Policía Municipal de Madrid destapa numerosas irregularidades en la moda de actividades de yoga con cachorros
Algunos tenían menos de nueve semanas y sufrían estrés tras sesiones de hasta 5 horas sin beber ni comer.
MADRID, 24 de noviembre (EUROPA PRESS)-
La Policía Municipal de Madrid, a través de su Comisaría de Medio Ambiente y Urbanismo (CMAU), ha llevado a cabo en los últimos meses una amplia investigación sobre la tendencia de las actividades comerciales de yoga con cachorros en la capital, destapando numerosas irregularidades relacionadas con el bienestar animal.
La denuncia inicial fue presentada hace un año por la Fundación de Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales, que alertó de posibles irregularidades en estas sesiones, que han ganado popularidad en los últimos años.
Esta práctica, importada de Estados Unidos y extendida a otros países como Canadá, Australia y Reino Unido, llegó a Madrid a finales de 2023. Con agresivas campañas publicitarias en redes sociales, especialmente dirigidas a un público de clase media alta con inclinaciones animales y estilos de vida saludables, las sesiones se realizaron en estudios de yoga ubicados en zonas céntricas y exclusivas de la ciudad.
Los cachorros de perro utilizados en estas actividades eran razas de alto valor, como Huskies, Labradors, Shiba Inus y Border Collies, seleccionadas por su impacto estético. En otras actividades detectadas en paralelo se utilizaron otros animales como gatos, hurones o cabras, con el mismo problema.
Aunque los organizadores promovieron estas jornadas como una experiencia de socialización de los animales, las investigaciones policiales han sacado a la luz numerosas irregularidades en el origen, manejo y cuidado de los cachorros.
FALTA DE DOCUMENTACIÓN Y USO COMO PLATAFORMA DE VENTAS
En varios casos se constató la ausencia de documentación legal que acreditara la trazabilidad de los cachorros. Según detalla un amplio informe publicado en el último número de la Policía Municipal, esto plantea serias dudas sobre su origen y destino, así como sobre las condiciones de transporte y atención. Además, detectaron que muchos no cumplían con los requisitos de vacunación ni con las normas de bienestar animal.
La Policía Municipal también ha señalado que los criadores implicados en estas actividades podrían estar utilizando las jornadas como plataforma de venta encubierta, lo que contradice la legislación vigente sobre centros zoológicos y centros de cría.
A día de hoy, ocho cachorros permanecen bajo custodia de los servicios municipales al no haber sido presentada la documentación requerida que acredite su propiedad, según las mismas fuentes. Además, varias de las empresas investigadas no figuraban en los registros oficiales como centros de cría o no contaban con un veterinario responsable, tal y como establece la normativa aplicable a los centros zoológicos y centros de cría.
También carecían de la documentación de transporte adecuada (documento TRACES), donde conste un libro de registro, o un documento informal que acredite de alguna manera la propiedad de los animales.
En cuanto a su mantenimiento y cuidados, hubo animales que, al carecer de documentación, debían estimar su edad en función de la erupción de la arcada dentaria, que tenía menos de 9 semanas, y a los que no se les ofreció alimento ni agua. desde las 13.30 horas hasta el final de la sesión, que podría prolongarse hasta las 18.00 horas, según instrucciones precisas recibidas por los supervisores.
IMPACTO EN EL BIENESTAR DE LOS CACHORROS
Un aspecto especialmente preocupante es el impacto que estas actividades tuvieron en el bienestar de los cachorros. El Organismo Local ha destacado que muchos de los animales operados tenían menos de nueve semanas y sufrían estrés y sobreexposición durante las sesiones, que podían durar hasta cinco horas sin acceso a agua ni comida.
El modelo de negocio de estas actividades, altamente lucrativo, se basaba en la subcontratación de estudios de yoga y personal no cualificado. Según la investigación, una empresa con sede en Francia organizaba las sesiones en colaboración con criadores y estudios locales, obteniendo un alto margen de beneficio sin tener domicilio fiscal en España. En ninguno de los casos se ha aportado todavía ningún documento contractual de dichos acuerdos.
Los precios por sesión oscilaron entre los 35 y los 40 euros, con una media de 15 a 20 asistentes por clase. Las ubicaciones se revelaron únicamente a quienes habían completado el pago, y las sesiones se organizaron de forma fija (estudios de yoga) o itinerante, incluyendo municipios fuera de Madrid.
Aunque no se han encontrado indicios de maltrato animal grave que justifiquen actuaciones delictivas, la Policía Municipal ha identificado incumplimientos administrativos suficientes como para iniciar procedimientos sancionadores. Las irregularidades detectadas incluyen falta de licencias, ausencia de supervisores calificados e incumplimiento de las normas de transporte de animales.
El caso también ha puesto de relieve la falta de regulación en torno a las prácticas comerciales que involucran animales en actividades recreativas. Así, la Policía Municipal ha instado a los organismos competentes a reforzar los controles sobre este tipo de iniciativas e investigar posibles conexiones con redes de comercio ilegal y explotaciones agrícolas masivas.
Además, la investigación ha puesto de manifiesto que los profesores de yoga contratados en estas actividades no cumplían los requisitos legales para el alta como profesionales autónomos o por cuenta ajena. Estas personas cobraron 20 euros por hora y traslado sin acreditar ningún estudio de bienestar animal.
«La actividad investigada resulta tener un margen de beneficio muy alto a un coste muy bajo para los promotores, ya que no tienen domicilio fiscal ni físico en España y los reproches legales inmediatos, si los hubiera, los asumen los estudios de yoga y los proveedores». . de animales», señalan.
Por otro lado, los agentes señalan que el público asistente, en su mayoría personas con alta sensibilidad hacia el bienestar animal, podría considerarse víctima de un engaño. Y la publicidad de estas jornadas presentaba la actividad como beneficiosa para los cachorros «sin informar de las condiciones reales en las que se encontraban los animales».
Otro elemento preocupante es la falta de criterios claros en el manejo de los animales durante las sesiones. En varios casos, los cachorros exhibieron conductas de sobreestimulación, lo que podría derivar en problemas de salud a largo plazo y pone en duda los supuestos beneficios que estas actividades podrían tener para los animales.
Las actividades observadas tampoco cumplen con los estándares de la terapia asistida con animales, que requieren personal especializado y protocolos individualizados. Según la Policía Municipal, el único objetivo de estas jornadas era el lucro económico, dejando de lado el bienestar de los cachorros.
«La falta de requisitos administrativos es un punto común a todos los casos, debiendo investigarse exhaustivamente el origen, destino y gestión integral de los centros de origen y de los responsables, para verificar posibles vínculos con redes de compra y venta de cría ilegal de cachorros. cría masiva o defraudación fiscal, entre otras. Las actividades relacionadas son incompatibles con la normativa sectorial aplicable. No son animales de terapia, ya que deben ser individualizados y contar con personal capacitado y equipos binomiales con animales especialmente seleccionados para tal fin. posible determinar cualquier otra finalidad que no sea el beneficio motivo para las partes implicadas, utilizando a los animales como señuelo», señalan.
Por todo ello, se insta a la ciudadanía a denunciar cualquier actividad sospechosa que involucre animales en contextos comerciales, para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.
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