CAZA CORMORÁN | Polémica: Asturias vuelve a autorizar la caza del cormorán grande para salvar el salmón
La Consejería de Medio Rural y Política Agraria del Principado de Asturias ha tramitado una nueva resolución para autorizar la captura de más de 200 cormoranes hasta marzo de 2025. Es un nuevo episodio de la cruzada que libra el gobierno regional, a instancias de los pescadores, contra esta especie, a la que se culpa del descenso de las poblaciones de salmón. Los ecologistas, en cambio, critican la ausencia de criterios científicos en estas autorizaciones de caza, pues el cormorán grande está sufriendo un fuerte declive en Asturias como consecuencia de estas prácticas.
La nueva autorización, decidida durante la reunión del Consejo de los Ecosistemas Acuáticos y de la Pesca en Aguas Continentales de Asturias, permite la caza del cormorán grande en espacios protegidos, incluyendo la Red Natura 2000.
Una larga lista de casi veinte organizaciones ambientales firma un comunicado en el que exponen que “no es posible seguir autorizando la muerte de una especie que, según los últimos censos, presenta una clara tendencia negativa con 126 ejemplares menos que en 2023, marcando uno de los censos poblacionales más bajos desde que se comenzaron a registrar sus efectivos en 2008”.
De protegida a exterminable
El cormorán grande es una especie que hasta el año 2004 estaba incluida en el Anexo I de la Directiva Aves y como especie “de interés especial” dentro del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Ha pasado de estar protegida a considerarse exterminable en muy pocos años en Asturias, debido a las presiones de los pescadores, que ven un competidor en los ríos a esta ave.
Además de no tener en cuenta datos científicos, las organizaciones denuncian que el procedimiento de estas autorizaciones por parte del Principado “se hace con una absoluta falta de transparencia y participación pública, mediante resoluciones internas que no salen a información pública ni se publican en el Boletín Oficial del Principado de Asturias”, añaden estas organizaciones, entre ellas la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) o la Coordinadora Ecoloxista d’Astúries.
Según datos de la propia administración, se han sacrificado más de 3.500 ejemplares desde 2008, año en que empezó el control letal de cormorán grande. A este número habría que sumar los ejemplares que no se contabilizaron por no haber sido recogidos, bien por haber escapado heridos o por la imposibilidad de acceder a los cadáveres, por lo que el número total de aves abatidas debe ser aún mayor, aseguran.
Una medida que no da resultado
Los ecologistas afirman que el declive de cormoranes no se ve reflejado en un incremento de las poblaciones de salmónidos. Estas poblaciones de peces siguen en un marcado declive, especialmente en el caso del salmón atlántico. De acuerdo a los criterios científicos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las poblaciones de salmón están dentro de la categoría de Casi Amenazadas a nivel mundial, Vulnerable en Europa y como En Peligro en España, es decir, con un elevado riesgo de extinción.
A pesar de apostar por el control letal de cormorán grande, como medida excepcional, aunque se lleva autorizando desde 2008, no se ha conseguido frenar el declive de las poblaciones de salmónidos.
A pesar de que la caza del cormorán viene autorizándose desde 2008, no se aprecia una recuperación del salmón, según las entidades ecologistas
De hecho, según afirman, son otras las causas de la reducción de estos peces: “Los verdaderos problemas causantes del declive de truchas y salmones en los ríos son la contaminación, el furtivismo, los encauzamientos y dragados, la destrucción del bosque de ribera, la presencia de presas, de embalses y otros obstáculos que impiden el libre movimiento de los peces a lo largo de los ríos y el acceso a las zonas de freza en las cabeceras, la erosión genética de las poblaciones de peces debida a las repoblaciones, la introducción en los ríos de especies alóctonas y, la extracción, a través de la pesca deportiva, de los peces adultos reproductores que deberían ser la clave para asegurar la supervivencia de estas especies piscícolas”.
Por ello, las organizaciones conservacionistas exigen al Gobierno del Principado de Asturias el cese inmediato de la práctica de control letal de cormorán grande y que “acometa las actuaciones necesarias para asegurar la conservación de las especies autóctonas de salmónidos (trucha común y salmón atlántico)”, unas medidas que deberían incluir “la recuperación de los cauces fluviales; la eliminación de obstáculos; la persecución efectiva del furtivismo; la lucha contra la contaminación; el abandono de las repoblaciones; la reducción de los cupos de captura para la trucha y, a tenor de las evidencias científicas claramente constatadas; la declaración del salmón como especie en peligro de extinción, con el consiguiente cese total de su pesca hasta que sus poblaciones alcancen un grado de recuperación suficiente como para permitir retomar las extracciones”.
Los motivos de la caza del cormorán
En 2004, el Gobierno descatalogó el cormorán grande como especie de interés especial y lo excluyó del catálogo español de especies amenazadas, por estos motivos, según la documentación oficial:
“El alto consumo de trucha común o salmónidos en general en determinados puntos, ocasiona que los cormoranes puedan estar ejerciendo un impacto considerable sobre las poblaciones de salmónidos autóctonos, agravado por la selectividad que los cormoranes presentan por las truchas en edad reproductora, teniendo en cuenta que la invernada de los cormoranes coincide con la época reproductora de la trucha y del salmón y en la época de freza los ejemplares reproductores de estas especies muestran un comportamiento más expuesto para el depredador”.
El mismo documento aludía a otras especies supuestamente afectadas por el cormorán: “Por otro lado, no hay que olvidar su impacto sobre la anguila”, aspecto que “fue motivo de un Plan de Gestión por Reglamento Europeo, dada la apreciable disminución de las mismas en toda Europa, y este reglamento, incluye entre las posibles medidas a incluir en los obligados planes estatales de gestión de la anguila la lucha contra los depredadores”.
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