España ocupa uno de los peores puestos en competitividad fiscal
La patronal CEOE, a través de su ‘think tank’, el Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha denunciado este lunes la presión fiscal en España. Al presentar el índice de competitividad fiscal de la Tax Foundation en España, subraya que el país «ocupa una de las peores posiciones, la número 33 sobre 38 países analizados, cuando en el 2019 nos situábamos en el puesto 23″. Estas alertas se sum an a las lanzadas por ejemplo por la patronal catalana Foment del Treball, que ha hablado incluso de un «infierno fiscal».
El análisis de este organismo que preside Íñigo Fernández de Mesa y dirige Gregorio Izquierdo concluye que España es uno de los países «con mayor presión fiscal dinámica (ritmo de subidas de impuestos) de la Unión Europea (UE)». Y agregan «el problema añadido del deterioro legislativo por el abuso de la figura de enmiendas para plantear un conjunto de nuevas figuras tributarias que equivalen a una reforma fiscal encubierta, cuando cada una de ellas debería llevar su propio proyecto de ley, con informes preceptivos, trámites de audiencia y tramitación parlamentaria ordinaria».
Todo ello coincide con la intensa negociación en el Congreso mediante la que el Gobierno pretende introducir varias modificaciones tributarias que afectan desde las sociedades inmobiliarias (socimis) a los seguros de salud o perpetuar un gravamen a la banca. A juicio del IEE «es un error seguir planteando nuevas subidas impositivas cuando los impuestos en España ya son contraproducentemente elevados, si consideramos nuestra elevada presión fiscal empresarial, el nivel de esfuerzo fiscal y la superior presión fiscal normativa«.
Según esta entidad, el análisis normativo de la política tributaria de un país no puede basarse, exclusivamente, en un indicador, la presión fiscal recaudatoria, sino que tiene que hacerse con base tanto en el conjunto de indicadores disponibles como en la posición cíclica de la economía. Aseguran que en un contexto como el periodo 2018-2022 en el que la UE redujo su presión fiscal en relación al PIB en 1,1 puntos, «España incrementó su presión fiscal en 2 puntos porcentuales, a lo que habría que añadir las subidas acontecidas desde entonces».
Recaudación récord
La recaudación tributaria puede cerrar este 2024 en torno a los 295.000 millones, que es el récord histórico, lo que supone un aumento del orden del 47% (95.000 millones) en relación al 2019, cuando el PIB nominal en este periodo solo se había incrementado en un orden del 27%. Esta espiral de subidas se debe, tanto por las múltiples subidas impositivas decretadas, como por el efecto positivo de la inflación sobre la recaudación en ausencia de medidas compensatorias.
A pesar de este fuerte incremento de la recaudación, lo cierto es que el déficit público se ha incrementado, pasando del 3,1% al 3,6% del PIB, elevando consigo la deuda pública desde el 98,2% hasta el 107,7% del PIB. Como conclusión es necesario señalar que «España no tiene un problema fiscal por la insuficiencia de ingresos tributarios, sino por el aumento del gasto que excede el crecimiento de la recaudación a pesar de que esta supere el incremento del PIB», argumenta el IEE.
También destaca «la pérdida notable de competitividad fiscal» de España desde la posición anterior a la pandemia, «reflejando el efecto de las subidas de impuestos a empresas y empresarios, tendencia que el Gobierno parece decidido a mantener en la presente legislatura, con continuadas subidas de impuestos y cotizaciones sociales».
La presión fiscal normativa en España en 2024 ya es en un orden de un 17% mayor que la del promedio de la UE. De hecho, los contribuyentes españoles soportaron en el 2023 un esfuerzo fiscal (presión fiscal ajustada al nivel de renta) de un orden de un 13% superior al de la Unión Europea, que ya, de por sí, es bastante elevado en el contexto internacional, muy por encima del de otros países de la OCDE. Entre las grandes economías avanzadas ninguna presenta un esfuerzo fiscal superior al de nuestro país.
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Un problema especialmente grave en España es el de la excesiva presión fiscal empresarial que en 2022 fue del 12,2% del PIB frente al 10,4% del promedio de la UE. De hecho, las empresas españolas aportan el 32,4% del total de recaudación frente el 25,8% que en promedio aportan las empresas de la UE.
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