El ejército israelí Este lunes mató a 17 familiares de un médico de Gaza, entre ellos sus hijos, padres y hermanos, tras el bombardeo de su casa en la sitiada ciudad norteña de Beit Lahia, denunció el Ministerio de Salud de Gaza.

El médico, identificado como Hani Badran, es cardiólogo y antes de la guerra trabajaba en el Hospital Al Shifa.el más grande del enclave y uno de los primeros atacados y asaltados por el Ejército israelí.

Al menos 306 trabajadores humanitarios, en su gran mayoría palestinos, han muerto en Gaza desde el inicio de la guerra, mientras que casi 1.000 trabajadores sanitarios han muerto en Gaza y al menos 370 han sido detenidos, según cifras de la ONU de mediados de septiembre.

La casa del doctor Badran, bombardeada por aviones israelíes, estaba situada cerca del hospital Kamal Adwan, situado también en el tercio más septentrional del enclave palestino, una zona sitiada por Israel desde hace más de un mes y donde ya han muerto cerca de 2.000 habitantes de Gaza. según fuentes locales.

El director de este centro hospitalario, Husam Abu Safiya, ha dado hoy el pésame a su colega Badran y denunció que continúan sin recibir insumos médicos ni ayuda humanitaria en el norte, «a pesar de información falsa publicada en algunos medios.»

En esta guerra, al menos 516 instalaciones sanitarias han sido atacadas en Gaza, provocando 765 muertes, según datos hasta octubre de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En lo que va de lunes, al menos 46 habitantes de Gaza -30 de ellos en el norte de la Franja- han muerto en nuevos ataques israelíes, según Wafa, después de una mortífera jornada el domingo en la que otro bombardeo en Beit Lahia provocó al menos 72 fallecidos. , incluidos los niños.

En casi 13 meses y medio de guerra, más de 43.900 habitantes de Gaza han muerto, casi el 70% mujeres y niños, y más de 103.800 han resultado heridos. Además, se calcula que unas 10.000 personas permanecen bajo los escombros sin poder ser rescatadas por los equipos de emergencia debido a la intensidad de los ataques y la falta de equipamiento. EFE