TRUMP PRESIDENTE TOMA POSESION INVESTIDURA
De ser un paria inmobiliario de Nueva York, forrado de dinero, pero huérfano de reputación y henchido de complejos, a presidir Estados Unidos, por segunda vez y con un respaldo abrumador, a pesar de su condena penal. Donald Trump llega a hoy a la Casa Blanca, exultante y más fuerte que nunca, con la confianza de la coalición de votantes que le apoyó en noviembre y con el reconocimiento de buena parte de las elites económicas, sociales y culturales del país. Estas, sean del color político que sean, se acercan a él por convicción y por conveniencia. Trump es ahora el político que más mola, también para los mercados financieros -que andan desbocados- y para la comunidad internacional. Hasta China manda hoy un enviado especial a la ceremonia de investidura, que se celebrará dentro del Capitolio -ese lugar que se asaltó hace cuatro años- por el frío.
[–>[–>[–>[–>La gran incógnita es qué versión va a mostrar desde ya el hombre de las mil caras, que tiene una agenda política y económica conservadora muy definida, tanto en su país como en el exterior. Su América, siempre primero y siempre en el centro, aspira a ser una potencia más próspera y menos verde. Que marque el rumbo, coopere con los aliados y castigue al enemigo, pero sin vocación de ser el apaga fuegos internacional.
[–>Trump ejecutará esta agenda, pero el grado de profundidad de la misma está por determinar, igual que su impacto. En todo caso, no es necesario temer ni angustiarse en exceso, al menos todavía. EEUU es un país serio, que tiene los contrapesos necesarios al poder presidencial, por muy absoluto que pueda parecer. En este contexto, cabe esperar al Trump marrullero, antes que al Trump estadista, abonado más a gestos simbólicos que a medidas apocalípticas de gran calado, y rendido a la política como forma de espectáculo. Bien lo saben los expresentadores de la cadena de televisión Fox que le acompañan en su círculo más íntimo.
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Con todo, es indudable que el republicano cambiará el mundo y dejará su huella, tanto por acción como por reacción, porque cuatro años es media vida. Pero no parece que vaya a ser tan dramático como los fatalistas pronostican. Prepárense, que comienza la partida.
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