La plaza Mayor de Gijón, a rebosar para recibir al 2025
La entrada al nuevo año se vivió en Gijón como una gran fiesta. La tradicional celebración en plena plaza Mayor, pese al frío y horarios acortados, volvió a saldarse con un lleno rotundo gracias a los cientos de gijoneses y turistas que quisieron recibir al 2025 bajo las voces de júbilo del DJ Dani Vieites, que se preparó un repertorio muy de fiesta de prao, con canciones bailables. Y, si bien buena parte de los asistentes no tenían previsto quedarse más allá de las dos de la mañana, la hora fijada para que dejase de sonar la música en la plaza, sí hubo varias peticiones de volver a ampliar el horario en los próximos años. “Para la juventud festejar aquí es más barato y se les que queda corto”, comentó Carmen Sardino.
Sardino y su familia son ya unos clásicos de la fiesta de Nochevieja en la plaza Mayor de Gijón y, en estos últimos años, parte de la tradición incluye ya posar en grupo para LA NUEVA ESPAÑA. Esta vez, entre amigos y parientes, formaban un grupo de 15. El más joven era Pelayo Castellanos, de seis años. La más veterana era Maricarmen Santos, de 77. Conocidos como la “Happy Family”, llevan la fiesta en la sangre por su tradición como charanga antroxera. De ahí que a los integrantes más jóvenes, según Sardino, volverse a casa a las dos “sabe a poco”. Al nuevo año, en serio, le piden salud y, más en broma, que les toque la lotería.
La inmensa mayoría de los asistentes cumplieron con la tradición de comerse las uvas y muchos aseguraron conformarse con pedirle a este 2025 buena salud. Pero no todos. “Yo me quiero sacar el carnet de conducir. A mis 48, ya es hora”, comentó la gijonesa Marta Gabancho. “Yo quiero dejar de fumar”, dijo a renglón seguido su pareja, Alejandro González. Su hija, Sara Rodríguez, que tiene 10 años, también apuesta por un 2025 más responsable: “Yo tengo que estudiar más”.
En la plaza mayor reinó el habitual mix de ambientes. Los había muy bien vestidos, con traje, faldas, tacones, pero también personas más aficionadas a la comodidad que recibieron el año en forro polar y deportivas. Festejaron juntos, también, gijoneses y turistas como María Fariña, que se vino desde Santander hasta Gijón con su pareja, Andrés Báez, y su hijo, Andrés, de diez años. “Vine hace 11 años de visita y quería volver a para poder festejarlo con mi familia”, razonó ella. “Al 2025 le pedimos que sea mejor que el 2024”, aseguró el niño.
Como los antroxeros de la “Happy Family”, despedir el año en la plaza Mayor es también tradición para el gijonés Mario Gutiérrez y la ovetense Margarita Martínez, que llevan cumpliendo puntuales con esta costumbre desde 2018. “Nos gusta mucho el ambiente y no nos molesta que la fiesta termine antes este año; no solemos quedarnos tanto”, explicaron. No son ambiciosos y al 2025 le piden salud.
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Otro gran grupo era la familia de Estela Álvarez, que se llevó a más de una decena de amigos y familiares a la plaza. “Es nuestra primera vez. Siempre solemos ir a una casa rural, pero ahora los jóvenes ya tienen una edad y prefieren algo más de fiesta. Aquí se está muy bien porque hay gente, pero tampoco demasiada”, explicó. Para quienes como ellos querían un puesto en primera fila, desde las once de la noche ya era una tarea complicada, pero las varias decenas que apuraron al filo de la medianoche para entrar al recinto pudieron encontrar hueco en los soportales. Tras las uvas, y como pie a la nueva sesión de música del DJ para las primeras dos horas de fiesta del año, sonó, como manda ya la tradición, “Gijón del alma”. Por la tarde, la plaza rozó también el lleno para las «Pequecampanadas», una sesión vespertina para el público más familiar.
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