VIOLENCIA MACHISTA | La vida sin recibir ni un euro de pensión alimenticia: «Mis hijos van con zapatos rotos mientras su padre, mi ex, se va de vacaciones»
El impago reiterado de pensiones alimenticias es, según ha dictaminado el Tribunal Supremo, una forma de violencia de género que priva de recursos económicos tanto a las mujeres como a sus hijos, lo que puede ahogar a muchas familias y a menudo perpetúa el control y la voluntad de hacer daño.
[–>[–>[–>Pese a que es un comportamiento que está presente en dos de cada diez divorcios, según los cálculos de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), las mujeres que lo sufren se sienten “solas y desamparadas”, según explica Carmen a El Periódico de Catalunya, con motivo del 25N, Día para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
[–> [–>[–>Carmen (que prefiere no revelar su verdadero nombre) se separó de su pareja en el 2012, pero no se pudo divorciar hasta 2019, porque “él no quería”. De hecho, en una de las discusiones acerca del divorcio, él le “desfiguró la cara” y casi la “mata”. Ella interpuso una denuncia por violencia de género que no acabó prosperando.
[–>[–>[–>
En el divorcio, el juez dictaminó una pensión alimenticia de 300 euros al mes, pero su exmarido no pagó desde el primer día, porque se declaró insolvente
[–>[–>[–>
Poco después, se divorciaron definitivamente y el juez otorgó la custodia de los niños, que tenían 14 años y 10 años, a Carmen, al tiempo que fijó un régimen de visitas para que pasaran los fines de semana con el padre, a quien le impuso un pago de 300 euros al mes para cubrir las necesidades básicas de ambos. Una cantidad no muy elevada, pero que él no pagó desde el primer día porque se declaró insolvente.
[–>[–>[–>Sin trabajo
[–>[–>[–>
Al principio Carmen, que nació en Colombia y se mudó a España a principios de este siglo, no pasó demasiados apuros para sacar adelante a sus hijos porque tenía trabajo. Incluso le pagaba al padre el cine o diversas actividades para que fuera con los niños los fines de semana, porque no quería que perdieran el vínculo. “Quería proteger a mis hijos y que no notaran el divorcio”, explica.
[–>[–>[–>
Ella es arquitecta y con la pandemia se quedó sin trabajo, por lo que comenzaron los aprietos económicos. “No tenía dinero ni para comprarles zapatos y renovar los rotos y eso que daba clases y cualquier cosa que me saliera, para buscarme la vida, pero llegar a fin de mes era un calvario”, relata. Entonces, se puso en contacto con su exmarido, para exigirle el pago de la pensión de alimentos y este pagó, unos 100 euros al mes, durante tan solo cinco meses. Después volvió al incumplimiento.
[–>[–>
[–>Vacaciones
[–>[–>[–>
Según Carmen, él ha rehecho su vida. Ahora tiene una pareja con la que convive, que también tiene dos hijos y, según explica ella, está trabajando. “Cobra más que yo, se hace fotos de vacaciones, mientras que nosotros no podemos permitirnos nada. Yo le digo que si son más importantes los hijos de su nueva pareja, con la que vive, que los suyos propios, pero sigue sin pagar ni un euro”, lamenta.
[–>[–>[–>
“Cobra más que yo y se hace fotos de vacaciones, mientras que nosotros no podemos permitirnos nada. Yo le digo que si son más importantes los hijos de su nueva pareja que los suyos propios, pero sigue sin pagar ni un euro”
[–>[–>[–>
Carmen no ha denunciado el impago porque “no tiene fe en la justicia ni dinero para abogados”. “Él dirá que no tiene trabajo, la sentencia no se cumple y ¿yo qué? Yo tengo que cumplir con todo. Estoy sola y desamparada”, dice con rabia.
[–>[–>[–>La situación ha mejorado en los últimos meses porque su hijo mayor ya ha alcanzado la mayoría de edad y trabaja, y ella tiene esperanza de volver al mercado laboral en enero. Sin embargo, lo que no espera es que su exmarido les pague ya ni un euro.
[–>[–>[–>
Suscríbete para seguir leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí