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Valvanera Ulargui, negociadora de España en Bakú: «Las cumbres climáticas deberían ser más eficientes»

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  • Publishednoviembre 22, 2024



Valvanera Ulargui, directora general de la Oficina Española de Cambio Climático, es la enviada de España para liderar las negociaciones de la cumbre del clima de Bakú. En este encuentro, la delegación española negocia tanto en solitario como en bloque con los demás países de la Unión Europea para lograr un acuerdo «ambicioso» y «realista» para impulsar la lucha climática en el mundo. «La imagen de los desastres climáticos que hemos visto este año debería ser una llamada a la acción para cerrar un acuerdo ambicioso aquí en Bakú», explica Ulargui en una entrevista con EL PERIÓDICO desde la cumbre de Azerbaiyán.  

Estamos en el penúltimo día de la cumbre y aún no se ha alcanzado un consenso claro sobre los principales temas de debate. ¿Es usted optimista con lo que saldrá de aquí?

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Hoy ha sido un día importante porque se han presentado los primeros textos de la presidencia sobre lo que serán los acuerdos de esta cumbre. Ahora es el momento de sentarse con todas las partes, de escuchar cuáles son las posiciones del resto de países y de buscar esas zonas de encuentro. Es el momento más importante de negociación política real de esta cumbre.

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«Los países del Golfo o China, receptores de los fondos climáticos desde los años 90, quizá deberían pasar a financiarlos»

¿Diría que las negociaciones están totalmente atascadas?

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No del todo. Ha habido temas en los que sí se han avanzado y que, además, interesan mucho a España, como son los temas de adaptación climática, la transición justa y las cuestiones relacionadas con el lenguaje inclusivo y el género. Sí es cierto que en los demás temas clave de este encuentro, sobre todo en mitigación y financiación, la lectura que hacemos de los borradores publicados este jueves no es positiva.

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«Los textos presentados este jueves no recogen las posiciones de consenso que ya habían empezado a surgir en los últimos días»

Hay quien dice que los documentos publicados este jueves por la presidencia de Azerbaiyán podrían ser un farol.

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Los textos presentados este jueves no recogen las posiciones de consenso que ya habían empezado a surgir en muchas de las reuniones que habíamos tenido en los últimos días. Eso al final es decepcionante porque pierdes un tiempo precioso de negociación en esta recta final. Aun así sigo siendo optimista porque estamos todos sentados en la mesa de negociación.

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El gran tema de esta cumbre es la financiación climática. Sobre todo, la necesidad de movilizar más y más fondos. ¿Europa tiene previsto ofrecer una cifra concreta con su compromiso en este aspecto?

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Europa ha sido hasta ahora el mayor contribuyente de financiación climática, queremos seguir siéndolo y queremos ir un paso más allá. En esta cumbre queremos poner una cifra encima de la mesa ambiciosa y realista. Estamos trabajando en varias líneas para conseguirlo.

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«En esta cumbre queremos poner una cifra encima de la mesa ambiciosa y realista»

Varios portavoces europeos han apelado en estos días a la necesidad de que más países sumen a la causa.

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Así es. Europa está decidida a conseguir un acuerdo ambicioso en el tema de financiación climática y está dispuesta a liderar esta causa, pero para ello necesitamos ver que también otros países van a contribuir. Porque la realidad socioeconómica ha cambiado mucho desde los años 90, cuando cerramos la Convención Marco de Cambio Climático y establecimos qué países debían contribuir a este esfuerzo global de financiación climática y cuáles debían recibirlo. Entonces, los países del Golfo o China entraban en la lista de receptores y ahora, en esta cumbre, se plantea si deberían estar también entre los contribuyentes.

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En esta cumbre no solo están dialogando entre países sino que, además, están intentando lanzar un mensaje hacia el sector financiero y la esfera privada.

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Exacto. Todos los actores tienen que ser coherentes a la hora de financiar el desarrollo, a la hora de financiar infraestructuras y sistemas energéticos. Por eso necesitamos lanzar una llamada hacia el exterior, al sistema financiero internacional, para que adapte sus mecanismos a la nueva realidad climática.

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«Europa está decidida a conseguir un acuerdo ambicioso en el tema de financiación climática y está dispuesta a liderar esta causa, pero para ello necesitamos ver que también otros países van a contribuir»

Se habla de la necesidad de movilizar fuentes alternativas de financiación y de, por ejemplo, crear ‘impuestos solidarios’ para las grandes fortunas, la aviación o el transporte marítimo. ¿Tiene España eso sobre la mesa?

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Sí. En su intervención en la cumbre de Bakú, el presidente del Gobierno cerró una alianza con varios países como Francia, Dinamarca y Kenia para crear el primer espacio de diálogo en el que pensar estas medidas. Cada vez son más los países que piden que haya una fiscalidad internacional conforme al principio de quien contamina paga. En este grupo, se estudiará cuál es la mejor fórmula para recaudar esos fondos y gravar aquellos sectores especialmente contaminantes.

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«Cada vez son más los países que reclaman una fiscalidad internacional para que pague más quien más contamina»

¿Cuándo podríamos tener alguna novedad sobre la creación de impuestos solidarios?

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Aún queda mucho para materializar esta idea, porque la cuestión es compleja, pero ya se ha empezado a estudiar. El secretario general, Antonio Guterres, también tiene un discurso muy favorable en esta cuestión y ha afirmado que se va a seguir trabajando de cara al año que viene. Creo que este año se podría avanzar bastante en cómo aterrizar esta idea de los impuestos solidarios globales. Quizás podría haber novedades importantes en la cumbre del clima del año que viene de Belén.

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Sánchez, en su discurso desde Bakú, dijo que no aplicar un gravamen específico a los combustibles fósiles equivalía a subvencionarlos. ¿Se plantea España dejar de invertir en petróleo, gas y carbón?

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Tanto en España como en Europa se está lanzando una llamada importante a dejar de subvencionar los combustibles fósiles y reconducir ese dinero a otros proyectos que tengan un interés social y un interés ambiental más importante. Los registros nos dicen que en el último año las renovables han crecido de manera importante y que los costes de los combustibles fósiles han bajado de forma importante. Quizás es el momento para dejar de subvencionarlos y para invertir en renovables.

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«Tanto en España como en Europa se está lanzando una llamada importante a dejar de subvencionar los combustibles fósiles

Varios expertos en política climática denuncian el formato de las cumbres, piden reuniones más pequeñas y, sobre todo, evitar que se alojen en petroestados como Dubái o Azerbaiyán. ¿Está usted de acuerdo con esto?

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La elección de la sede de las cumbres del clima se rige por directrices de la Convención Marco de Cambio Climático, donde se va rotando el evento en cada grupo regional. Se trata de un sistema de consenso y de respeto mutuo con lo que seguimos estando de acuerdo. Ahora bien, sí que creo que es importante analizar cómo poder hacer que las cumbres sean más eficientes. Sobre todo ahora que estamos entrando en una nueva fase del Acuerdo de París en la que ya no trabajamos en regulación sino en implementación. Quizás sí que habría darle una vuelta a cómo se celebran las cumbres, pero respetando siempre las reglas internacionales.

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«Creo que es importante analizar cómo poder hacer que las cumbres sean más eficientes»

Última pregunta, aunque quizás la más importante. Visto lo visto, ¿es usted optimista en general con cómo está avanzando la lucha climática a escala global?

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Sí. Antes del acuerdo de París el mundo se dirigía a un aumento global de las temperaturas de más de cuatro grados. Ahora, gracias a los consensos alcanzados en los últimos años, ya se han desplegado medidas que han hecho bajar esta previsión hasta los 3 grados. Aún queda mucho camino para limitar el calentamiento a los 1,5 grados de media pero soy optimista porque veo que la cosa avanza, aunque más despacio de lo que debería, y que en general vamos por el buen camino. La imagen de los desastres climáticos que hemos visto este año debería ser una llamada a la acción para cerrar un acuerdo ambicioso en Bakú.

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