DESAPARICIÓN GARLITOS BADAJOZ | El trágico final de una misteriosa desaparición en Badajoz
A Juan Carlos Olalla se le vio por última vez el pasado 7 de enero y nada se ha vuelto a saber de él. Este hombre de 46 años, vecino de la pequeña localidad de Garlitos (Badajoz), donde sus 540 habitantes prácticamente se conocen como un gran familia, salió de su casa el día después de Reyes para, según los testimonios que se barajan, marchar hasta el vecino pueblo de Sancti Spíritus, a 12 kilómetros de distancia, y de allí a Siruela, a otros 11 kilómetros. Acompañado de su pareja y de un amigo, optaron por tomar un camino más corto a través del paisaje de sierra que domina esta zona. Sus dos compañeros se dieron la vuelta en un momento dado para volver al municipio de ambos, El Risco (entre Sancti Spíritus y Garlitos), pero Juan Carlos siguió adelante y se le perdió la pista.
Nada ha vuelto a trascender de su paradero. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado intentaron hallar su rastro con especialistas, con drones y con perros en un paisaje complicado. La Guardia Civil lo describía como un hombre de 1,70 metros de estatura, con cabello moreno y barba canosa. Cierto es que la búsqueda no comenzó hasta el 25 de enero, cuando sus allegados (padre, hermanos, hijos…), residentes en Cataluña (su padre estaba fuera de forma temporal, porque vivía con Juan Carlos), habían tratado de localizarle sin ninguna fortuna y activaron la denuncia.
Los agentes no consiguieron avanzar en su paradero. En el municipio dieron finalmente por hecho que le había recogido algún vehículo en la carretera y se había marchado lejos, porque su comportamiento podía encajar con esa hipótesis.
Hasta que en la noche del pasado domingo aparecieron unos restos mortales precisamente en una zona agreste entre Sancti Spíritus y Siruela, que coincide con el trayecto que debió seguir el desaparecido. Testimonios próximos al caso indican que lo halló un cazador pasadas las seis de la tarde, ya anochecido, y dio aviso a las fuerzas de seguridad. El levantamiento del cadáver ha tenido lugar en la mañana de este lunes. Ha sido trasladado directamente al instituto forense para la realización de la autopsia, que determinará la causa de la muerte.
La Guardia Civil ha iniciado el proceso para identificar el cuerpo, en avanzado estado de descomposición. En Garlitos se da prácticamente por hecho que se trata de Juan Carlos Olalla, si bien tanto las fuerzas de seguridad como los vecinos prefieren mantenerse cautos hasta que las pruebas de identificación y la autopsia confirmen oficialmente este extremo.
«No esperábamos un desenlace así»
«De momento no tenemos nada claro, no se sabe nada, es preferible ser prudentes», ha explicado este lunes el alcalde, José Álvaro Rodríguez, que confiesa estar «muy sorprendido», como todo el municipio, donde viven varios parientes de Juan Carlos. “En verdad no esperábamos un desenlace así, es un pueblo muy tranquilo y todos pensamos que se había marchado. Me sobrecoge lo que está pasando, pero no tenemos datos concretos que nos permitan afirmar nada”, subraya el responsable municipal.
Lo que sí describe el alcalde es el lugar en el que se ha hallado el cuerpo: «una zona agreste, de monte alto, con mucha vegetación, donde no es fácil acceder. Allí sólo se celebran monterías», detalla. Así se explica que los agentes no localizaran el cuerpo cuando rastrearon la zona.
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Otros vecinos también tienen la sospecha de que el cuerpo pertenece al hombre desaparecido. «Debía de estar en un lugar de muy difícil localización porque la Guardia Civil lo buscó mucho tiempo», indican en un establecimiento, sorprendidos de que se haya localizado el cadáver casi un año después. El hecho de que se encuentre en mal estado parece abundar en la hipótesis «de que pudiera tratarse de Juan Carlos». Los forenses tendrán la última palabra.
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