En menos de 24 horas joe biden Dejará la Casa Blanca después de vivir una montaña rusa de éxitos y fracasos durante los últimos cuatro años. El demócrata deja el cargo tras haberse quitado una espina que le persigue desde el 7 de octubre de 2023, cuando comenzó el conflicto en Gaza. Este viernes, casi contrarreloj y tras seis horas de deliberación, las partes firmaron un esperado alto el fuego y la liberación de los rehenes. El acuerdo también comienza hoy, coincidiendo con las últimas horas de Biden como presidente. Ha sido «la negociación más dura de mi carrera». Es el toque final a una presidencia de cuatro años y una carrera política de 52.

Biden se marcha habiendo batido el récord presidencial en indultos, acortando las penas de 2.500 personas condenadas por delitos no violentos relacionados con las drogas y conmutando las penas de 1.500 presos en un solo día, incluidas las de 37 de los 40 condenados a muerte. Ha convertido sus condenas en cadena perpetua, una semana antes de que Trump, fiel defensor de la pena capital, llegue al poder.

Ha sido un camino duro. El presidente saliente no lo tuvo fácil cuando llegó hace cuatro años. Los efectos de la covid-19 habían dejado al país afectado económica y mentalmente, pero supo ganarse a sus votantes inicialmente con una orden que muchos esperaban desde hacía tiempo, la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán. «Los estadounidenses no deberían morir en una guerra en la que los afganos no están dispuestos a luchar por sí mismos», afirmó entonces. Lo que debería recordarse como un gran éxito en su currículum acabó siendo un desastre. Antes de la llegada de los talibanes a Kabul, el Estado Islámico atacó con bombas a un contingente estadounidense durante la evacuación y murieron un centenar de civiles, además de 13 soldados estadounidenses. El manejo de la operación hizo que los índices de aprobación del recién llegado presidente cayeran al 44%.

Ahora no son mucho mejores. Según una encuesta de CNN, su índice de aprobación se encuentra en el nivel más bajo de su mandato. Sólo el 36% de los adultos estadounidenses aprueba la forma en que ha dirigido su presidencia, criticando su gestión de la inmigración, los asuntos exteriores y la economía. Su presidencia nunca superó los sentimientos negativos sobre la situación del país, que en los últimos cuatro años ha enfrentado inflación, recuperación de la pandemia y dos conflictos armados en el exterior que han secado sus arcas y han puesto en duda los valores del país. . ante imágenes de barbarie venidas del exterior.

Sus decisiones durante la campaña electoral también disminuyeron su popularidad. A Biden le resultó difícil reconocer que ya no contaba con el apoyo necesario para la reelección. Su terquedad enajenó a muchos demócratas dentro y fuera del partido, y muchos lo culpan de que Kamala Harris no ganara. Su sucesor no tuvo tiempo de recuperar la desconexión con una parte de la sociedad que Biden arrastraba desde hacía tiempo.

De nada sirvió que lograra cancelar préstamos estudiantiles por más de cinco millones de ciudadanos perdonan más de 183 mil millones de dólares en deuda. Tampoco parece que sus medidas migratorias ayudaron a que miles de salvadoreños y venezolanos pudieran residir temporalmente en Estados Unidos, impidiendo su deportación; ni el tope que impuso al precio de diez medicamentos populares, ni la elevada creación de empleo durante su mandato, con más de 16,6 millones de nuevos empleos.

Han sido cuatro años de luces y sombras, que probablemente serán recordados como parte de la narrativa de Trump, más que por derecho propio. Pero si algo puede llevarse Biden es que siempre será uno de los estadounidenses más jóvenes en ser elegido senador, cargo con el que inició una de las carreras más largas en la política estadounidense. Sus planes a partir de ahora no están claros, pero a sus 82 años y después de los últimos cuatro que han sido agotadores, seguramente dedicará gran parte de su tiempo al descanso, aunque no tiene intención de retirarse. En entrevista, aseguró que planea seguir trabajando en política nacional e internacional a través del Centro Penn Biden para la Diplomacia y el Compromiso Global en Washington DC, y el Instituto Biden de la Universidad de Delaware. «Mantener las cosas que empezamos y que creo que podemos terminar».