Nacho Vidal alega ante la juez que conducía tras ser drogado en una casa de citas
El actor de cine para adultos Ignacio J. G., más conocido como Nacho Vidal, fue juzgado ayer en un Juzgado de lo Penal de Valencia por dos delitos contra la seguridad vial; conducir con el permiso retirado y además hacerlo bajo los efectos de sustancias tóxicas. El Ministerio Fiscal solicita para él sendas multas de 2.700 euros por cada uno de los dos delitos y que en concepto de responsabilidad civil indemnice a un agente de la Policía Nacional, que resultó lesionado durante la detención en octubre de 2020, con 22.000 euros.
«Cometí la negligencia de coger el coche antes de tiempo, mea culpa», reconoció Nacho Vidal ante la jueza tras aclarar que ya había realizado los cursos de recuperación de la licencia de conducir –como así acreditó documentalmente su defensa–, pero se justificó esgrimiendo que no había podido realizar el examen debido a que con motivo de la pandemia por covid no le daban fecha.
El actor porno, que solo quiso responder a las preguntas de su letrada, la penalista Mercedes Boix, alegó que ese día 3 de octubre de 2020 cogió el coche para venir de Enguera a Valencia para ir a una casa de citas. Según su argumentación, fue allí donde supuestamente le habrían drogado para robarle «4.000 euros que llevaba en cash». Dinero que portaba cuando fue parado por la policía.
Un agente de la Policía Nacional que se encontraba franco de servicio alertó al 091 al ver un vehículo que circulaba por la Gran Vía Germanías de Valencia «e forma errática». Según declaró dicho testigo, el conductor -que posteriormente fue identificado como Ignacio J. G.,– se quedaba dormido en los semáforos y realizaba cambios de carril sin sentido, poniendo en riesgo la circulación y al resto de usuarios de la vía.
Varias patrullas le dieron el alto, haciendo este caso omiso, hasta que finalmente cruzaron sus vehículos y lo hicieron detenerse en la avenida Ausiàs March. Según coincidieron todos los policías que declararon en la vista oral, el estado de Nacho Vidal mostraba que se encontraba bajo una fuerte influencia de sustancias tóxicas. De hecho, se dejaba caer sin motivo, no respondía a sus preguntas y parecía sufrir alucinaciones. «Estaba totalmente fuera de sí y muy agresivo», remarcó uno de los policías, que incluso asegura que el conductor intentaba arrancarse la piel.
Un oficial de la Policía Nacional, al tratar de sujetarlo sufrió una fractura en el bíceps por la cual estuvo un año entero de baja laboral. Por estos hechos reclama en concepto de responsabilidad civil 22.000 euros. Cifra que la defensa de Nacho Vidal considera totalmente fuera de lugar y cuya lesión que sufrió el policía atribuye a una de las caídas de su cliente y a lo que calificó de «absurda y extralimitada intervención policial».
Por su parte, Vidal, de 51 años, manifestó que apenas recuerda nada de cuando lo pararon, «solo que había muchos coches de policía cerrándome el paso». Según explicó a la jueza, se desmayó y cuando recobró el conocimiento estaba ya en el Hospital La Fe, atado a una cama y rodeado de más de una decena de policías.
Hallaron gran cantidad de éxtasis líquido en sangre
En el análisis de sangre se halló una cantidad de 0,89 mg/l de GHB (ácido gamma-hidroxibutírico), un tipo de éxtasis líquido que actúa como potente depresor del sistema nervioso y que en dosis elevadas, como la que el acusado dio, puede llevar a la pérdida de la conciencia, como explicó la forense del Instituto de Medicina Legal de Valencia.
A ello se aferra precisamente la abogada de la defensa para mantener que no puede hablarse de delito alguno ya que su patrocinado no era consciente de sus actos y tenía anuladas sus capacidades volitivas y cognitivas en el momento en el que fue parado por la policía.
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Lo que en cualquier otro tipo de ilícito penal sería suficiente como para absolver al acusado, al tratarse de delitos contra la seguridad vial el hecho de ir tan drogado que apenas podía mantenerse consciente podría jugar en su contra, hubiera él tomado de forma voluntaria dicha sustancia o si como Vidal insistió en su turno de última palabra: «me echaron algo en la copa».
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