Un anestesista valenciano regresa tras 4 meses en Gaza: «Es un genocidio. Es difícil describir el horror»
En primera fila, su madre le indica con una sonrisa que se acerque. Se funden en un abrazo al que se suman, poco a poco, el resto de familiares y amigos. Y aunque es el aeropuerto de Valencia y otros pasajeros salen por la misma puerta se hace un silencio extraño que se rompe con unos sentidos aplausos. Así ha sido recibido esta mañana Raúl Incertis, un médico anestesista valenciano que llevaba cuatro meses en Gaza, viviendo y trabajando sin descanso en el hospital Nasser de Jan Yunis donde llegan «niños con disparos de bala en la cabeza o con las tripas fuera». «Es difícil describir el horror», explica.
Raúl Incertis se reencuentra con los suyos a las 11,15 horas tras una espera incierta porque ha dado instrucciones de querer llegar de forma discreta y allí hay más gente de la que tenían prevista, incluidos los medios de comunicación. «Está agotado y viene muy afectado», explican sus familiares y amigos.
Raúl Incertis posa con su madre, hermanos y sobrinos, en el aeropuerto de Valencia. / J.M. López
Pero el médico anestesista se para y atiende a los periodistas para explicar que regresa para tomar fuerzas tras cuatro meses «de guardia 24 horas, durmiendo y viviendo en un hospital». «Físicamente ya no podía más, ya no tomaba buenas decisiones. Estaba muy cansado. Mis compañeros me decían ¿pero qué haces aquí? Si nosotros pudiéramos, nos iríamos. Pero sientes que no te puedes ir, claro. Entonces, mis superiores me recomendaron que me fuera y si es posible, y si Israel lo permite, pues regresar. Claro que sí pienso en regresar«, asegura sin dudarlo. De hecho ya lo hizo una vez tras ser evacuado en noviembre de 2023.
Raúl Incertis sirve a los medios a su llegada a Valencia. / J.M. López
«Es un genocidio»
Para sensibilizar a un occidente ajeno al «horror de Gaza» lo que allí ocurre, Incertis pide a la gente que se imagine «que va por la calle y de repente ve a un adulto que le está pegando a un niño y le pega muy fuerte y al final mata a ese niño. No hace falta que dentro de un año y medio venga un juez y diga que ha habido un asesinato. Porque toda la gente de la calle ha visto que es un asesino o que se está produciendo una agresión. Y habría gente que intentaría parar al agresor. Pues el agresor es el gobierno israelí y el niño es Gaza. Y hay que parar al agresor. Esto ya no se trata de un conflicto árabe. Ahora el conflicto árabe israelí es en un segundo plano. Se está produciendo un genocidio. Y no lo digo yo, lo dice la ONU. Lo dicen los principales escolásticos, expertos judíos. Y nosotros hemos visto intencionalidad, hemos reportado intencionalidad, hemos documentado intencionalidad. No parábamos de recibir niños con disparos en la cabeza y en el tórax. Se ha arrasado completamente con Gaza no hay infraestructura sanitaria, no hay infraestructura educativa, no hay infraestructura alimentaria. Se ha desplazado forzosamente a la población. Es decir, se cumplen todos los ítems de un genocidio y ya no es una cuestión ideológica».
Y añade: «He escuchado que cómo se le puede llamar a eso genocidio. Pues yo le diría a esos políticos que vayan a Gaza, que pasen 48 horas en urgencias del hospital porque muy probablemente cambiaría su opinión», afirma en sus primeras declaraciones, tras destacar, con crudeza, que el trabajo que ha realizado durante cuatro meses en Gaza se ha centrado en atender «a niños mutilados, amputados y quemados». «Si tuvieran que escuchar los llantos de las madres en los pasillos del hospital, si tuviera que atender a los niños en el suelo porque no hay camas, si tuvieran que pasar hambre, porque no hay comida… Pues yo creo que toda esta gente que niega que es un genocidio, empezando por el mayor criminal y medio hombre que es Netanyahu, cambiaría de opinión. Creo que al pasar un día o dos ahí se darían cuenta de que es una aberración«, concluye.
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