armarse», ha dicho el primer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, durante un discurso ante la Eurocámara para presentar las prioridades de la presidencia de Polonia, que ha sido una llamada a reforzar la seguridad, y en gran medida, un oda a Europa.
[–>[–>[–>[–>El eslogan de la presidencia polaca no deja lugar a dudas: «¡Seguridad, Europa!». Y ese ha sido hoy el mensaje de Tusk. Para el polaco, no es el momento de «escatimar» en el gasto en defensa. «Para evitar una trágica repetición de la historia, debemos ser fuertes. No hay que subestimar la petición del 5% del PIB para armamento», ha dicho ante el Parlamento en referencia a la reclamación del nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, a sus socios de la OTAN.
[–>Tusk considera que las exigencias de reforzar la política de defensa europea desde el otro lado del Atlántico, no son una muestra de deslealtad sino de camaradería. «Solo un aliado podría desear a otro que se haga más fuerte», ha dicho Tusk. Parafraseando a John F. Kennedy, el primer ministro ha llamado a no preguntar qué puede hacer América por la seguridad de Europa si no qué podemos hacer nosotros.
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«Creo que la Unión Europea y los estados miembros serán el aliado más preciado también para Washington si tomamos el control de nuestra seguridad, si nos mantenemos en pie», ha dicho Tusk. El polaco ha llamado a ser creativos y entender que la única manera de no tener que invertir más en defensa en el futuro es hacerlo ahora.
[–>[–>[–>[–>La seguridad, más allá de la defensa
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La visión de la seguridad de Tusk no tiene solo que ver con el aumento del gasto en defensa. También ha defendido políticas migratorias más duras en nombre de la supervivencia de Europa. «La gente no puede asociar la democracia con la indefensión y la falta de fuerza» en la protección de las fronteras, ha dicho, al tiempo que ha defendido que se puede garantizar la seguridad interior «sin eslóganes nacionalistas» y «xenófobos». Polonia es uno de los países que votó en contra del Pacto Migratorio que la UE aprobó hace solo unos meses.
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También ha cargado Tusk contra las políticas energéticas de la UE. Uno de los objetivos de la presidencia polaca es poner fin definitivamente a la dependencia europea del gas ruso, pero hacerlo podría suponer una subida significativa de la factura de la luz. «Los altos precios de la energía pueden barrer a muchos gobiernos democráticos de la Unión Europea», ha advertido.
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Pero el primer ministro achaca la subida de los precios las políticas energéticas verdes. «No creo que nadie aquí ponga en cuestión que necesitamos proteger el medioambiente, somos conscientes de las potenciales consecuencias desastrosas que seguirían en caso de no tomar medidas pero hay un pero. No podemos permitirnos no ser competitivos. No seamos ingenuos. Si Europa se va a la banca rota, ¿quién protegerá el medio ambiente por nosotros?», ha subrayado.
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Porque en su oda a Europa, en la Cámara legislativa de la UE y al frente de la presidencia del Consejo, Tusk ha llamado a «ser valientes» y desregular. Y lo ha hecho en un sentido muy concreto. El primer ministro ha puesto el Pacto Verde Europeo en su punto de mira. Pide rebajar los estándares medioambientales para las políticas agrícolas o energéticas, y revisar la legislación existente en nombre de la competitividad.
[–>[–>[–>[–>Críticas de todos los bandos
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El discurso de Tusk no ha convencido a nadie. La extrema derecha ha acusado al polaco de ser en parte responsable de la llegada de personas migrantes a Europa durante la crisis de 2015, cuando se sentaba a los mandos del Consejo. También le han responsabilizado de las políticas verdes, aunque los grandes objetivos de lucha contra el clima se decidieron ya bajo la batuta de Charles Michel.
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Socialistas, liberales, izquierda y verdes han criticado su llamada a desregular y sus ataques a las políticas verdes. «La seguridad también va de la mano de la seguridad medioambiental, porque ¿qué seguridad hay si las inundaciones ponen en peligro a nuestra gente y destruyen nuestros hogares, las sequías acaban con nuestras cosechas y cuando las masas de agua y los incendios forestales arruinan infraestructuras enteras o las economías de regiones enteras?», ha dicho la eurodiputada verde Terry Reintke.
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La líder de los socialistas, Iratxe García, por su parte, ha censurado la visión de Tusk de la seguridad. Seguridad, ha dicho García, también es garantizar el poder adquisitivo de los pensionistas, el derecho al aborto de las mujeres en Europa, o que una pareja LGTBI pueda recorrer las calles sin miedo, en referencia a las políticas conservadoras en Polonia. «Esto también es seguridad», ha espetado la eurodiputada española.
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Una oda a Europa
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Tusk no ha presentado una lista de prioridades ante la Eurocámara, sino una visión de Europa. Una Europa que conoce bien. Es su tercer mandato como primer ministro en su país, dónde recuperó el gobierno para los democristianos, tras cuatro años de gobierno de los ultraconservadores de Ley y Justicia. Estuvo además a los mandos del Consejo Europeo en una de las épocas más convulsas de la historia de la UE, entre 2015 y 2019. Bajo su presidencia, el polaco tuvo que construir consensos frente a la crisis del euro, a la de acogida que supuso la llegada masiva de demandantes de asilo, o al Brexit.
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Ahora toma los mandos de la presidencia rotatoria del Consejo, en pleno vacío de liderazgo en la UE, con una guerra activa a las puertas, y la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, con quien ya lidió como presidente. «Europa no está perdida siempre que vivamos», ha dicho Tusk que ha reconocido que Europa vive casi una crisis espiritual pero que la situación actual es tanto un reto como una oportunidad para Europa. «Tenemos que creer en nuestro poder, en nuestro potencial. Somos tan fuertes como las grandes potencias del mundo», ha dicho.
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El polaco ha llamado a los europeos a «no tener miedo» y «mantener la cabeza alta», defendiendo que Europa ha estado siempre a la altura en las grandes crisis, desde la pandemia hasta la guerra en Ucrania. «Europa fue, es y será siempre grande», ha dicho parafraseando el eslogan e Trump, que también utilizara Viktor Orbán durante la presidencia húngara del Consejo.
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Tusk se ha aferrado a la unidad como gran fortaleza europea en una época de crispación y polarización. «Como europeos hemos sido capaces de encontrar una y otra vez este terreno compartido, este sentimiento de comunidad», ha dicho el premier polaco, añadiendo que aunque algunos de esos principios se han puesto en cuestión, es el sentimiento de comundiad lo que nos ha traído aquí. Lo ha dicho, eso sí, en el Parlamento más fragmentado y euroescéptico de la historia de la Unión.
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