Submer abre al mundo la nueva era de los centros de datos
La fiebre del despliegue de centros de datos ha motivado que el Gobierno esté desarrollando en España una normativa para cribar su acceso al suministro de energía. “Queremos estar en esa mesa de discusión, porque aportamos una tecnología clave en la ambición de convertirlos en actividades sostenibles”, indica Pol Valls, cofundador de Submer. Para esta deep tech con sede en Rubí, «carece de sentido que el país en el que ha nacido una solución efectiva se estén construyendo centros de datos con impacto en el territorio, mientras que los hiperescaladores ya la están implantando en otros lugares».
Han pasado nueve años desde aquel día caluroso de verano de 2015 en el que Pol Valls y Daniel Pope se encontraron en una piscina, lugar en el que surgió la idea de crear Submer. Valls, joven ingeniero emprendedor, y Pope, experto en centros de datos tras vender el suyo a Telefónica, imaginaron como solventar los problemas que presentan las instalaciones de servidores, que se están multiplicando para abordar la expansión de la Inteligencia Artificial (IA).
Los data centers ya representan el 2,5% de las emisiones de CO2, superando a la aviación, según el Foro Económico Mundial. Consumieron el 2% de la electricidad global en 2022 y alcanzarán hasta el 11% de la demanda total de energía en países como EEUU en 2030, calcula también McKinsey. A todo ello se suman los 6,6 billones de metros cúbicos de agua que se necesiatrán en 2027 para refrigerar los servidores.
Energía y agua
Valls y Pope han desarrollado e introducido en el mercado la refrigeración por inmersión. Se trata de ubicar los servidores en tanques llenos con un líquido biodegradable no conductor que absorbe el calor. Su adopción “será inevitable”, según Valls, no solo por un ahorro de hasta un 50% del consumo energético y de todo el agua, sino también porque los chips de los servidores están aumentando su potencia a un ritmo tal que ya no pueden enfriarse de manera efectiva con la tecnología tradicional que utiliza aire.
Además de disminuir a la mitad el espacio de los centros de datos, el sistema permite utilizar el calor que desprenden los chips y usarlo para otros propósitos, como la calefacción de edificios o en procesos industriales, lo que “genera sinergias con la comunidad local”, destaca Valls. Será posible asimismo “disgregar los grandes centros y situar tanques en más pequeñas localizaciones”, también allí donde no hay agua y hace calor.
Mayor inversión
Este otoño, Submer ha captado 50 millones en una tercera ronda de financiación, liderada por M&G, y servirá para seguir implantando sus soluciones en lugares tan determinantes como EE.UU. La empresa suma 120 trabajadores en su sede en Rubí y en otra planta similar en Houston. Su estructura se completa con dos laboratorios en Silicon Valley y Taiwan, en los que se interrelaciona con los desarrolladores de hardware y chips para incorporar la nueva tecnología en los centros de datos de nueva generación.
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Nuevos mercados
El mercado está acogiendo su propuesta este año con contratos por valor de 100 millones de euros. Entre sus clientes se encuentran Telefónica, ExxonMobil, la Comisión Europea, grandes centros de investigación, así como “uno de los más conocidos hiperescaladores del mundo”. La colaboración estrecha con los creadores de centros de datos abre nuevas posibilidades que Submer ya está explorando.
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