Un sombrero vaquero puso a la Guardia Civil tras la pista del descuartizador de Alicante
Un sombrero de cowboy puso a la Guardia Civil tras la pista del descuartizador de Torrevieja. El sospechoso aparecía ataviado de esta manera y montado en una bicicleta con una cesta en las imágenes de las cámaras de seguridad de los escenarios donde aparecía arrojando bolsas con los restos de su víctima a un contenedor. Por este motivo, los guardias fueron a por él al reconocerle cuando merodeaba en bicicleta por uno de los escenarios. La declaración de los agentes que investigaron el brutal asesinato machista cometido el 27 de octubre de 2021 centraron la segunda jornada del juicio.
[–>[–>[–>[–>Aunque el acusado, un ciudadano finlandés de 73 años, ha admitido los hechos, el juicio sigue esta semana en la Audiencia Provincial ante un jurado popular, aunque se ha reducido el número de testigos. La víctima era una mujer de 69 años de la misma nacionalidad, que hacía año y medio que comenzó una relación sentimental con el acusado.
[–>Los guardias civiles que abordaron al sospechoso en cuanto le vieron en la zona señalaron que se mostró «nervioso y evasivo» cuando empezaron a preguntarle y sospecharon aún más de él cuando les dijo que se temía que los restos hallados fueran los de su pareja. De la conversación, los investigadores tuvieron la certeza de que dentro de la vivienda todavía podían quedar más restos humanos, por lo que le convencieron para que les llevara hasta el domicilio. «He tenido grande problema con Maija», les dijo en el coche éste chapurreando en español.
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Escenario dantesco
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Los agentes se refirieron a los diferentes lugares donde fueron localizadas partes de la víctima como «un escenario dantesco». Los restos humanos fueron apareciendo repartidos en el interior de contenedores de la localidad en el interior de bolsas de basura mezclados con otros efectos personales de la víctima de la que el acusado también trataba de deshacerse, entre botes de cerveza, raquetas de badmington, bolsos, cojines, entre otros. En una de las bolsas, había una nota manuscrita y firmada por el acusado que decía «te quiero», con el dibujo de un corazón. Montado en una bicicleta con una cesta y con el sombrero vaquero, el procesado estaba deshaciéndose del cuerpo de la víctima.
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La Guardia Civil marcó en un mapa las localizaciones de todos los contenedores donde se encontraron restos, determinando que el acusado siguió un itinerario, «una ruta para la que no quiso abandonar su zona de confort», eligiendo puntos cercanos a la vivienda y, por tanto, los que mejor conocía. Según manifestaron entre un punto y otro había un pequeño reguero de manchas de sangre que les permitía reconstruir el trayecto. En el interior de distintos contenedores se localizaron las piernas y un brazo; la pelvis; las vísceras y finalmente en la vivienda de la pareja el tórax de la víctima. El brazo izquierdo y la cabeza jamás aparecieron.
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Los investigadores señalaron que el tórax estaba en el interior de un cesto de ropa envuelto en un edredón. «Tenía una maleta preparada en un patio y todo apunta a que iba a usarla para deshacerse de esta parte del cuerpo», explicó uno de los agentes. Desde la Benemérita se indicó que el sospechoso había limpiado a conciencia dentro de la vivienda para deshacerse de la sangre, aunque pudieron localizarse numerosos restos y las manchas en uno de los colchones «eran imposibles de quitar».
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La investigación reveló también que el procesado adquirió una sierra y varias bolsas en un bazar chino de la zona antes del crimen, tal y como confirmó la empleada que le atendió en ese establecimiento. La sierra no pudo localizarse, pero todo apunta a que ese fue el instrumento usado para desmembrar el cuerpo.
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El móvil del crimen por el momento no ha podido establecerse, aunque las acusaciones sostienen que tuvo una motivación de dominio sobre la mujer, así como desavenencias por temas económicos, aunque los testigos no han podido aportar mucha luz. Una vecina vio a la víctima un día antes del crimen en la puerta de la casa y le dijo «está loco», en alusión a su pareja, aunque nunca le dio la sensación de que la vida de la mujer corriera peligro.
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Las disculpas del presidente del tribunal al hijo de la víctima
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Mientras uno de los dos hijos de la mujer asesinada relataba entre lágrimas al tribunal la devastación que atravesaba su familia desde el asesinato, una manifestación se celebraba en la plaza del Ayuntamiento que causó que los pitidos de los manifestantes desde la calle interrumpieran el testimonio.
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El magistrado que preside el tribunal del jurado, José María Merlos, pidió disculpas al hijo de la víctima por las condiciones en las que se había tenido que llevar su declaración. «No es potestad de este tribunal, sino de la autoridad gubernativa competente que, sabiendo que aquí se celebran juicios y se pueden generar este tipo de situaciones, no ha tenido a bien tomar ninguna medida para evitarlo».
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La familia de la víctima sigue viviendo en Finlandia después de que ella se marchara del país para vivir en Torrevieja tras el divorcio. Los dos hijos de la mujer asesinada están personados como acusación particular a través del despacho Chapapría-Navarro Asociados. «Fue una pesadilla, me cambió la vida y mi padre recayó en el alcohol», dijo. «Mi madre era alguien muy vital y llena de vida», aseguró.
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Según su testimonio, seguían unidos a su madre a pesar la distancia, aunque no tenían ninguna relación con el acusado. El hijo ha dicho que por referencias de su tío el procesado trataba de controlarla.
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