El asalto ideológico del Gobierno al sector financiero con el ‘Libro Verde de las Finanzas Sostenibles’ – Santiago Sánchez
Él Libro Verde sobre las finanzas sostenibles presentado por el Gobierno busca, según sus propias palabras, alinear la actividad financiera, el ahorro y la actividad empresarial con sus objetivos climáticos y sociales. Este documento, elaborado por Economía e influenciado por la Transición Ecológica, no es más que un instrumento de intervención que erosiona la libertad económica, degrada la eficiencia del sistema financiero y pone en riesgo la capacidad competitiva de nuestra economía.
Al abordar temas como la orientación al ahorro, el uso instrumental del sector financiero para adoctrinar a las PYME y la amenaza de una mayor regulación, queda claro que este libro no es una solución técnica, sino más bien una manifiesto ideológico disfrazado de política pública que conviene diseccionar en partes.
El mantra del intervencionismo
El gobierno parte de una premisa falaz: que los agentes económicos son incapaces de evaluar adecuadamente los riesgos climáticos y, por tanto, asignan recursos de manera ineficaz, justificando así la intervención pública para corregir los supuestos. fallas del mercado. Los redactores del texto demuestran que no sólo ignoran el papel fundamental del mercado a la hora de analizar la información y asignar recursos de manera eficiente, sino que también subestiman la capacidad de las empresas y los consumidores para adaptarse a los cambios de forma dinámica.
en su trabajo «El uso del conocimiento en la sociedad», hayek Ya advirtió de los peligros de intentar planificar la economía desde el gobierno. Ningún planificador socialista tiene la información necesaria para superar la eficiencia del mercado. El contenido del libro ignora este principio y busca imponer una visión ideológica desde arriba, con regulaciones punitivas y la canalización forzosa del crédito hacia determinados sectores y proyectos alineados con sus intereses políticos.
Este dirigismo del ahorro contradice los principios básicos de la economía, según los cuales los agentes económicos asignan recursos de acuerdo con las señales del mercado y sus propias preferencias de riesgo y rendimiento.
Obligar al sistema financiero a dirigir recursos hacia inversiones «sostenibles», tal como lo define el Gobierno, reduce la libertad de elección de los ahorradores, pero, lo que es más grave, puede poner en peligro la rentabilidad y la estabilidad del sistema financiero. Imponer políticamente ciertas inversiones distorsiona los incentivos y conduce inevitablemente a la destrucción de valor.
La instrumentalización del sector financiero
De este documento sorprende especialmente que el Gobierno de Sánchez pretenda utilizar el sector financiero como herramienta para crear conciencia entre las PYMES sobre los «intereses del Estado», tratar como menores de edad al empresariado y a los empresarios que comprometan su patrimonio. ¡Qué bien se gestiona el dinero público sin los riesgos del sector privado!
En lugar de dedicar esfuerzos al crecimiento de las PYMES, el gobierno busca imponerles una agenda ideológicaobligándolos a adaptarse a un marco que no necesariamente responde a sus prioridades económicas o estratégicas.
Las pymes, que representan el 99% del tejido empresarial español, ya sufren cargas administrativas y burocráticas, un acceso más difícil al crédito y una carga regulatoria desproporcionada. Si se cumplen las pretensiones del gobierno, habrá otro elemento además de obstaculizará la competitividad del tejido productivo y limitará su capacidad de innovación y adaptación al mercado.
La idea de incluir las finanzas sostenibles en el Plan de Educación Financiera, en uno de los países con menor cultura financiera, es jugar a la ruleta rusa con nuestros jóvenes del Ministerio de Educación. Aún no han entendido el efecto de rechazo que todas estas medidas están generando entre la juventud española.
La reasignación de recursos basada en la ideología
Este gobierno está abducido por las teorías de mazucato y genera un ansiedad intervencionista para cambiar la asignación de recursos a través de políticas públicas, ignorando décadas de evidencia que demuestran lo contrario: las intervenciones estatales tienden a favorecer proyectos políticamente convenientes más que aquellos económicamente viables.
De hecho, el tipo de transición energética que el gobierno viene imponiendo desde hace años se asemeja a un sistema de privilegios para determinadas tecnologías y empresas, olvidando, por ejemplo, la estabilidad y continuidad del suministro que proporciona la energía nuclear, o dejando de lado la competencia y creatividad del sector privado. Los elevados costes energéticos para la industria, consecuencia de una política energética miope, ya están erosionando la competitividad de nuestras empresas frente a los competidores internacionales.
Sandbox sostenible: una ilusión regulatoria
Entre las medidas propuestas, no podía faltar una: el «sandbox sostenible». Presentado como un espacio para promover la innovación financiera en sostenibilidad, en realidad es un instrumento más de control estatal. Aunque el concepto de un caja de arena regulatoria Podría ser útil para probar nuevas ideas en un entorno controlado; en este caso se utiliza como herramienta para priorizar sólo aquellas iniciativas que se ajustan a la narrativa del gobierno.
Desde un punto de vista aséptico, introduce un sesgo peligroso en la regulación financiera, más allá de la necesaria aplicación de medidas macroprudenciales. En lugar de promover un tipo de innovación genuina y competitiva, el diseño de este sandbox lo convierte en un mecanismo para imponer una marco de pensamiento único lo que desalienta la diversidad de soluciones financieras.
Más regulación: un freno al dinamismo económico
Él Libro Verde sobre las finanzas sostenibles También anuncia la intención de introducir más regulaciones para garantizar que el sistema financiero se alinee con los objetivos del gobierno. El cargas regulatorias de Sánchez son un lastre para el dinamismo económico y una amenaza directa a la libertad empresarial. El Índice de Libertad Económica 2024 sitúa ya a España en posiciones rezagadas respecto a sus socios europeos por la carga regulatoria y fiscal que soportan las empresas o la falta de seguridad jurídica.
La experiencia internacional muestra que los sistemas financieros eficientes son aquellos que operan en un entorno de estabilidad regulatoria, respeto a los derechos de propiedad y ausencia de intervencionismo excesivo que caracteriza a este gobierno. Imponer barreras adicionales al sector financiero y empresarial es una receta segura para el estancamiento económico a largo plazo.
Conclusión: un modelo que debemos rechazar
Este libro no es una solución a los desafíos económicos y climáticos, aunque forma parte de los compromisos con Bruselas de los fondos NextGen. Es un manifiesto que prioriza la ideología sobre la realidad económica. Significa imponer un marco intervencionista, paternalista y regulatorio al sector financiero, a las PYME e incluso a los reguladores, un último legado diferido de Teresa Ribera con la aprobación del Cuerpo.
Es fundamental rechazar este modelo y abogar por políticas que respeten los principios de la economía de mercado, fomenten la innovación y permitan a las empresas y a los ciudadanos tomar decisiones basadas en sus propias prioridades. El camino hacia la servidumbre se nutre de pequeños pasos de control estatal y España no puede seguir avanzando por ese camino. La única opción viable es la batalla cultural y la lucha por un sistema económico basado en la libertad, la competencia y la eficiencia.
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