Vivo con la angustia de si va a conseguir salir para quitarse la vida
«Necesito parar ya», le confesó a Lucía Soliño Germade su hija. La menor, de 16 años, encadena ingresos y tratamientos desde septiembre de 2021 y, en la actualidad, padece un cuadro de depresión persistente «que la está invalidando totalmente». El sufrimiento acumulado es «tremendo» y ella no ve otra opción que ponerle fin a su vida. Sabe que en la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Álvaro Cunqueiro, en la que lleva hospitalizada desde febrero, no se lo van a permitir. Así que busca la manera de escaparse. El pasado fin de semana lo intentó en dos ocasiones. El personal lo evitó y no hubo consecuencias. «Vivo con la angustia de si lo va a conseguir», destaca su madre, que considera insuficientes los profesionales que cuidan de los seis pacientes —»no son enfermos al uso», resalta—. Sobre todo, por las tardes y los fines de semana, con una enfermera y dos técnicas de cuidados auxiliares de enfermería. Los sindicatos son de la misma opinión. Ya han reclamado más personal formalmente en varias ocasiones, a iniciativa de CIG-Saúde.
[–>[–>[–>[–>La hija de Lucía tiene activado el alto riesgo de fuga y la han trasladado cerca del control desde hace más de una semana. Está pendiente de las oportunidades que le permitan salir. El viernes lo intentó cuando se abrió la puerta de la unidad para dejar pasar a la máquina de la limpieza. La placó la psiquiatra al verla correr. El sábado aprovechó que otras dos pacientes entraron en crisis. «En medio del jaleo, dijo ‘Esta es la mía’», narra la madre. Corrió al control a buscar el botón que abriera la puerta. El personal se lo impidió.
[–>«Es que no damos para más. ¿Qué hacemos?», recuerda Lucía que se disculpó una de las sanitarias. Ella las entiende. Las ve «desbordadas». «Con la dinámica de crisis continua de los pacientes que están allí, con tres personas es imposible», sostiene Lucía. Los sindicatos piden, al menos, un profesional más, como tienen en Santiago. Allí, el cuarto es un celador. Aquí apuestan por una TCAE más.
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Los dos días siguientes, su hija estuvo con contención «más de lo que debería». «El principal problema de la unidad es la falta de personal suficiente para acompañarles y que no sean necesarias estas medidas», sostiene.
[–>[–>[–>[–>Largo periplo
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La hija de Lucía ya ha pasado por todos los dispositivos posibles. Un primer ingreso —septiembre de 2021— en habitaciones de Pediatría por un trastorno de conducta alimentaria muy grave. Reclamación mediante, consiguieron trasladarla a la unidad de Santiago —por aquel entonces, la única en Galicia—. En enero de 2022 le dieron el alta y pasó al hospital de día del Nicolás Peña. Volvió a recaer e ingresó en adultos del Cunqueiro. «Una pesadilla». Regresó a Santiago, al Nicolás Peña y, de nuevo, al Cunqueiro, en febrero de 2024. Esta vez en la nueva unidad infanto-juvenil. «Lo mejor hasta ahora; está en un sitio amable, pero tienen que dotarlo», opina. Sin aula en verano, sin docente tampoco en el inicio de curso, tuvieron poca actividad. Vio empeorar a su hija, que no pone un pie fuera de la unidad —es decir, que no ve a sus dos hermanos— desde septiembre.
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Lucía es consciente de que el caso de su hija «es muy complejo» y que el equipo médico «está muy involucrado» y «haciendo todo lo que puede». Relata que incluso se pusieron en contacto con otros hospitales en busca de una terapia más efectiva. «Nunca dejan de intentarlo, piden autorizaciones para probar nuevos tratamientos y escuchan lo que proponemos», agradece. También les da las gracias por mantenerla en la unidad con 16 años, edad en la que Galicia considera a los pacientes adultos e ingresan en la planta de Psiquiatría pero sin poder salir de la habitación, para no coincidir con mayores de edad. A ella la mantienen en la unidad infanto-juvenil porque los cumplió estando allí ingresada. Sanidade se comprometió el año pasado a elevar la edad hasta los 18 en su nuevo plan de salud mental, porque solo en Galicia y Asturias se da esta situación. La consellería trabaja en el diseño del nuevo plan cuatrianual —caducado el anterior en 2024— y asegura que supondrá «un aumento considerable de los recursos».
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