Melania, la primera dama
Reconozco que soy un fiel madridista desde que siendo adolescente entré a formar parte de la entidad blanca como portero o guardameta de sus equipos infantil (“Sánchís”) y juvenil (Real Madrid C).
[–>[–>[–>[–>De los catorce a los diecisiete años formé parte de ese grandísimo club de fútbol que me permitió debutar en la final de la Copa Ramón Triana y parar un penalti en el campo de Vallecas -que entonces era de tierra- y también entrenar una vez al mes -mañanas de los jueves- en el mismísimo Estadio Santiago Bernabéu junto a la primera plantilla del Real Madrid (teniendo a “Pirri”, Zoco, Amancio, Serena, Gento… de compañeros), que ganaría la sexta Copa de Europa en aquel mayo de 1966. Ese tiempo fue toda una experiencia vital que quedó en mi memoria para siempre.
[–>Se podría decir que durante unos años fui todo un inquilino de la ‘Casa Blanca’ pero no en Washington si no en la ‘sucursal’ de Madrid. La White House americana la ocupaba entonces el presidente Lyndon B. Johnson siendo su esposa Lady Bird primera dama. Hoy, sesenta años después, el inquilino es Donald J. Trump nuevo presidente de los Estados Unidos de América acompañado por una muy bella primera dama llamada Melania que es su esposa desde 2005 y madre de su hijo Barron William.
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La exmodelo eslovena-estadounidense llega a la residencia de nuevo para este segundo y último mandato de su marido al frente de la nación más poderosa del mundo. Y desde el primer momento se ha empezado a especular sobre cómo se va a mostrar ante la opinión pública mundial.
[–>[–>[–>[–>¿Se han parado a pensar que fue de Melania Trump cuando Joe Biden asumió la presidencia en 2021? ¿Supieron algo de ella en esos cuatro años?… Más del 90% de los entrevistados han respondido que no y por eso ella es protagonista de tantas cábalas y comentarios. ¿Qué actitud o comportamiento adoptará en este su ‘segundo’ mandato?
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De salida ya ha hecho gala de su enorme carisma. A pesar de ser muy alta -un metro ochenta- utilizó un calzado con grandes tacones para, físicamente, estar a la altura del presidente durante toda la ceremonia.
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En segundo lugar, eligió un abrigo en color azul oscuro que complementó intencionadamente con un sombrero de ‘ala ancha’ del mismo color que pronto sería conocido en todo el mundo porque impidió que su marido pudiera acercarse a ella para besarla. Todo quedó en un ósculo al aire.
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Y finalmente, una Melania Trump espectacular en el baile presidencial con gargantilla negra y brillante sobre su cuello y un ajustado vestido blanco con escote ‘palabra de honor’, abertura en la falda y adornado con banda en zig-zag de color negro… Estoy plenamente convencido de que en estos cuatro próximos años la esposa del presidente será protagonista en muchos momentos.
[–>[–>[–>[–>Haciendo historia desde los años sesenta hasta aquí la gran mayoría de las mujeres de los presidentes alcanzaron gran popularidad a nivel mundial. La lista la podría encabezar Jacqueline Kennedy que perdió a su esposo en el atentado de Dallas del 22 de noviembre de 1963 en Dallas. Más tarde se unió al armador griego Aristóteles Onassis.
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Junto a ‘Jackie’ también demostraron su gran valía Betty Ford (bailarina y empresaria) y Nancy Reagan (actriz). También han destacado Hillary Clinton (abogada, diplomática, política, escritora y “sufridora” con su marido por culpa de una becaria que se hizo famosa), y Michelle Obama (abogada y escritora que se negó a acudir la ceremonia de investidura de Trump por sus ideas contrarias con el nuevo presidente o quizás, por la actriz Jennifer Aniston al crecer los rumores de idilio con su marido Barack Obama).
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De la última y predecesora de Melania, la casi invisible Jill Biden -siempre pendiente de Joe- decirles que ha sido la única primera dama que ha mantenido un trabajo “remunerado” fuera de la Casa Blanca al ser profesora universitaria.
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Abogadas, escritoras, actrices, empresarias y docentes… parece que las compañeras de vida de los presidentes norteamericanos han sido y son mucho más populares que las esposas y parejas de nuestros políticos de renombre. La mujer española sigue luchando por su valoración y estatus equitativo con el hombre y creo que lo está consiguiendo aunque el camino está siendo demasiado largo para ella.
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A propósito de esto último y puesto que empezaba hablando de ‘mi’ Real Madrid debo criticar -de manera constructiva- que en la nueva Junta Directiva compuesta por un total de diecinueve miembros tan sólo haya una mujer, Catalina Miñarro, que es licenciada en Derecho, abogada del Estado y alta ejecutiva en la empresa ACS… ¡casi nada! Esto es algo que se lo tienen que hacer ver Florentino Pérez y sus cuatro vicepresidentes.
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Como ciudadano de a pie y escribiendo para el pueblo, sin ideologías de ningún tipo ni colores de ninguna clase, creo sinceramente que de unos años a esta parte el salto cualitativo que ha dado la mujer española ha sido realmente importante y además, a todos los niveles.
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En muchos y variados ámbitos como la cultura (arte, cine, música, etc.), la comunicación, el deporte, la política y hasta en las más altas esferas de la nación parece que nuestras mujeres van saliendo poco a poco de un injusto ostracismo ancestral en el que estaban sumidas a diferencia de lo que ocurría en otros muchos países… Y confieso que me alegro porque quizás (por mis años y la educación recibida), puede que esté algo “chapado a la antigua” pero no por ello soy machista ni absolutamente ultra de nada. Siempre me gustó aquél instante en que la novia Letizia Ortíz le espetó al Príncipe Felipe: “…¡Pero déjame hablar a mí!”
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Quizás hoy en día no tenemos figuras como Agustina de Aragón, Mariana Pineda, María Pita, Manuela Malasaña y alguna más de las consideradas históricamente como ‘heroínas’ de nuestra nación. Pero -y repito- sin colores ni ideologías, debo confesarles que me gusta y admiro la valentía de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso que siendo mujer se enfrenta a todo como Gary Cooper en “Solo ante el peligro”. Y también la rotundidad con la que habla la diputada Cayetana Álvarez de Toledo atreviéndose a decir lo que muchos de sus compañeros de formación política jamás se atreverían a hacerlo por miedo a perder su escaño, empleo y sueldo.
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Sin quitarme la ropa y muy en la línea de mis dos libros publicados (“Desnudo Integral” y “La Cuneta al Desnudo”), les aseguro que estoy harto de escuchar un día sí y otro también, las noticias y fakes de los señores Ábalos, Koldo, Aldama, Mazón, de las ayudas que no llegan y de la señora y el hermano del presidente así como también del “novio de la señora Ayuso”… por no seguir.
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Y mirando hacia casa y cuando el mes de enero está en su recta final, culmina la reforma de la Plaza de Abastos de Villaviciosa y su entorno al tiempo que se retrasa hasta el próximo mes de abril la instalación de la maqueta de bronce frente a la fachada del Teatro Riera. Por otro lado, con esperanza y confianza espero y deseo que la reunión del Foro de la Ría de Villaviciosa del próximo día 30 aporte consenso y soluciones por el bien de ella y de todos nosotros.
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Noticia: me han subido la pensión y me dicen que el mes que viene me la bajarán descontando la subida de este mes. Unos y otros están empeñados en tenernos hartos y ‘hasta el moño’. Preferiría “Un mundo feliz” título de la novela de Aldous Huxley que fue uno de los primeros libros que leí. Todo sería mucho mejor.
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Y también lo sería si las noticias y reportajes fuesen de otra forma. Sin engaños, intereses creados, servilismo, ‘fake news’ y sin tanta mala ‘milk’. Que la información tuviera aire limpio, sin contaminar y que se ofreciese con un nuevo diseño o estilo. Pero me dicen que parezco “Antoñita la Fantástica” y que siglos atrás ya lo dejó bien claro Calderón de la Barca con aquel poema que terminaba con la popular frase “…Y los sueños, sueños son”.
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Pero déjenme soñar que no cuesta nada. Si esta semana pudiera escoger a alguien me quedaría (y sólo como amiga para los mal pensados), con la nueva primera dama de los Estados Unidos de América. Por su presencia, por su clase y hasta por su silencio. Me quedaría con Melania Trump aunque no pueda ver sus preciosos ojos azules por culpa del sombrero de ‘ala ancha’. Pero me temo que míster Donald, el nuevo presidente, seguro que no me dejaría ni tan siquiera con el simple intento de acercarme a ella. Además, tampoco hablo esloveno.
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