un palazzo neoclásico convertido en hotel de lujo
Imaginemos por un instante que decidimos realizar una escapada a Cagliari para sumergirnos en la apasionante esencia de la capital sarda y, a su vez, compartimos hotel con una de las familias nobles que forman parte de la historia de la ciudad. Y es que la actual condesa de Tomassini Barbarossa habita, acompañada de su mayordomo, en un lujoso apartamento emplazado en la cuarta planta del Palazzo Boyl. Convertido aproximadamente hace un año en un espectacular hotel de lujo que contempla el impresionante Golfo de Cagliari, sus herederos decidieron que la octogenaria aristócrata siguiera habitando en la misma residencia en la cual ha permanecido con su marido y toda su familia durante muchísimas décadas.
Con una vida llena de anécdotas y experiencias, la condesa aporta un aire de distinción y autenticidad al hotel. Quien sabe si, en algún momento de vuestra estancia, podéis cruzaros con esta intrigante dama en los salones o terrazas del palacio y compartir con ella relatos de los días de gloria de su familia y de la ciudad.
Palazzo Boyl, cita con el lujo y la historia
En pleno centro histórico, en el barrio del Castello, el emblemático Palazzo Boyl (palazzoboyl.com) es uno de los edificios más representativos y relevantes de la urbe. Construido en 1840 por el arquitecto Carlo Pilo Boyl, marqués de Putifigari, en el mismo lugar donde en el siglo XIII los pisanos edificaron las murallas de la ciudad, sus ventanas se asoman al mar azul de Cagliari. Concebido como un refugio para los aristócratas, en sus orígenes fue la residencia oficial de la noble familia Boyl, de procedencia palentina. Llegaron a Cerdeña en el siglo XIV siguiendo al rey Fernando de Aragón durante la conquista aragonesa de la isla (1323). En el momento de plantearse la edificación, Carlo Pilo Boyl decidió integrar una de las torres defensivas de la antigua muralla medieval en la estructura del palacio. Se trata de la Torre del León, construida a principios de 1300 por el arquitecto Giovanni Capula. Junto a ella, la Torre del Elefante y la Torre de San Pancrazio conformaban la defensa de la ciudad en el barrio de Castello. Para los más detallistas, la fachada frontal del edificio está decorada con el escudo de la Corona de Aragón, un toro (símbolo de la familia Boyl) y una manos que sostienen un mechón de cabello (en referencia a la familia Pilo). No es descabellado afirmar que contemplar desde el exterior este palacete neoclásico es algo similar a leer un libro sobre la historia de Cagliari.
En la actualidad, en el interior de la Torre del León se ha construido una lujosísima suite de 110 metros cuadrados con sobrecogedoras vistas de 360 grados sobre los tejados de la capital de la isla. Otra de sus muchas peculiaridades se observa en su fachada: no olvidéis contemplar las estatuas de mármol blanco que alegóricamente representan las cuatro estaciones. Si queréis obtener una instantánea muy instagrameable, os recomiendo acceder al balcón principal del restaurante del hotel, Gli Uffizi: las vistas sobre el puerto con las estatuas de las diosas dominando el horizonte son impagables.
Lo más recomendable es acceder al balcón principal del restaurante del hotel Gli Uffizi: las vistas sobre el puerto son impagables
En el devenir de los años, la propiedad del palacio ha cambiado de manos y funciones, pero siempre ha mantenido intacta su esencia. A finales del siglo XIX, el edificio pasó a ser de la familia Rossi, como simboliza la «R» esculpida en algunas ventanas, y, actualmente, los dueños son los condes marqueses Tomassini Barbarossa. Tras un meticuloso proceso de restauración, hace aproximadamente un año se transformó en un lujoso hotel que mira al mar, ofreciendo a sus huéspedes una experiencia única.
Un exquisito hotel donde el tiempo se detiene
Hoy Palazzo Boyl es un espléndido alojamiento de cinco estrellas que invita a sus huéspedes a dejarse mecer por el encanto que desprenden los lugares donde reside el peso de la historia. Es momento de detener el tiempo y embriagarse del hechizo de cada uno de los reyes, aristócratas, políticos y personajes ilustres que en algún momento visitaron o permanecieron en este elegante palacio a lo largo de sus casi dos siglos de vida. Uno de los encuentros más sonados de los últimos años tuvo lugar en el 2009, cuando los condes de Tommassini Barbarossa recibieron en su residencia a los príncipes Michael de Kent y Marie Christine von Reibnitz. En el último año, el hotel ha alojado a personalidades como el Premio Nobel de Economía estadounidense Robert M. Solow, así como al intérprete del presidente de la República Italiana, (también fue intérprete de Tony Blair y Barak Obama), la actriz italiana Lella Costa (comprometida con los derechos de la mujer) o la cantante de ópera lírica del Ballet Bolshoi.
Este palacete es el lugar ideal para descubrir Cagliari desde el interior de su corazón histórico, en el barrio de Castello, junto al impresionante mirador del Bastión de Saint Remy. La parte más complicada será, tal vez, decantarse por una de sus diez habitaciones temáticas: cada una de ellas es original y única y está vinculada con la antigua historia del edificio. Destacan la suite La Librería, denominada así porque allí se encontraba la antigua biblioteca del edificio; la suite El Pasaje Secreto, un pasaje que conectaba el hotel con el teatro de la ciudad por una de sus puertas y por la otra permitía que las personas que no querían ser vistas pudieran escaparse del lugar. Por su parte, el Salón de Baile es un magnífico loft de 130 metros cuadrados que, como su nombre indica, acogía los elegantes bailes celebrados en el palacio. La joya indiscutible es, sin lugar a dudas, la suite La Torre del León, ubicada en el interior de la antigua torre defensiva medieval incorporada en 1840 en la estructura del edificio por el arquitecto Caro Pilo Boyl. Su interior es pura fantasía: una estancia de 110 metros cuadrados de tres niveles decorada con un estilo bohemio y dividida en varios espacios. Entre ellos, un cine privado para dos o una gaming room. La guinda del pastel son dos espectaculares terrazas con vistas de 360 grados sobre los tejados del centro histórico de la ciudad y el golfo de los Ángeles.
La nota gastronómica proviene del experimentado chef Tommaso Sanguedolce, de la región de Puglia, que lidera los fogones del restaurante Gli Uffizi. En la segunda planta del hotel, las antiguas oficinas del palacete acogen un refinado restaurante distinguido en la guía Michelín donde se sirven recetas elaboradas con productos locales inspiradas en el Mediterráneo y en la deliciosa cocina italiana. Platos creativos maridados con una amplísima carta de vinos nacionales e internacionales. Sus salones están decorados con preciosísimos frescos y dan paso a una terraza presidida por cuatro estatuas alegóricas que representan las cuatro estaciones y contemplan la majestuosidad de una inigualable panorámica sobre el mar y el puerto de Cagliari.
Cagliari, el secreto más genuino del sur de Europa
El glamour y la sofisticación de Palazzo Boyl combina a la perfección con la riqueza histórica y cultural de la ciudad que le da cobijo. Estratégicamente ubicado en el corazón de la capital sarda, es el punto de partida perfecto para explorar este rincón del sur del Mediterráneo europeo. Aunque es la urbe más poblada de Cerdeña, su área metropolitana apenas alcanza los 450 mil habitantes. Sus dimensiones superabarcables (es posible recorrer sus sitios emblemáticos en apenas cuatro horas) y su clima templado con 300 horas de sol al año la convierten en ideal para una escapada de dos o tres días.
Cagliari se despierta cada mañana con la tranquilidad de quien sabe que no necesita demostrar nada. Su ausencia de artificio es, quizás, lo que convierte a este rincón de la isla sarda en un lugar tan auténtico. Viajar hasta ella es tan fácil como tomar un avión desde alguna de las capitales españolas y, en apenas hora y media o dos horas, aterrizar en el pequeño aeropuerto de Elmas.
A pie o en bicicleta, transitar por esta ciudad milenaria es sumergirse en un viaje al pasado para descubrir las huellas de antiguas civilizaciones como nurágicos (oriundos de Cerdeña), fenicios, cartagineses o romanos, así como de los diferentes pueblos que dominaron la dominaron como los pisanos, piamonteses, aragoneses o españoles. Como apunte adicional, los españoles gobernaron la ínsula durante casi cuatro siglos (primero la Corona de Aragón y luego la Monarquía Hispánica) entre 1326 y 1708. Tras la Guerra de Sucesión Española, Cagliari pasó a manos de los piamonteses y después se integró en el reino de Italia.
La urbe está integrada por cuatro barrios antiguos: Castello, en lo alto de una colina y rodeado por la muralla medieval, es el centro de la vida cultural con infinidad de museos. Fundado por los pisanos en el siglo XIII, destaca por sus palacios ocres, pequeños comercios y calles estrechas; Marina, en la parte de abajo, es el puerto y barrio de pescadores. Sus angostas callejuelas desembocan en la Vía Roma, la calle principal de Cagliari; Stampace, el distrito de los carpinteros y artesanos donde se encuentran joyas arqueológicas como el anfiteatro romano o el cementerio púnico más grande del Mediterráneo; y Vila Nova, el barrio de los campesinos, donde hoy se puede bucear entre una curiosa mezcolanza de antiquísimas tiendas, boutiques de diseño e infinidad de edificios de estilo Art Nouveau.
Rincones imprescindibles
Impregnarse de la esencia de esta antiquísima ciudad es crucial para entender el ritmo sosegado del sur de Europa. Para una inmersión total, recomendamos algunas citas imprescindibles que no deberían faltar en vuestra agenda de viajes:
En el barrio de Castello
El Bastión de San Remy (junto al Palazzo Boyl) ofrece una de las panorámicas más espectaculares del puerto y de la ciudad. Fue construido a finales del siglo XIX y es una de las fortificaciones más importantes de la capital de Cerdeña. Un poco más arriba, en la Piazza Palazzo, nos espera la Catedral de Santa María, construída por los pisanos en el siglo XIII. Originariamente de estilo románico, ha sufrido diversas transformaciones y alteraciones. La última de ellas tuvo lugar en 1930, cuando la antigua fachada barroca fue sustituida por la actual de estilo romano-pisano-lucchese, inspirado en la catedral de Pisa. Entre algunos de sus tesoros más relevantes se encuentran el mausoleo barroco de Martin II de Aragón, la Madonna negra del siglo XIV o los 179 nichos con reliquias de mártires cristianos que reposan en la cripta o Santuario de los Mártires, de estilo barroco. Junto a la catedral, en la Plaza Palazzo, reposan otros edificios importantes como el Palacio Real de los piamonteses y los españoles o el Palazzo di Città (antiguo ayuntamiento).
En el barrio de La Marina
Lo más recomendable es perderse entre sus coloridas y vibrantes callejuelas atestadas de vida y de iglesias. Y si el hambre acecha, qué mejor que degustar las delicias sardas, muchas a base de pescado recién capturado, en algunos de los múltiples bares y restaurantes que pueblan la zona.
En el districo de Stampace
Esconde algunos de los tesoros arqueológicos más relevantes. Entre ellos, el anfiteatro romano, ahora en desuso pero hasta hace poco sede de importantes eventos, festivales y conciertos de artistas internacionales. Data de finales del siglo I d. C y está emplazado en la colina de Buoncammino. No muy lejos de allí descubrimos la Necrópolis de Karalis, en la colina Tuvixeddu, considerada la necrópolis púnica más grande del Mediterráneo y sorprendente por su extraordinario estado de conservación. Otra peculiaridad de este barrio es la infinidad de iglesias que lo pueblan. Entre ellas, las de Santa Ana, San Miguel (jesuitas) y San Efisio (copatrón de la isla). Este templo es el punto de partida de la procesión más importante de Cagliari celebrada entre el 1 y el 4 de mayo desde hace casi cuatro siglos y también festividad en la que los sardos celebran su identidad.
La mejor excursión
Un paseo en bici desde el puerto hasta la playa de Poetto. Esta es, sin duda, una de las excursiones más atractivas de Cagliari. Aunque el recorrido también se puede realizar a pie (unos 7 kilómetros) o en bus, nosotros nos decantamos por esta atractiva opción. Tomamos el carril bici desde la Via Roma (paralela al puerto) y bordeamos toda la zona marítima hasta la playa de Poetto, conocida también como la playa de Cagliari. Esta ensenada es ideal para refrescarse y disfrutar del agradable clima cagliaritano, lejos de las masificaciones de las playas sardas más turísticas. Si sois amantes de las aves y la naturaleza, no olvidéis hacer una alto en el camino para disfrutar del impactante color rosado de las salinas del Parque Molentargius y sus hermosísimos flamencos. Otra opción para avistar estas aves tan llamativas es la Laguna de Santa Gilla, muy cerca del aeropuerto. Para los que dispongan de más tiempo, cala Mosca es un pequeña cala paradisíaca donde tan sólo acuden los habitantes de la zona y en la cual podréis sumergiros en aguas cristalinas que nada tienen que envidiar a las del mismísimo Caribe.
Miradores panorámicos
La capital sarda está integrada por nada menos que diez colinas. Desde algunas de ellas es posible deleitarse con las mejores vistas de la ciudad. En palabras de nuestro guía Simone, el castillo de San Miguel, en las afueras de la capital, es el mejor lugar para otear Cagliari desde las alturas. Si queréis recocijaros con una bellísima puesta de sol sobre las azules aguas del Golfo de los Ángeles, vuestro lugar predilecto es el Bastione de Santa Croce, en el barrio de Castello. Y para los más intrépidos, en uno de los extremos de la playa de Poetto, en el cabo de Sant’Elia, desafía al horizonte La Silla del Diablo, símbolo de Cagliari. Desde lo alto de este promontorio rocoso se despliega una fascinante panorámica sobre las cristalinas aguas que bañan la costa y el Golfo de Cagliari. Otros puntos panorámicos serían Buoncammino, una avenida arbolada que conecta la Piazza d’Armi al norte, en el barrio de Stampace, con Porta Cristina al sur, puerta de entrada a Castello. Al atardecer, el espectáculo de la puesta de sol sobre la Laguna de Santa Gilla no tiene desperdicio.
Explorar el sur de Cerdeña
Una opción muy atractiva es aprovechar vuestra estancia en la capital de la isla para explorar los alrededores. Os aconsejamos alquilar un coche por unas horas y acceder por vuestra cuenta a enclaves como las ruinas de Nora ( a unos 38 km de Cagliari). Fundada, según la leyenda, por los Tartessos y considerada una de las ciudades históricas más importantes de Cerdeña, fue habitada por nuragas, romanos y fenicios, entre otras civilizaciones. Siguiendo la carretera de la costa SS195 la panorámica del litoral sur de esta isla mediterránea es excepcional. Esta zona está mucho menos masificada que el norte y cobija bellísimas calas y playas paradisíacas como cala Cipolla, Tuerredda o Piscinni, entre muchas otras. Si disponéis de más tiempo, no descartéis una visita a la Grutta de Zuddas (las cuevas más impresionantes de Cerdeña) o al enclave de Porto Flavia, con sus antiguas minas de carbón excavadas prácticamente en la roca y vertiginosos acantilados que desafían al mar. Otra opción muy recomendable es contemplarla desde el mar y disfrutar del increíble e inmenso farallón del Pan de Azúcar.
Volvemos a Cagliari con energías renovadas para entregarnos al placer de una irrepetible puesta de sol sobre el horizonte o cenar en algunos de los genuinos restaurantes del barrio de Marina. Es entonces cuando apreciamos más aún esa atmósfera genuina que conservan los lugares que no se rinden al turismo de masas. Cagliari es uno de esos rincones del planeta que se empeña en seguir siendo fiel a su esencia y muestra orgullosa su historia milenaria y sus tradiciones ancestrales. Y, como valor añadido, nos brinda la oportunidad de abrazar un pasado no tan lejano donde la aristocracia dominaba la parte alta de la ciudad y habitaba en majestuosos edificios como el Palazzo Boyl. Un hotel desde el cual realizar una inmersión en la historia de la capital sarda y, a su vez, compartir momentos imborrables con una auténtica condesa italiana.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí

















