Netanyahu surfea otra crisis política por el acuerdo del alto el fuego en Gaza
Aunque el acuerdo de alto el fuego fue anunciado el miércoles, hasta la madrugada del sábado, poco más de 24 horas antes de su supuesta entrada en vigor, no se sabía si finalmente sería aprobado por todas las partes. Más de 48 horas de incertidumbre de la que dependían decenas de miles de vidas. Los motivos de tanta vacilación tienen nombres propios y residen en la Cisjordania ocupada. Son Itamar Ben Gvir, ministro de Seguridad Nacional de Israel, y Bezalel Smotrich, a cargo de la cartera de Finanzas. Ambos pueden presumir de ser los miembros más ultraderechistas del gobierno más radical de la historia del Estado hebreo, bajo la batuta del primer ministro Binyamín Netanyahu. La oposición de Ben Gvir y Smotrich al acuerdo de alto el fuego vuelve a colocar al Ejecutivo de Bibi en la cuerda floja.
[–>[–>[–>[–>Binyamín Netanyahu parece que va de crisis política en crisis política. Con la aprobación del alto el fuego, el primer ministro israelí se enfrenta a una gran disyuntiva. Por una parte, se gana el favor de una amplia mayoría de la sociedad, a la que el trauma del 7 de octubre no le impidió recomponerse momentáneamente para volver a organizarse y protestar en su contra. Una encuesta de la emisora pública Kan muestra cómo el 62% de la población apoya el acuerdo e, incluso, el 55% está a favor de que el acuerdo entre en la segunda fase, aunque eso implique el final de la guerra. El pueblo israelí quiere a sus rehenes de vuelta.
[–>Pero, por otra parte, Netanyahu se ha ganado la oposición de sus socios de extrema derecha y abiertamente antipalestinos. Los únicos políticos capaces de mantenerle en el poder, pese a su historial de corrupción y sus pleitos con la justicia, parecen estar hartándose de Bibi. Por increíble que parezca, este acuerdo, aplaudido hasta por sus socios en Washington, podría suponer el fin definitivo de Binyamín Netanyahu. Aunque su final ha sido pronosticado decenas de veces y Bibi continúa siendo el primer ministro más longevo de la Historia del Estado de Israel, su futuro, de nuevo, pende de un hilo. De Smotrich y Ben Gvir depende que no se rompa.
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Juntos son más fuertes
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Ambos líderes colonos han amenazado con abandonar la coalición si el acuerdo se aprueba. Ben Gvir considera que permitiría a Hamás rearmarse y volver a atacar a las comunidades israelíes de la frontera con Gaza. Smotrich dice que supone una catástrofe para la seguridad de Israel. Ben Gvir ya ha aclarado que su partido Poder Judío dimitiría con la simple aprobación del entente. Esa misma ha tenido lugar esta madrugada de sábado y a la que él y Smotrich han votado en contra. Ben Gvir, de momento, sigue en su puesto. Smotrich, por su parte, ha dado a Bibi un poco más de margen: su formación Sionismo Religioso abandonará el Ejecutivo al final de la primera fase del alto el fuego, es decir, en 42 días, si la tregua deja de ser temporal para pasar a ser permanente.
[–>[–>[–>[–>Tanto Ben Gvir como Smotrich quieren que la guerra en Gaza continúe hasta la eliminación de Hamás, un escenario que muchos expertos consideran imposible. Uno de los Ejércitos más poderosos del mundo, como es el israelí, lleva 15 meses intentándolo y la presión militar no ha sido capaz de desmantelar la milicia. Según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, por cada miliciano caído en combate, Hamás ha ganado otro nuevo, movido por el odio y la desesperación en medio de la miseria. Pero ambos están convencidos de que acabar con el grupo palestino es posible. Después, han prometido a sus seguidores que la ocupación del territorio palestino por parte de las tropas israelíes allanaría el camino al establecimiento de asentamientos judíos.
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Movidos por este objetivo común, Smotrich y, especialmente, Ben Gvir saben que juntos son más fuertes. Netanyahu no caerá si no lo intentan los dos. El Poder Judío de Ben Gvir cuenta con seis escaños en la Knesset, el Parlamento israelí, formado por 120 diputados. Si su formación dimitiera, reduciría la holgada mayoría parlamentaria del Gobierno a una ajustada mayoría de 68 diputados a 62. En caso de reanudarse la guerra contra Hamás, Ben Gvir ha prometido su retorno. El Sionismo Religioso de Smotrich tiene siete escaños. Su abandono, junto al previo de su socio, sí que implicaría la pérdida de la mayoría para Netanyahu.
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Aguanta la primera fase
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Los expertos auguran que el gobierno probablemente sobreviva hasta el final de la primera fase del acuerdo. Durante la última semana, Netanyahu ha mantenido intensas reuniones con Smotrich para tratar de convencerle de que no abandone el Ejecutivo. El hecho de que el líder ultraderechista le diera hasta el final de la primera etapa supuso una pequeña victoria para Bibi. Pero dentro de 42 días el primer ministro tendrá que tomar la decisión definitiva. Si retoma los combates, puede mantenerse en el poder, pero si respeta el acuerdo, el país se dirigiría a elecciones. Aunque tal vez pueda mantenerse como jefe de un gobierno minoritario, ya que los líderes de los partidos de la oposición dicen que le proporcionarán una red de seguridad política en aras de la paz.
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A su vez, Netanyahu tiene puesta la mirada en Washington. El presidente entrante Donald Trump no es partidario de la guerra, aunque su asesor de seguridad nacional declaró esta semana que Estados Unidos respaldará a Israel si necesita volver a entrar en Gaza. Pero probablemente el republicano le haya hecho grandes promesas a Bibi para convencerlo de aceptar un alto el fuego antes de su entrada en la Casa Blanca. Más allá de hacer la vista gorda con la posible anexión de la Cisjordania ocupada, Trump podría haberle ofrecido la normalización de relaciones con Arabia Saudí, una medalla que Netanyahu querrá, sin duda, incluir en su legado. No hay nada en claro, pero la única certeza es que, en 42 días, volverá, de nuevo, la incertidumbre. Si no antes.
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